Política

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Excluir a los terroristas

La Razón
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El Tratado de Schengen permite a los ciudadanos de los países de la UE moverse por la zona sin controles de pasaporte. Pero en tiempos de problemas de seguridad nacional y guerra, el balance entre libertad y seguridad es difícil. Y puede ser regulado de distintas maneras. Por ejemplo, el asunto de la seguridad ha sido considerado de alta importancia en EE UU más que en la UE comparando las medidas adoptadas hasta ahora. Después de los horribles ataques terroristas en París, se ha abierto un debate político al más alto nivel. No está excluido que el balance entre libertad y seguridad pueda ser revisado también en la UE, donde la zona Schengen es una isla de libertad de movimiento para los europeos. Desde su adopción, como el euro, el Tratado Schengen ha sido un asunto divisorio con gran importancia política. Por un lado, era apoyado por los partidos a favor de la integración europea de cara a su dimensión federal. En el otro provocaba un desencuentro entre los euroescépticos, los nacionalistas y algunos segmentos de la opinión pública (no sólo conservadores y xenófobos) en cuanto a terrorismo y problemas de seguridad en general. El largo camino hacia la inclusión no se debe recorrer en poco espacio de tiempo. Ésa es la razón por la cual, en tiempos difíciles, medidas más duras de seguridad pueden ser aceptadas y hasta deseadas. Aun así, estas medidas no tienen que marcar el camino exclusivo de la tensión en las sociedades europeas. A los únicos a los que hay que excluir es a los terroristas, no a los inmigrantes y a los refugiados políticos que hayan huido de los países más sospechosos. La inclusión es la única posible respuesta para las democracias. Hay alternativas en la manera de afrontar estos problemas, respetando el derecho a la libertad. Primero al aplicar el reconocimiento mutuo, como se hizo durante la integración europea. En lugar de cerrar las fronteras nacionales, fijar niveles de control común puede ser la solución para salvaguardar la seguridad sin perder el marco europeo. En segundo lugar, el uso de la fuente más poderosa de la UE hasta ahora. El uso del «poder blando» para disuadir a aquellos países que alimentan el terrorismo.

*Profesor en la Universidad Luiss de Roma