Elecciones en Francia

Hollande entra en campaña y se erige como el único defensor de Francia

El presidente francés arremete con dureza contra Sarkozy y su ex ministro Macron

El presidente galo, François Hollande, ayer, durante su intervención en el foro «La democracia frente al terrorismo» celebrado en París
El presidente galo, François Hollande, ayer, durante su intervención en el foro «La democracia frente al terrorismo» celebrado en Paríslarazon

El presidente francés arremete con dureza contra Sarkozy y su ex ministro Macron

A la espera de que se decida a anunciar de forma oficial su candidatura a la elección presidencial, ayer pudo oírse a un François Hollande combativo que aprovechó una intervención en el coloquio «La democracia frente al terrorismo», organizado por la Fundación Jean-Jaurès, para pasar a la ofensiva, dar una visión, su visión de Francia, defender el balance de sus casi cinco años como presidente de la República, y atacar al que espera que sea su principal rival la próxima primavera: Nicolas Sarkozy. «No dejaré que Francia sea dañada, reducida... es el combate de una vida», aseguró Hollande, que prometió luchar por su país durante los «próximos años». Sus palabras fueron interrumpidas en numerosas ocasiones por un público completamente entregado.

El presidente francés comenzó su intervención convencido de que las democracias sabrán vencer al terrorismo. «Pueden dejarse sorprender, pero su fuerza es ineluctable», comentó Hollande, añadiendo que esa fuerza es «la libertad». El líder galo habló de la «valentía y la sangre fría» necesarias para afrontar la amenaza, sin dejarse llevar «nunca por la sinrazón». Y censuró las medidas que proponen la derecha y la extrema derecha para luchar contra el terrorismo, una «sobrepuja para poder distinguirse en el interior» de su propio campo: «Constato que la imaginación no tiene límites y adquiere contornos inquietantes», aseguró el jefe de Estado galo, y recordó que la adopción de la Patriot Act o el campo de Guantánamo no han preservado a Estados Unidos de la amenaza terrorista.

A continuación, Hollande pasó a atacar directamente a Nicolas Sarkozy, quien el pasado mes de julio, tras el asesinato del padre Jacques Hamel, denunció las «argucias jurídicas» que frenan la lucha contra el terrorismo. «¿Argucia jurídica la libertad de ir y venir? ¿Argucia jurídica la libertad de expresión? ¿Argucia jurídica la libertad de culto? ¿Argucia jurídica la presunción de inocencia, bien cómoda cuando se trata de defenderse uno mismo?». Este último golpe bajo no pudo pasar desapercibido al líder de Los Republicanos, para quien el fiscal ha pedido estos días que sea juzgado por financiación ilegal de su campaña en 2012.

A los que ya piensan que su quinquenio presidencial ha terminado, Hollande recordó que el sufragio universal le ha investido presidente hasta el mes de mayo. Y se presentó como «el defensor del Estado de Derecho contra los que defienden un Estado de excepción, y del Estado social contra los que defienden un estado de exclusión».

El tema de la laicidad también hizo su aparición. Y esta vez, la colleja fue para su primer ministro, Manuel Valls, partidario de una laicidad intransigente. «No es una mística, ni una religión de Estado contra las religiones», dijo Hollande convencido de que el islam puede encontrar «acomodo en la laicidad como otros lo han hecho antes que él». Eso sí, no habrá una ley para prohibir el burkini. «Mientras yo sea presidente de la República, no habrá una ley de circunstancia tan inaplicable como inconstitucional».

Hollande también lanzó un mensaje a su ex ministro de Economía Emmanuel Macron. Sin nombrarlo, criticó el «concurso» a la presidencial y le recordó que una elección «no es fácil, hay que merecerla y hay que prepararla». Estas fueron las lecciones de un presidente optimista que, sin decirlo, dejó bien claro que quiere presentarse a su reelección la próxima primavera, pese a que los sondeos indican que perdería en la primera vuelta de las presidenciales fueran quienes fueran sus rivales (según «Le Figaro»), y los que afirman que 9 franceses de cada 10 (88% según BFMTV) no quieren que se presente por segunda vez.