Cambios climáticos
La antigua Saigón se hunde entre dos y tres centímetros al año
La antigua Saigón, rebautizada Ho Chi Minh, se hunde poco a poco en la tierra por el desarrollo urbanístico descontrolado y la sobreexplotación de los acuíferos subterráneos.
El Centro Geoinformático de la Universidad de Ho Chi Minh calcula que la metrópoli, la más poblada del país, desciende a un ritmo de entre dos y tres centímetros anuales en numerosas zonas.
El Departamento de Recursos Naturales estima, por su parte, que algunas áreas estarán entre 12 y 20 centímetros más bajas de aquí a 2020.
"Muchas partes de Saigón se hunden a un ritmo de tres centímetros anuales, tres veces más rápido que el aumento del nivel del mar. La ciudad sufre por las mareas cada vez más altas, pero las consecuencias son aún peores si la ciudad se hunde", sostiene el director del Centro de Gestión de Agua y Cambio Climático, Ho Phi Long, en declaraciones al periódico Than Nien (Juventud).
El efecto combinado de la subsidencia, el aumento del caudal de los ríos por las lluvias y la subida del nivel del mar explica que algunas calles se aneguen a diario aunque no haya caído una gota de agua en varios días.
Según los expertos, la subsidencia se produce cuando los acuíferos sobre los que se asienta el terreno reducen su volumen por la sobreexplotación, lo que también disminuye la presión que ejercen sobre el suelo y lo vuelven menos compacto.
El Departamento de Recursos Naturales de la ciudad calcula que más de 1.000 millones de litros salen de los acuíferos de Ho Chi Minh cada día a través de los 200.000 pozos excavados.
El crecimiento ha sido exponencial desde que Vietnam aceleró su desarrollo económico a finales del siglo pasado, cuando la urbe apenas explotaba 96.000 pozos.
En opinión del director del Instituto de Ciencia Medioambiental de Ho Chi Minh, Le Huy Ba, el fenómeno se debe también al creciente peso que debe soportar la tierra por la frenética construcción de edificios.
"El hundimiento de varias áreas del este de la ciudad se debe a la urbanización excesiva de zonas bajas. Si detenemos la construcción de nuevos edificios en las partes menos altas evitaremos que mucha gente viva en zonas que en el futuro estarán inundadas", señala.
Los científicos alertan de este problema tras una temporada de lluvias especialmente dañina, con algunas de las inundaciones más graves de las últimas décadas.
El pasado noviembre, la conjunción de una tormenta y una fuerte subida de las mareas anegó áreas enteras de la ciudad y el nivel del agua superó el metro y medio de alto.
Miles de vecinos de las zonas más bajas se emplean a fondo casi a diario para drenar el agua provistos de cubos, bombas eléctricas y sacos de arena.
"Mi familia ha pasado muchas noches sin dormir luchando contra el agua que se colaba por todos los sitios", se lamenta en el periódico Tuoi Tre Le Hong Tran, una vecina del distrito de Tu Duc, uno de los más castigados.
Mientras los vecinos esperan una solución efectiva, el hundimiento del suelo parece haber sorprendido a las autoridades, que no han previsto ninguna solución en sus múltiples planes para frenar las inundaciones.
El alcalde de la ciudad, Le Hoang Quan, reconoció recientemente durante la asamblea municipal que los 387 millones de dólares desembolsados desde 2011 para frenar la subida del agua "no han sido efectivos".
Los dirigentes municipales abogan por la construcción de diques más resistentes, una solución que Le Huy Ba considera "insuficiente a largo plazo".
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