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Francia reduce el gasto público de 21.000 millones de euros en 2015

El Gobierno francés, que prevé reducir el déficit público sólo una décima el año próximo al 4,3 % del Producto Interior Bruto (PIB), pidió hoy a Europa que “asuma también sus responsabilidades” para conseguir un “crecimiento indispensable” que permita salir de la situación actual próxima a la deflación. El ministro de Finanzas, Michel Sapin, fue el encargado de presentar el proyecto de presupuestos, aprobado en Consejo de Ministros, que contempla una reducción del gasto público de 21.000 millones de euros en 2015, y de 50.000 millones en tres años.

Sapin aseguró en una conferencia de prensa que el Ejecutivo cumple “impecablemente” con el gasto, pero que el déficit está siendo y va a ser más elevado de lo que se había anticipado por la conjunción excepcional de un crecimiento débil y una muy baja inflación.

Para 2015, y sobre una previsión de crecimiento económico del 1 % (después del 0,4 % en 2014), el déficit se situará en el 4,3 % del PIB, únicamente una décima menos que este año porque, aunque los números rojos de la Administración central bajarán a 75.700 millones de euros, tras los 87.000 millones de 2013, crecerán los de la Seguridad Social.

El déficit debería bajar a continuación al 3,8 % del PIB en 2016 y al 2,8 % en 2017 gracias a una aceleración del crecimiento económico, del 1,7 % en 2016, del 1,9 % en 2017 y luego del 2 % en los dos ejercicios siguientes.

Pero eso significa que, como ya se había anticipado en septiembre, Francia retrasa en dos años más su compromiso de cumplir con la regla europea de un déficit inferior al 3 %.

Sapin insistió en que los recortes masivos de cotizaciones para las empresas y las rebajas fiscales (por primera vez en cinco años) de las que se van a beneficiar nueve millones de contribuyentes se van a financiar con ahorros en la partida de gastos, pero también hizo hincapié en que “rechazamos la austeridad”.

Recordó que el Banco Central Europeo (BCE) ha hecho cosas para hacer frente a las amenazas de deflación y eso “tiene efectos”.

“¿Qué hacemos nosotros con el presupuesto? -se preguntó retóricamente- ¿Seguimos exactamente como cuando había que luchar contra las deudas públicas y los riesgos de estallido de la zona euro o tenemos que actuar en función de la situación actual para recuperar el crecimiento indispensable?”

La cuestión, a su juicio, es “a qué ritmo” tienen que proseguir en el recorte de los números rojos los países con déficit como Francia y cuál debe ser el comportamiento de los que están en situación de excedente porque tuvieron el valor de hacer “las reformas indispensables”, en una clara alusión a Alemania.

Ahí están planteados los términos de la negociación que París va a llevar a cabo con la nueva Comisión Europea y con sus socios comunitarios en las próximas semanas para determinar si son creíbles y suficientes en el contexto actual los recortes franceses.

Según las proyecciones del Ejecutivo francés, la deuda pública va a seguir aumentando en términos relativos hasta 2016, cuando alcanzará un pico del 98 % y debería marcar una inflexión.

Ayer se conocieron las cifras del segundo trimestre de 2014, cuando la deuda pública francesa superó el listón psicológico de los 2 billones de euros, para situarse en 2,0237 billones, el 95,1 % del PIB.

Entre las medidas fiscales más sonadas del presupuesto de 2015 está el incremento de la fiscalidad del gasóleo en dos céntimos de euro por litro, que se dedicarán a la financiación de infraestructuras de transporte, al igual que lo que se recaude del futuro peaje a los camiones que circulan fuera de las autopistas.

En paralelo, dejarán de pagar el impuesto sobre la renta los que tienen unos ingresos de entre 6.000 y 12.000 euros (alrededor de un millón de personas), y para el resto esos primeros ingresos dejarán de estar sometidos al tipo actual del 5,5 %, lo que tendrá un costo de unos 3.300 millones de euros.