Egipto
«Este mundo no se merecía tu cariño»
Los rostros de la tragedia
Se llamaba Samar Ezz Eldin y era una joven de 27 años que trabajaba como auxiliar en el Airbus A320 que se precipitó al océano durante la ruta París-El Cairo. Se acababa de casar y estaba pensando en dejar el trabajo para ser madre. Ella fue una de las primeras víctimas en ser identificada.
A medida que los familiares, los cuales ya se encuentran la mayoría en Egipto, van recibiendo la confirmación del fallecimiento de sus allegados con la ayuda de los psicólogos que tienen a su disposición, comienzan a trascender detalles de sus historias personales que no hacen sino agrandar la dimensión de la tragedia. Ahmed Helal, francés de origen egipcio, quería reunirse con sus seres queridos y era director de la fábrica de Procter & Gamble en Amiens, en la que recibió a Emmanuel Macron. Los trabajadores de su empresa dicen estar consternados. Mohammed Mamdouh Assem, el copiloto del vuelo, había soñado con ponerse a los mandos de un avión desde los cinco años (en el accidente tenía 24) y su familia había invertido todos sus ahorros para que su hijo tuviese la oportunidad de hacerlo, por muy caras que fueran las academias de vuelo en Egipto. «Este mundo no se merecía tu cariño ni tu generosidad», escribía una amiga en las redes sociales, «volveremos a encontrarnos, mi amigo, mi hermano. Espérame». Un cariño que también recibía el capitán, Mohamed Said Ali Shoukair, que, días antes de la tragedia, había realizado una fiesta para celebrar su ascenso a «piloto senior» con sus colegas de su etapa estudiantil.
Vidas truncadas como las de Mervat Zakaria, compañera de la azafata Samar Ezz Eldin, que deja atrás a una hija. Uno de los pasajeros, el inglés Richard Osman, un geólogo que viajaba a El Cairo por motivos laborales, acababa de ser padre por segunda vez. Historias conmovedoras similares a la de Abdel Mohsen al-Sohaili, un economista kuwaití que viajaba a El Cairo para disfrutar de unas merecidas vacaciones. Nancy Okail, directora ejecutiva del Instituto Tahir, supo a través de Facebook que uno de sus mejores amigos de infancia viajaba en el siniestrado MS804 junto a su mujer y sus padres, y que dejaba atrás a dos hijas. Mahamat Seitchi, otro de los 66 rostros del desastre, era estudiante de una academia militar francesa y se dirigía al funeral de su madre.
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