Bruselas

Juncker llama a la unidad frente a los nacionalismos

El presidente de la Comisión Europea reconoce que la UE está sumida en una «crisis existencial» y propone desarrollar un sistema de defensa común. «El Brexit no es una amenaza», sentencia

La Razón
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El proyecto europeo se encuentra amenazado por sus propios miembros. Con el Brexit como catalizador, las capitales europeas parecen ensimismadas en sus propios problemas y prioridades y emiten una música más cercana a la cacofonía que a un mensaje común. Ante esta crisis, que el propio presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, define como «existencial», su discurso sobre el estado de la Unión de ayer intentó, al menos, establecer un camino común de elementos compartidos. El político luxemburgués, cuya silla también está en peligro debido a las críticas que suscita en diferentes flancos, prefirió centrarse en lo que une a los Estados miembros antes que en lo que les separa. Aunque esas fracturas sean muy evidentes.

Durante su alocución pronunciada ayer ante el pleno de la Eurocámara en Estrasburgo, hizo especial énfasis en una política de Defensa común y en la seguridad de las fronteras, dos temas en los que cuenta con el respaldo del eje franco-alemán, no mencionó apenas la crisis de refugiados para no soliviantar a los países del Este y propuso duplicar el montante de la iniciativa conocida como «Plan Juncker», en la que el grueso del capital lo moviliza el sector privado, para descanso de Berlín. Más tarde se concentró en una serie de iniciativas cercanas al europeo de a pie que ve el proyecto de la UE como un engranaje burocrático ajeno a sus intereses del día a día: wifi gratuito en los centros de las ciudades europeas para el año 2020, avances en la tecnología 5G, respeto a los derechos de autor ante la amenaza de las nuevas tecnologías, evasión fiscal tras la multa a Apple y preocupación por el desempleo juvenil.

«El Brexit no terminará con Europa», fue uno de los primeros mensajes que quiso trasladar el presidente del Ejecutivo comunitario calentando motores antes de la cumbre a Veintisiete, sin Reino Unido, que se celebra este viernes en Bratislava (Eslovaquia) y en la que se pretende dar un mensaje de unidad. «Todos aquellos que lamentan profundamente el Brexit se preguntan ahora con preocupación si esto no es un proceso de disolución de la UE. Respetamos, aunque también lamentamos, la decisión británica, pero esto no amenaza la Unión Europea», aseguró. El político luxemburgués pidió «alcanzar rápidamente un acuerdo sobre la salida» de Reino Unido de la UE, para «que se acabe el roce y la incertidumbre cotidiana». «Para que nuestra relación con Reino Unido, que tiene que seguir siendo amistosa, se pueda organizar de nuevo», añadió, al tiempo que advirtió de que «no puede haber una libre circulación a la carta».

París y Berlín, divididos en casi todo, han redactado un documento común en el que apuestan por un mando militar común europeo. Juncker cogió ayer el guante y anunció un nuevo fondo de investigación militar y una sede única para coordinar acciones conjuntas en el exterior que ahora mismo dependen de la rotación de los Estados miembros. Según apunto ayer el presidente del Ejecutivo comunitario, la falta de cooperación militar supone un coste para las arcas europeas de entre 25.000 a 100.000 millones de euros. No es la primera vez que la política común de Defensa centra el debate comunitario. La dificultad para ponerla en marcha ha sido siempre un debate recurrente en la capital europea ante el peligro también de que pasos en este sentido solapen las estructuras de la OTAN y creen fricciones. Parece que la salida de Reino Unido, con poderosos Ejército y servicios secretos, pero reticente a mayor coordinación, puede suponer un nuevo principio. Al menos sobre el papel.

En unos momentos en los que los ataques terroristas se suceden por doquier (30 desde el 11-M en Madrid, según recordó el propio Juncker), el presidente de la Comisión Europea también quiere que los europeos se sientan protegidos dentro de sus fronteras. Por eso, el ex primer ministro luxemburgués anunció un nuevo sistema de registro de pasajeros que permita conocer quién va a viajar a Europa antes incluso de su llegada, en línea con el sistema ESTA utilizado en EE UU. Dentro de las iniciativas a corto plazo, el presidente del ejecutivo comunitario anunció el despliegue de 200 policías entre Turquía y Bulgaria ante la petición de este último país.

Los «olvidos» del líder europeo

Una de las grandes ausencias en el discurso fue la crisis de refugiados que hace un año se convirtió en una de la máximas prioridades de la agenda comunitaria. Juncker se limitó a señalar que la solidaridad es uno de los grandes pilares de la Unión, pero que ésta no se puede imponer. Un claro guiño a los países del Este que han saboteado una y otra vez las pretensiones alemanas y del propio Ejecutivo comunitario. Todo indica que la iniciativa para hacer pagar 250.000 euros por refugiado a aquellos Estados que se oponen a la acogida ha quedado enterrada en el olvido.

Dentro del epígrafe económico, Juncker anunció la ampliación del fondo que lleva su apellido hasta los 630.000 millones euros en 2022 con el propósito de seguir financiando proyectos de infraestructuras, energía y digitalización. Una iniciativa que hasta ahora ha tenido resultados discretos con resultados dispares dentro de los países europeos con Francia e Italia como los Estados más beneficiados. Sobre empleo juvenil, la propuesta estrella de la Comisión consiste en la creación de un cuerpo de voluntarios europeos para atender el drama de los refugiados.

Para finalizar su discurso, Juncker se dirigió al auditorio para recordar que la Historia no recordará los personajes concretos sino los errores cometidos en un momento crucial para Europa. «No nos convirtamos en culpables de errores que pongan fin al proyecto europeo», advirtió en uno de los momentos más vibrantes de un discurso que apostó por las propuestas concretas antes que por las frases altisonantes. Dentro de las reacciones de los grupos políticos, nada nuevo bajo el sol: apoyo de populares y socialistas y los liberales y diatribas encarnizadas de los euroescépticos con Marine Le Pen amenazando con un referéndum de salida de la UE en Francia si llega al Elíseo.

La agenda de la UE

630.000 millones de euros se destinarán a proyectos de infraestructuras, energía y digitalización.

- Defensa común

Se creará un cuartel general único y un fondo europeo de Defensa. Asimismo, se fortalecerán las fronteras exteriores.

- Crisis migratoria

Se llevará a cabo un plan de inversión para África y países cercanos, a fin de ayudar a su desarrollo y resolver una de las causas de la inmigración de raíz. Se espera aportar a ese plan 3.350 millones de euros con el objetivo de activar inversiones valoradas en 44.000 millones.

- Lucha antiterrorista

Se lanzó la propuesta de crear un sistema de información europeo para identificar a las personas que tengan previsto viajar a la Unión Europea, una medida en el marco de la lucha contra el terrorismo.

- Comunicaciones

Las ciudades europeas contarán con wifi público como muy tarde en 2020, y con conexión 5G en el año 2025.