Italia
Integrismo en la patera
Inmigrantes musulmanes arrojan por la borda a doce cristianos que compartían con ellos una lancha rumbo a Italia. La Policía detiene a 15 de ellos acusados de homicidio con agravante de odio religioso.
La persecución a los cristianos no conoce fronteras: Siria, Irak, Pakistán, Nigeria, Libia, Egipto... Y también el reducido espacio de una lancha hinchable con la que 105 inmigrantes subsaharianos partieron hace tres días desde las costas libias para intentar llegar a Italia. Durante la travesía se produjo una discusión entre la mayoría de los inmigrantes, de religión musulmana, y la minoría cristiana, en la que los primeros amenazaron a los segundos con abandonarlos en el mar. De las palabras pasaron a los hechos: tiraron por la borda a doce nigerianos y ghaneses por profesar la que, a su juicio, es una fe errónea. Es la primera vez que los cientos de miles de inmigrantes que han ido llegando a Italia a través del Canal de Sicilia en los últimos años cuentan que se ha producido un episodio así en medio del viaje. El asesinato de estos cristianos lo desvelaron a las autoridades italianas los supervivientes a su llegada al puerto de Palermo, donde les dejó el pasado miércoles el carguero «Ellensborg» tras rescatarles cuando se encontraban en aguas de la zona central del Mediterráneo.
La Policía italiana abrió de inmediato una investigación que llevó al arresto ayer de 15 de los inmigrantes musulmanes que iban en la lancha hinchable, originarios de Costa de Marfil, Senegal y Mali. Entre los detenidos hay un chaval de 17 años. Se les acusa de homicidio múltiple con el agravante de que se produjo por odio religioso. Según los agentes de la Policía, los cristianos que consiguieron llegar a Italia salvaron la vida gracias a que «se opusieron denodadamente a los intentos de ahogarlos, en algunos casos incluso formando una auténtica cadena humana».
La Fiscalía tuvo que pedir la intervención del ministro de Justicia, Andrea Orlando, pues la ley exige que la solicitud de detención esté firmada por el más alto cargo de este Ministerio cuando los hechos se producen en aguas internacionales, como había sucedido en esta ocasión. Según fuentes judiciales citadas por los medios italianos, los cristianos que evitaron no ser arrojados por la borda ofrecieron entre lágrimas «declaraciones coherentes», por lo que se le dio credibilidad a su testimonio.
La de los doce indocumentados tirados por la borda por su fe no es la única tragedia ligada a la inmigración que se conoció ayer en Italia. En el Canal de Sicilia, se habría producido otro naufragio en el que murieron 41 personas, según contaron cuatro supervivientes que les acompañaban en el viaje y que fueron desembarcados en el puerto siciliano de Trapani por la nave «Foscari» de la Marina Militar italiana. Estos cuatro inmigrantes, dos provenientes de Nigeria, uno de Ghana y otro de Níger, contaron que habían partido de las costas libias en una lancha hinchable que empezó a hacer agua poco después de zarpar. Fueron avistados por un avión de reconocimiento que forma parte del operativo Frontex de la UE que dio la voz de alarma, pero cuando la «Foscari» llegó a la zona sólo quedaban estos cuatro supervivientes.
Sólo ayer llegaron otros 586 inmigrantes a los distintos puertos del sur de Italia, donde la Guardia Costera y la Marina llevan a las personas que rescatan en el mar. Entre ellos había 58 niños y 78 mujeres, muchas de las cuales están embarazadas. Según cuentan los inmigrantes, la mayoría de los embarazos se producen por las violaciones que las mujeres sufren en Libia o en alguna etapa anterior de su viaje hacia Europa.
Desde el pasado sábado han llegado a Italia ya cerca de 11.000 indocumentados, lo que ha puesto al borde del colapso a los centros encargadas de acogerlos. Roma ha vuelto a apelar a Bruselas para que se comprometa definitivamente con este problema y le dedique más fondos y medios. Considera que los tres millones de euros mensuales que gasta la UE para controlar y socorrer a los inmigrantes en el Canal de Sicilia constituyen una cifra absolutamente insuficiente para hacer frente al actual flujo migratorio.
Desde Bruselas, entretanto, llegan sólo reconocimientos de que «la situación es grave y empeorará en las próximas semanas y en los próximos meses» debido al buen tiempo, como comentaba un portavoz comunitario. «Pero debemos ser sinceros: la Comisión Europea no puede hacerlo todo sola. Estamos poniendo todas nuestras energías en la elaboración de una estrategia sobre la inmigración, pero no tenemos una panacea que resuelva de golpe todos los problemas», dijo. Por el momento no existen los fondos ni el consenso político necesario para crear «un sistema de guardia de fronteras europeo que pueda socorrer a los inmigrantes», reconoció el portavoz.
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