Egipto
Moscú admite que el Airbus pudo ser objeto de un atentado
- Moscú
La puerta de la autoría yihadista sigue entreabierta. Ayer se conocieron nuevos datos del siniestro del avión ruso en Egipto y ninguno descartó el derribo de la nave por el Estado Islámico, tal y como reivindicó el grupo el sábado. Metrojet, la aerolínea que operaba el vuelo y contra la que se ha abierto una causa penal, ofreció por la mañana una rueda de prensa en la que se defendió de las acusaciones de negligencia. «Sólo una acción mecánica exterior pudo provocar la destrucción en el aire del A-321», declaró el subdirector general de la compañía aérea, Andrei Averianov, que negó el fallo técnico o humano como causa de la catástrofe. Antes de iniciar la caída, continúa, la nave debió de sufrir graves daños en la estructura que no le permitieron continuar el vuelo. «Un fallo mecánico no provoca la desintegración de un avión en el aire», concluye Averianov.
La compañía informó de que la cola del avión fue reparada en 2011, pero que desde entonces había pasado todas las revisiones y tenía los permisos en regla. Además, el representante de la compañía negó que el piloto informase por radio de una emergencia, como se comentó en primera instancia, lo que alimentó la teoría del fallo técnico como principal hipótesis. «Desde el momento de la catástrofe, la tripulación dejó de estar operativa, no hubo intentos de informar sobre una situación de emergencia a bordo», aseveró Averianov, una versión corroborada por el Ministerio egipcio de Transporte y confirmada ayer con la lectura preliminar de las «cajas negras». Una labor en la que participan expertos no sólo rusos y egipcios, sino también franceses y alemanes, en representación de Airbus, así como de Irlanda, país donde estaba registrada la aeronave. La esposa del piloto comentó en un programa de la televisión rusa que su esposo le llamó antes del vuelo y afirmó que «las condiciones técnicas del avión dejaban mucho que desear».
Ayer se supo, además, que hacía dos meses que la compañía no pagaba los salarios a sus empleados. Moscú, que en principio tachó de «fantasía» la hipótesis del derribo del avión, ya no descarta ninguna hipótesis, tampoco la del ataque terrorista, como reconoció ayer el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov. Por la tarde apareció en escena Putin, por primera vez desde la caída del avión. Fue en una reunión con su ministro de Transporte retransmitida ante las cámaras a todo el país. «Debemos hacer todo lo posible para obtener una imagen objetiva de lo que ocurrió, de tal forma que podamos reaccionar de una forma adecuada», dijo el presidente, que informó de la concesión de una ayuda de unos 30.000 euros a cada familia de las víctimas. El ministro confirmó que, al desintegrarse el avión en el aire, sus restos se esparcieron en un perímetro tan extenso. Los servicios de búsqueda lo ampliaron ayer de 20 a 30 kilómetros. Los equipos de investigación desplegados en la zona, según un estudio preliminar, informaron a la agencia Tass que el fuselaje presenta indicios de impactos térmicos y físicos, así como la deformación propia del resultado del fuego, «lo que denotaría que el avión pudo arder en el aire». Sin embargo, la misma fuente negó que se hayan encontrado restos de explosivos. El director de la Inteligencia Nacional de Estados Unidos, James Clapper, afirmó, por su parte, que carece de pruebas de que la causa del siniestro del avión fuese un atentado: «Por el momento, no disponemos de evidencia directa alguna sobre la implicación de terroristas». Al mismo tiempo, preguntado sobre si los yihadistas del Estado Islámico disponen de armamento capaz de derribar un avión, Clapper respondió que «es poco probable, pero tampoco lo descartaría». Para completar la confusión de informaciones sobre los sucedido, una fuente anónima del equipo de investigación de las cajas negras en El Cairo, citada anoche por Reuters afirmó que una lectura preliminar descarta el impacto externo.
Mientras tanto, ayer se ultimaba en Egipto la labor de búsqueda e identificación de los cadáveres, algunos de los cuales se descubrieron sólo al comenzar a mover el fuselaje. Por la mañana, un vuelo llegaba a San Petersburgo, ciudad de origen de la mayoría de las víctimas, con los restos mortales de 144 de los 224 fallecidos. Rusia espera concluir en las próximas horas la búsqueda de cadáveres y fletar un segundo avión con el resto. Para su identificación se tomaron muestras de ADN de los familiares. El gobernador de San Petersburgo anunció que la ciudad permanecerá de luto oficial hasta que todas las víctimas reciban sepultura.
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