Estados Unidos
«Existe descontento con el bipartidismo»
El pequeño Estado de Iowa da hoy el pistoletazo de salida a las primarias para elegir candidato presidencial con dos «outsiders» en el punto de mira. Trump y el «socialista» Sanders, que recaudó 20 millones de dólares en enero, se han visto impulsados por el enfado del americano medio con el «establishment»
El pequeño Estado de Iowa da hoy el pistoletazo de salida a las primarias para elegir candidato presidencial con dos «outsiders» en el punto de mira
John Marchioro tiene dudas. No es el único. Hoy se da el pistoletazo de salida a las elecciones primarias de los partidos Republicano y Demócrata en EE UU con una población indecisa sometida a un bombardeo propagandístico excepcional de los candidatos. John, un votante independiente, asegura a LA RAZÓN haber acudido a mítines del magnate Donald Trump, al tiempo que confiesa que también le gusta escuchar al izquierdista Bernie Sanders, que compite por la nominación demócrata con Hillary Clinton. Los intereses contrapuestos revelan la absoluta esquizofrenia política que se ha instalado, cuya explicación hay que buscarla en los mensajes populistas que lanzan ambos candidatos de ideologías tan opuestas, unos mensajes que han conseguido calar entre los estadounidenses.
«El Partido Republicano es consciente de que Trump ha conseguido atraer la atención de nuevos votantes», explica Marchioro, quien reconoce que Trump «ha hecho comentarios desafortunados, algunos sexistas, pero también es el único capaz de movilizar a cinco millones de personas. Podría ser otro Reagan en el sentido de conseguir que sean unas elecciones con mucha participación», añade horas antes de iniciarse la votación de Iowa.
El planteamiento de este hombre de 55 años no va desencaminado a la hora de reflejar la dicotomía existente en el seno de los conservadores en relación a lo que representa el millonario deslenguado. Entre hoy y hasta el 14 de junio, el multimillonario deberá demostrar que es capaz de traducir en votos su popularidad en las encuestas. Según el último sondeo del diario «Des Moines Register» y Bloomberg, Trump aventajaba al senador Ted Cruz en cinco puntos (28% frente a 23%), mientras Marco Rubio seguía tercero con el 15%. «Tenéis que ir a votar», pedía ayer Trump a sus seguidores antes de confesar que nunca imaginó «liderar las encuestas en Iowa». «Soy alguien que sabe cómo ganar, pero nunca pensé que lideraría por 24 puntos en diferentes Estados», añadió. Tampoco desaprovechó la oportunidad ante los medios para lanzar dardos envenenados contra Cruz, quien conservaba ayer oportunidades de vencer en Iowa. «Ted es un mentiroso total», zanjó.
En el «ring» demócrata los sondeos también estaban apretados. La ex secretaria de Estado Hillary Clinton superaba sólo en tres puntos al senador Sanders (45% y 42% respectivamente). Sanders y Trump, dos «extraños» del «establishment» de la política de Washington, han acaparado una atención inusitada con sus discursos rebeldes. Simon Conway, presentador de un prestigioso programa político en la radio de Iowa, explica a LA RAZÓN por qué en Iowa tanto Trump como Sanders han generado tanta expectación: «Hay mucho enfado en este país en los dos lados. Vemos a Donald Trump arriba en las encuestas en el lado republicano, y a Bernie Sanders subiendo en el bando demócrata. Estoy convencido de que se debe al cabreo de la gente. ¿Por qué está la gente cabreada? Porque nada parece cambiar. No importa lo que la gente haga», explica Conway, que pone como ejemplo lo que ocurrió en 2014. «Ese año el pueblo norteamericano le dio al Partido Republicano una gran victoria en las elecciones de mitad de legislatura. Los republicanos tenían más miembros en el Congreso de Estados Unidos que en la época de la Guerra Civil. Eso fue hace tiempo. ¿Qué hicieron? La respuesta es nada. Tenemos la sensación de que nos han mentido. Por eso estamos enfadados. Eso explica el auge de Bernie Sanders en el lado demócrata. Si estás de acuerdo con él o no, lo importante es que dice la verdad, es directo. Y la gente busca la verdad porque tiene la sensación de que se les ha mentido demasiadas veces», señala. Sanders logró un récord de recaudación en enero, 20 millones de dólares. Más de 770.000 personas dieron dinero al senador, con contribuciones por internet cuya media fue de 27 dólares, que cuenta con el respaldo de 3,25 millones de simpatizantes, más que ningún otro candidato.
John Smith, de 60 años, un votante de Trump, defiende ante LA RAZÓN la estrategia que el magnate está siguiendo durante la campaña y su aparente falta de un proyecto sólido más allá de la verborrea que esgrime. «Es un gestor. Construye grandes edificios. Con eso me vale», reconoce Smith justo antes de un mitin electoral de su candidato.
Iowa es un Estado pequeño y, precisamente, ahí radica su importancia en la carrera por la nominación. Conway reconoce que «Barack Obama no habría sido presidente si no hubiese ganado en Iowa». «El hecho de que sea un Estado más pequeño permite a los candidatos menos conocidos y con menos dinero presentarse a la gente», explica. Justo lo contrario de lo que sucede en Florida, donde los candidatos necesitan una grandes fondos para sus campañas en radio y televisión.
En Iowa, los candidatos tienen que acudir en busca del votante a los restaurantes y a las tiendas, algo al alcance de las pequeñas estructuras tanto de Trump como de Sanders. De esta manera, los vecinos les conocen, les hacen preguntas y más tarde deciden. ¿Y qué importa en Iowa? Los subsidios estatales, ya que gran parte de su economía se basa en el maíz, el control de las armas, el derecho a la vida, la religión. Para los vecinos de Iowa, el «caucus» es como un ritual, les da visibilidad en el país y les hace sentirse importantes.
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