Jerusalén

Israel anuncia 1.200 viviendas a tres días de negociar la paz

Los palestinos aseguran que Netanyahu muestra con esta medida que «no quiere llegar a ningún acuerdo»

Vista general de casas israelíes en construcción en el asentamiento de Beitar Ilit, en Cisjordania
Vista general de casas israelíes en construcción en el asentamiento de Beitar Ilit, en Cisjordanialarazon

El anuncio formulado ayer por Israel sobre el plan para construir nuevas viviendas en Jerusalén oriental y en algunos asentamientos de Cisjordania ha desatado las críticas de las autoridades palestinas. También ha habido reacciones airadas dentro de la propia coalición de Gobierno israelí, lo que pone de manifiesto la complejidad del mosaico en el cual se dará la difícil dinámica del proceso de paz entre israelíes y palestinos.

A falta de tres días para el comienzo de las negociaciones entre las partes, el ministro de Vivienda y Construcción en el Gobierno israelí, Uri Ariel, anunció que 1.200 nuevas viviendas serán construidas en Jerusalén y «Judea y Samaria» –los términos bíblicos con los que se hace referencia a Cisjordania–. Los palestinos condenaron la decisión de inmediato, asegurando que ello indica que Israel «no desea llegar a un acuerdo». El anuncio también desató discrepancias dentro de la coalición del Gobierno israelí. El principal socio del primer ministro Benjamin Netanyahu, el ministro de Finanzas Yair Lapid, aseguró que la decisión sobre la construcción en este momento «es un gran error» y un desafío a EE UU, que ha logrado sentar a las dos partes a la mesa.

Pero quizá Lapid no esté sorprendido, ya que la decisión sobre la construcción la tomó su colega de coalición, Uri Ariel, miembro del partido nacionalista Habait Hayehudí (Hogar Judío), opuesto a la creación de un Estado palestino independiente, porque considera que los territorios en los que los palestinos quieren erigirlo pertenecen históricamente y por promesa divina al pueblo judío.

Muy poco antes de anunciarse la construcción en las zonas en disputa, el jefe negociador palestino, Saeb Erekat, declaraba, en referencia a las construcciones en asentamientos, que «quienes hacen estas cosas están decididos a socavar las negociaciones de paz y a forzar a gente como nosotros a dejar la mesa de negociaciones».

Pero en el fondo hay otro problema que divide a las partes. Aunque los palestinos hablan de todos los territorios conquistados por Israel en junio de 1967 como «ocupados», Israel no los ve a todos de la misma forma.

El caso de Jerusalén es el más notorio. Cabe recordar que mientras la totalidad de Cisjordania fue mantenida desde su conquista por Israel en calidad de territorio administrado, la parte oriental de Jerusalén fue anexada al territorio soberano del Estado y declarada parte de su capital. Aunque Netanyahu ha recalcado repetidamente que «Jerusalén no será dividida y seguirá siendo siempre la capital de Israel», la percepción desde hace ya años es que en el marco de un acuerdo de paz verdadero, Israel sí podría entregar a los palestinos las zonas al Este de Jerusalén en las que hay barrios exclusivamente árabes. Pero ni gobiernos de derechas ni de centro o izquierdas en Israel aceptarían que lo que hoy son barrios judíos de Jerusalén construidos en las tierras conquistadas en 1967 fueran entregadas a los palestinos.

De las 1.200 nuevas unidades de vivienda anunciadas ayer por el ministro Uri Ariel, algo más de 800 están destinadas justamente a esas zonas judías: 400 en Guilo, 210 en Homat Shmuel y 183 en Pisgat Zeev, lo que para los palestinos son «asentamientos en zona ocupada». Para Israel son barrios de su capital.

Otro tipo de distinción que hacen los israelíes –aunque oficialmente los palestinos no la confirman– es entre los así llamados «bloques» de asentamientos y el resto de Cisjordania. Los bloques son las zonas del territorio en disputa, en las que se halla la enorme mayoría de los asentamientos y, por ende, también de la población judía de Cisjordania, casi sin población palestina. Lo que se considera desde hace tiempo «consensuado» por distintos grupos políticos en Israel es que los bloques serían anexados a Israel en el marco de un futuro acuerdo y que a cambio del territorio que ocupan –que equivale a aproximadamente el 9% de Cisjordania– se daría a los palestinos la misma superficie tomada de Israel.

Oficialmente, los palestinos exigen «una retirada total a las líneas del 67», pero en la práctica, en diferentes contactos con israelíes, ya han aceptado el principio del intercambio de territorios. De todos modos, mientras no haya un acuerdo, los palestinos no aceptan la distinción entre «bloques» y el resto de la tierra, ya que las fronteras no han sido determinadas.

Construcciones ¿Causa o resultado?

Los asentamientos son uno de los símbolos de la lucha palestina y también son criticados en el propio Israel. Pero no existía ni un asentamiento ni había territorios ocupados cuando Israel fue atacado en 1948, ni en las guerras de 1956 y 1967. Durante 19 años desde la creación de Israel, Cisjordania fue jordana y Gaza, egipcia. En 2010, Netanyahu paralizó diez meses su construcción a fin de facilitar el regreso de los palestinos a la negociación. Para éstos fue insuficiente y cuando el premier no renovó la congelación, rehusaron volver a negociar, aunque hasta entonces los asentamientos habían sido un tema en la agenda, y no una condición previa.

Medio millón de colonos

Actualmente más de 500.000 israelíes viven en los territorios ocupados en Cisjordania y Jerusalén este tras la Guerra de los Seis Días de 1967. Están repartidos en unos cien asentamientos. Según la ONG israelí Paz Ahora, el Gobierno de Netanyahu aprobó 6.676 unidades de viviendas en los territorios palestinos en 2012. En 2011 se dio luz verde a 1.607, y en 2010 fueron unos centenares. Ese año, el primer ministro israelí anunció una moratoria de diez meses para nuevas construcciones. Transcurrido ese tiempo, el Ejecutivo israelí ha ido permitiendo nuevas viviendas. Un día después de que los palestinos lograran de la ONU el reconocimiento para su proyecto de Estado, Netanyahu autorizó la construcción de 3.000 hogares para colonos en una de las zonas más sensibles de la ocupada Cisjordania, desafiando las críticas internacionales.