
Reino Unido
Irlanda da dos semanas de plazo a Londres
La «frontera dura» divide a los ministros eurofóbos y euroescépticos del Gabinete «tory»

La «frontera dura» divide a los ministros eurofóbos y euroescépticos del Gabinete «tory».
Sin noticias del Brexit. A finales de junio tiene lugar un Consejo Europeo clave. Los socios del bloque esperan que la «premier» Theresa May llegue a Bruselas con una solución para la frontera de Irlanda que consiga desbloquear las negociaciones. Pero en Downing Street sigue habiendo un mutismo absoluto ante las grandes diferencias que separan a los miembros del Gabinete.
La ausencia de titulares se está convirtiendo en sí misma en una cuestión a analizar y, al mismo tiempo, en un grave problema para una líder «tory» sin autoridad en sus filas, que lo único que hace es repetir que sacará a Reino Unido del club según el calendario previsto: el 29 de marzo de 2019. La pregunta, sin embargo, sigue siendo la misma que el año pasado: ¿qué va a pasar con la frontera de Irlanda?
Se trata de la única separación física que quedará tras el divorcio entre Reino Unido y el bloque. Ni Londres ni Bruselas quieren implantar una «frontera dura» que ponga en peligro el acuerdo de paz de 1998. Pero la promesa de May de sacar al país del mercado único y la unión aduanera deja poco margen de maniobra.
Desde Dublín, el ministro de Exteriores, Simon Coveney, emplazó el sábado a Londres a presentar en un plazo de dos semanas sus propuestas para la frontera. «Necesitamos ver propuestas por escrito en las dos próximas semanas. Debe ser en dos semanas después de la cumbre», afirmó Coveney en declaraciones al periódico «The Irish Time».
Con el propósito de romper el estancamiento, el ministro del Brexit, el euroescéptico David Davis, habría propuesto otorgar al Ulster un estatus especial para que estuviera regulada simultáneamente por las normas británicas y comunitarias. No hay confirmación oficial. Sin embargo, «The Sun» asegura que Davis habría tomado como modelo el pequeño Estado europeo de Liechtenstein, al que Bruselas permite operar tanto con los regímenes suizos como con los del Espacio Económico Europeo.
Asimismo, según el rotativo, el ministro euroescéptico habría planteado crear una zona de protección económica de 16 kilómetros de ancho a lo largo de los casi 500 kilómetros de frontera entre Irlanda del Norte e Irlanda, para evitar la necesidad de establecer allí puestos de control. Algunos diputados pro UE han calificado el plan de «pura fantasía», pero, de alguna manera, el Ejecutivo tiene que encontrar una fórmula de consenso entre sus ministros, que llevan semanas debatiendo sin ningún tipo de progreso dos opciones. La primera es la «Customs partnership», con la que el Gobierno aplicaría los impuestos europeos a las importaciones y luego hallaría una manera de devolverlos para los bienes cuyo destino final fuera Reino Unido. La segunda, la llamada «Max-fac», con la que se quiere evitar una «frontera dura» a través del uso de la tecnología. Esta última es la preferida del ala dura de los «brexiteers», pero los expertos ya han advertido de los problemas que esto supone para los republicanos norirlandeses.
La propuesta de Davis vendría, por tanto, a dar un aire fresco. Sin embargo, se topa con un gran problema: el rechazo del DUP. Tras perder la mayoría absoluta en las generales del año pasado, el Gobierno de May depende de los diez diputados unionistas norirlandeses y estos amenazan con retirarle ahora su apoyo si, para solucionar la frontera de Irlanda, se deja a la provincia con un estatus diferente al del resto de Reino Unido.
A fecha de hoy, no hay fijada ninguna reunión de Gabinete esta semana para acordar la posición oficial del Ejecutivo sobre esta delicada cuestión. May está contra las cuerdas, presionada tanto por los «brexiteers» como por el bando pro UE. En este contexto, tres ex ministros de peso, Amber Rudd, Damian Green y Justine Greening, le han pedido que apueste por un enfoque pragmático en las negociaciones, dejando a Reino Unido alineado con las reglas del mercado único y dentro de la unión aduanera por un tiempo limitado hasta que se encuentre una solución real a la frontera.
La pasada semana, quienes hasta hace poco fueran miembros clave del Gabinete mantuvieron una reunión a puerta cerrada con la líder «tory», a la que explicaron que ésta era realmente la posición preferida por la mayoría de las filas. Los tres ex ministros están preocupados por el hecho de que el debate del Partido Conservador sobre el Brexit esté dominado por «brexiteers» y «remainers» de línea dura.
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