Kiev
La Iglesia Ortodoxa de Ucrania se separa oficialmente de Rusia
El patriarca ecuménico de Estambul, histórica Constantinopla, ha presidido el acto en el que Kiev toma su propia independencia eclesiástica
Una ceremonia solemne en la catedral ortodoxa de San Jorge de Estambul, la histórica Constantinopla, selló hoy la ruptura eclesiástica entre Kiev y Moscú y estableció la decimoquinta Iglesia Ortodoxa autocéfala, la de Ucrania. El patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, presidió el acto junto al metropolitano de Kiev, Epifanio, que fue elegido en otoño pasado por parte de obispos ucranianos que quisieron escindirse del Patriarcado de Moscú.
La delegación ucraniana la encabezó el presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, quien acudió junto a su esposa, Maryna, y numerosos sacerdotes y políticos, entre ellos el exmandatario Viktor Yúshchenko.
Tras un solemne recibimiento coral a Epifanio, de 39 años, los dirigentes eclesiásticos colocaron en una mesa de la iglesia el 'tomos' (decreto), un pergamino escrito en griego que certifica la independencia de la Iglesia de Ucrania. Meses antes, en octubre pasado, Bartolomé había revocado el 'tomos' de 1686 que vincula las iglesias de Kiev al patriarcado de Moscú.
El dirigente ecuménico estampó hoy su firma en el pergamino, que será entregado mañana al nuevo líder eclesiástico ucraniano durante la misa que celebra la Epifanía, con su tradicional bendición de las aguas del Cuerno de Oro.
"Es un acontecimiento histórico y un gran día porque hemos podido escuchar una oración en ucraniano en la catedral de San Jorge", escribió momentos después Poroshenko en su cuenta de la red social Twitter. "Doy las gracias a los millones de ucranianos de todo el mundo que rezaron para que haya una única Iglesia Ortodoxa (en Ucrania). Gracias a la generación de ucranianos que soñaron con este día", agregó el mandatario. El acto ha contado con el frontal rechazo del Patriarcado de Moscú, que lleva tiempo enfrentado con el patriarca ecuménico de Constantinopla. Uno de los portavoces del Patriarcado de Moscú, Vladímir Legoida, afirmó en su canal del servicio de mensajería Telegram que el 'tomos' fue suscrito en violación de todas las reglas y, por eso, carece de "todo valor canónico"y no es más que "un trozo de papel".
El arzobispo Ilarión, jefe de relaciones exteriores de la Iglesia Ortodoxa rusa, comparó la situación con el Cisma de Oriente y Occidente de 1054 y advirtió de que el conflicto actual puede prolongarse "por decenios e incluso siglos". Epifanio ha rechazado las acusaciones de que buscar la autocefalia se deba a motivos políticos y afirmó que su país "iba en esa dirección durante los últimos 30 años". La búsqueda de esa independencia se ha intensificado tras la anexión por parte de Rusia de la península ucraniana de Crimea en 2014 y el apoyo de Moscú a milicias separatistas en el este de Ucrania. El primer resultado se hizo público el 3 de noviembre, con una visita de Poroshenko a Fanar, la sede de Bartolomé en Estambul, tras la cual el patriarca subrayó su apoyo a la autonomía eclesiástica de Ucrania.
"Esta autocefalía, que durante años, por no decir siglos, habéis esperado fervientemente es vuestro derecho, al igual que era el derecho de los demás pueblos de Europa del Este y los Balcanes, que la recibieron de la Madre Iglesia de Constantinopla. Y es la prerrogativa del Patriarcado Ecuménico otorgar la autocefalía cuando lo ve adecuado", señaló ese día un comunicado de Fanar. Aunque el patriarca de Constantinopla es el más prestigioso de las catorce -ahora ya quince- Iglesias Ortodoxas autocéfalas, su poder es limitado, especialmente cuando Moscú tiene bajo su jurisdicción a más fieles que las demás ramas juntas.
La tensión entre Moscú y Estambul se ha manifestado también en la decisión de Bartolomé, tomada el mes pasado, de retirar al patriarca ruso el mandato sobre las comunidades ruso-ortodoxas en Europa Occidental, otorgado tras la I Guerra Mundial. En diciembre pasado, Fanar criticó duramente que un sacerdote ruso diera misa en un municipio del sur de Turquía sin el preceptivo visto bueno de Estambul. Con Moscú y Constantinopla en rumbo de enfrentamiento, las demás Iglesias autocéfalas - entre ellas la griega, la serbia, la rumana, la búlgara, las de Chipre y Georgia, y las muy prestigiosas pero pequeñas de Alejandría, Jerusalén y Antioquía (para Siria), tendrán que ir eligiendo bando.
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