Buenos Aires
La Argentina de Kirchner cae en otra bancarrota
La presidenta ignora la suspensión de pagos, mientras afloran las primeras consecuencias económicas: la caída de la Bolsa y del peso argentino
«No importa lo que digamos nosotros, el mundo entiende que caímos en 'default'». Así de contundente se expresó ayer uno de los grandes banqueros de Argentina, Rogelio Frigerio. Y es que, aunque el Gobierno siga negando la realidad, el país austral entró ayer en la octava suspensión de pagos de su historia. Han pasado trece años y la historia se repite. En medio, cinco presidentes –todos peronistas–, una «década K», estabilidad, salida de la crisis, pero innumerables idas y vueltas políticas y económicas.
Hace diez años, en 2004, Néstor Kirchner negoció un canje de deuda quedebía ser exitoso. Casi 10 años después, esa letra pequeña complica la existencia de otro Gobierno peronista, pero con el mismo apellido. Si el fallecido Néstor levantase la cabeza, vería cómo su mujer, la presidenta Cristina Fernández, vuelve a colocar al país al borde del precipicio. De nuevo el Gobierno pecó de soberbio. Utilizó un lenguaje que despertó la avaricia de los «fondos buitre», pero sobre todo, alimentó su sed de venganza.
Para multimillonarios como Paul Singer, dueño de la empresa NML Capital, unos cuantos de millones más no suponen gran cosa. Sin embargo, el discursode la delegación argentina propició que sus representantes se levantaran de la mesa. Cansados de la viveza criolla, para estos tiburones de Wall Street ya no es sólo cuestión de plata, se trata también de dar una lección a Argentina.
Como si no hubiera pasado nada, en un acto retrasmitido en cadena nacional, la presidenta dijo que «el mundo sigue andando y la vida sigue como sucede hace años». «Para ser San Martín uno tiene que tener el coraje de decir como son las cosas y no engañar a la gente», agregaba, mientras enumeraba las deudas pagadas a otros acreedores como la española Repsol. La comparecencia de ayer del ministro de Economía, Axel Kicillof, también tuvo ese estilo característico. Para el ministro decir que Argentina está en default «es una pavada atómica». Y sostuvo que «hay una campaña para sembrar el pánico».
Horas antes, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, disparaba contra el juez Griesa, el mediador Pollack y EE UU. «Aquellas calificadoras de riesgo que pretendan decir que Argentina está en supuesto 'default' técnico, es una patraña absurda que pretende fulminar el proceso de reestructuración». Sin embargo, otros mostraron abiertamente su disconformidad con las formas empleadas por el Gobierno fueron los propios banqueros argentinos. Según se filtró a la Prensa, la intervención el miércoles del ministro de Economía, con duras críticas al juez y los bonistas, llevó la negociación privada al fracaso. Mientras la delegación argentina, encabezada por Kiciloff mantenía una larga reunión con Pollack, representantes de la Asociación de Bancos de Argentina llevaban a cabo una negociación paralela con los «holdouts» para intentar destrabar el litigio. La propuesta de los banqueros consistía en el aporte de una garantía de 250 millones de dólares para facilitar el cumplimiento de la sentencia en favor de los fondos que no aceptaron la reestructuración de deuda. El frustrado acuerdo contaba con el visto bueno de Juan Carlos Fábrega, titular del Banco Central. Después de lo ocurrido, Fábrega le confesaba a sus íntimos que valora dejar su cargo.
Aunque la comitiva de banqueros emprendió el regreso a Buenos Aires, nose descarta que las negociaciones continúen en un futuro. Las entidades financieras podrían incluso llegar a abonar los 1.500 millones de deuda contraída con los «fondos buitre». Algunos bancos extranjeros como el HSBC, el Citibank y el JP Morgan estarían también realizando gestiones. De hecho, hoy hay una audiencia convocada en Nueva York para tratar el tema. Ayer empezaban a sentirse las primeras consecuencias del impacto. Los bonos argentinos cayeron hasta un 20% en la Bolsa de Nueva York y bajaron las acciones de YPF. La Bolsa porteña sufrió na caída del 6%. Además, la prima riesgo se disparó. El indicador subió más de 70 unidades. El peso también se devaluó algunos centavos frente al dólar. Además, las empresas extranjeras evalúan sus estrategias ante el nuevo escenario. Por ejemplo, la francesa Carrefour informó de que reducirá el ritmo de sus inversiones en el país. Otra cosa serán los costes políticos. Inflación, recesión, dólar paralelo, un vicepresidente procesado por corrupción y un «default» económico. ¿Cómo se sale a ser el candidato de la continuidad sin hablar de esos temas, con el cuento de la década ganada? Sea quien sea el futuro elegido de Cristina Kirchner para sucederla en 2015, tendrá muy difícil remontar el vuelo.
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