Europa

Ankara

«Esto es algo nuevo, no es comparable a las revueltas árabes ni a las de Europa»

Los concentrados en el parque de Gezi se organizan para resistir
Los concentrados en el parque de Gezi se organizan para resistirlarazon

En una semana de vida, el movimiento de protesta turco ya tiene sus símbolos y sus consignas, que reflejan el espíritu y el imaginario colectivo de esta «revolución» a medio camino entre la Primavera Árabe y los movimientos «Occupy» occidentales. «Turquía siempre ha estado en el medio de dos mundos, entre Oriente y Occidente, y ahora también estamos creando algo que no es comparable ni a las revueltas árabes ni a los ''Occupy'' de Europa o EEUU», explica Ekim, un joven universitario, a LA RAZÓN. «Esto es algo diferente y nuevo, aunque se enmarca en el contexto general que se está viviendo en todo el mundo». Muchos en la acampada del parque Gezi se sienten parte de una «rebelión» global que va más allá del Gobierno turco: es una contestación contra la autoridad y el estallido de la rabia ciudadana, pero al mismo tiempo se dota de una identidad propia y particular que distingue «Occupy Gezi», como se conoce en las redes sociales.

El derviche que lleva una máscara de gas refleja ese carácter nacionalista de la protesta, ya que estos bailarines son típicos de Turquía y un símbolo de su cultura tradicional, menos ortodoxa que el islam promovido por el partido gobernante, el AKP. No sólo en las pancartas y en las pegatinas que se reparten en Taksim están retratados con sus grandes faldas de colores, que llevan una máscara para protegerse de los gases lacrimógenos, sino que también hacen su aparición en carne y hueso en la plaza. Las máscaras de gas son el símbolo de la violencia ejercida por la Policía para reprimir las protestas, y que sigue siendo empleada en Ankara, donde se registran incidentes a diario.

La máscara es la imagen de las protestas, y la palabra que se ha convertido en «trending topic» en las redes sociales y se puede ver en muros y pancartas es «çapulu», tal y como Erdogan calificó a los manifestantes en su primera alocución tras estallar la crisis. Significa «vándalo» o «saqueador» y los jóvenes lo llevan escrito en sus camisetas con orgullo, en pegatinas y pines, e incluso existe ya un verbo –«çapuling»– para referirse a manifestarse y ocupar la plaza, donde el humor y la imaginación sirven para enfrentarse al futuro incierto que tiene por delante el movimiento brotado en Gezi.