Iglesia Católica
La Iglesia, perseguida en la tierra en la que nació
El cristianismo está perseguido en la misma tierra donde nació. En 2010 la población cristiana de Irak era de unos 1,5 millones. Ahora no son más de 500.000 los que aún viven allí, y el resto ha huido o ha sido asesinado por grupos radicales islamistas o yihadistas como el Estado Islámico. Actualmente, en Erbil,
–capital del Kurdistán iraquí– hay más de 120.000 cristianos refugiados, prácticamente toda la población cristiana de la Planicie de Nínive. Pero ahora, muchos de ellos, sobre todo los jóvenes, han emigrado. Los cristianos se están marchando a Turquía o Líbano y otros han conseguido asilo en Australia o Estados Unidos.
En Siria, de los 1,1 millones de cristianos, aproximadamente 600.000 han huido. Asirios, siríacos y caldeos es como se llamaron a los primeros cristianos que habitaron Oriente Medio y ahora no tienen la esperanza de poder practicar su religión en paz. Muchos de ellos también se han visto obligados a marcharse a Líbano, Jordania y Turquía, donde conviven con musulmanes y gentes de otros credos.
La vulnerabilidad de los cristianos también se refleja en Egipto, donde en los últimos años una serie de atentados mortales con la firma del Estado Islámico han atemorizado a esta minoría religiosa. Lo paradójico es que los cristianos coptos habitaron primero estas tierras e incluso el nombre de Egipto fue adaptado del copto Gyptios.
A pesar de que en Egipto la Constitución garantiza la libertad religiosa, al mismo tiempo consagra el principio de que el islam tiene categoría de religión estatal y que la «Sharía» o «ley islámica» es la «fuente fundamental del sistema legal».
Esta ley deja desamparados a los cristianos a la hora de formalizar cualquier asunto legal. Uno de los problemas derivado de la confusa situación legal es la dificultad a la hora de obtener licencias para construir iglesias, que siguen estando legalmente vetadas en todo el país. No solo se obstaculiza la construcción de templos cristianos, sino que además han sido blanco de ataque de los radicales islamistas. En agosto de 2013, los seguidores del depuesto presidente Mohamed Mursi y de la Hermandad Musulmana protagonizaron una serie de disturbios contra iglesias, hogares, tiendas, negocios, cruces, librerías y biblias de los cristianos. Los islamistas llegaron a incendiar a unas 40 iglesias en todo Egipto. El año pasado hubo varios atentados y 128 cristianos fueron asesinados.
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