Primera vuelta
El sistema electoral, la mejor baza de Macron para dominar la futura Asamblea Nacional
El modelo mayoritario a dos vueltas infla la representación parlamentaria de los grandes partidos y castiga a los pequeños
Las elecciones legislativas francesas, que el próximo domingo celebran su primera vuelta, se hacen bajo un sistema muy criticado porque beneficia a los grandes partidos, aunque por ahora no hay voluntad política de cambiarlo.
El sistema mayoritario uninominal a dos vueltas hace que en cada una de los 577 circunscripciones se elija a un diputado. Si en la primera vuelta nadie obtiene la mayoría absoluta (algo que ocurre casi siempre), a la segunda pasan los que hayan obtenido al menos un 12,5 % de los votos, que casi siempre son solamente dos.
Este sistema “ha favorecido hasta ahora a los partidos grandes”, resume a Efe Aurélia Troupel, politóloga y experta en sistemas electorales de la Universidad de Montpellier. Para Rida Laraki, investigador del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS), el actual método “no es un buen sistema, está lleno de defectos”.
Por ejemplo, el partido del presidente,Emmanuel Macron, y sus formaciones aliadas obtuvieron en la primera vuelta de 2017 el 32,32% de los votos, lo que le permitió pasar a la segunda vuelta en la mayoría de las circunscripciones y lograr una abrumadora mayoría absoluta con 356 diputados (61,7% del total).
En cambio, el conservador Los Republicanos logró el 21,57% de los votos en la primera ronda, con lo que pudo enviar menos candidatos a la segunda y al final se quedó en 135 escaños (23,4%).
El peor parado fue el Frente Nacional (ahora Reagrupación Nacional, RN) de Marine Le Pen, que con un 13,2% de los votos en la primera vuelta solo pudo conseguir 8 diputados (1,4% del total), debido también en parte al cordón sanitario de las demás fuerzas políticas contra la ultraderecha.
El Partido Socialista consiguió 42 legisladores (7,3 % de la Asamblea) tras lograr el 9,51% de los votos en la primera ronda.
Por este motivo, el RN y Le Pen, aunque también otros partidos más pequeños, llevan décadas clamando por la instauración de un sistema proporcional o al menos mixto.
Además, desde que en 2002 se pasó a los mandatos presidenciales de cinco años (antes eran siete) y se sincronizaron ambas elecciones con apenas dos meses de diferencia, los jefes de Estado recién votados aprovechan su tirón para pedir una mayoría legislativa para gobernar, so pena de caos político, lo que les da un empujón extra en la votación a la Asamblea Nacional.
Le Pen insistió este martes en un acto electoral en la pequeña localidad de Corbeilles (centro) en que “hay que crear un auténtico contrapoder a Macron”.
Laraki, ingeniero especializado en teoría de juegos que trabaja en el análisis comparativo de sistemas electorales y el diseño de nuevos métodos, asegura que los votantes franceses “quieren otra forma de expresar sus preferencias”. Recuerda en este sentido que en la segunda vuelta de las presidenciales de abril hubo tres millones de votos en blanco o nulos (un 8,66% del total).
Aunque Macron dijo en la campaña presidencial que no descartaba buscar alguna forma de proporcionalidad, a fin de que lograr una mayor representatividad democrática de la Asamblea Nacional, Troupel considera que no hay voluntad política real de aplicar cambios. “Creo que solo son palabras, no creo que haya cambios”, insiste, ya que opina que el método favorece al actual Gobierno, que “no tiene ningún interés” en modificarlo.
Laraki tampoco ve voluntad política para usar un sistema mejor. El problema reside en que los partidos políticos “solo piden el cambio cuando les interesa”, asegura. Por ello, cree que solo la movilización ciudadana logrará que haya movimiento en este tema.
La excepción de 1986
El sistema proporcional se ha aplicado una sola vez durante la V República, en 1986, y propició que el FN lograra su mejor resultado hasta entonces, con 35 diputados, lo que le permitió formar por primera vez un grupo parlamentario.
En esa ocasión, el entonces presidente, François Miterrand, impulsó el cambio para intentar frenar el ascenso de la derecha, aunque no lo consiguió y el Partido Socialista fue derrotado y el nuevo Gobierno volvió al método mayoritario.
Sin embargo, entre el actual sistema mayoritario a dos vueltas y el proporcional puro hay varias posibilidades de métodos mixtos. Laraki destaca por su eficacia el sistema biproporcional, que se aplica desde hace pocos años en diez cantones suizos. Aún así, insiste en que “la democracia no es solo un sistema ni una fórmula matemática”.
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