Adiós a Mandela
«La mayor lección de Madiba fue que perdonar no es tan difícil, pero olvidar, sí»
Entrevista a Morgan Freeman, protagonista de «Invictus». El actor recuerda cómo el líder surafricano le eligió para interpretar el papel
- Entrevista a Morgan Freeman, protagonista de «Invictus». - El actor recuerda cómo el líder surafricano le eligió para interpretar el papel
Durante sus veintisiete años de cautiverio, el recientemente desaparecido Nelson Mandela comprendió que para unificar a un país dividido por el odio racista era necesario caminar en dos sentidos: si los blancos debían aprender a cantar «Nkosi Sikelel' iAfrika», los negros necesitaban aficionarse al rugby, un deporte hasta entonces elitista. La figura clave para ayudar a Mandela en su proyecto fue el capitán del equipo nacional, François Pienaar. Y ésa es la historia que cuenta «Invictus» (2009), la película de Clint Eastwood interpretada por Morgan Freeman, que hoy lamenta la muerte del líder internacional.
–Mandela nos dio muchas lecciones...
–En efecto, por ejemplo, que perdonar no es tan difícil, pero olvidar, sí. Y creo que ésa es precisamente la más importante de todas las suyas: no tienes que preocuparte de olvidar sino de perdonar. El pasado queda atrás para vivir el presente sin sentimiento de venganza, sin dejarte llevar por todo lo anterior. En la cárcel estuvo tratando de buscar una solución.
–Fue un hombre fuera de lo común...
-Él se sentaba en aquella pequeña celda, fría, húmeda, incómoda, y pensaba: «Hay una razón para esto», y conseguió sacar provecho de aquella terrible situación. El mundo ha perdido a un gigante del siglo XX. Era un hombre con un honor incomparable, una fuerza extraordinaria y abocado a comportarse como un héroe para todos aquellos que valoramos la libertad y la dignidad humana.
–¿Cuál es en su opinión la huella que dejará el primer presidente negro en Suráfrica en la historia?
–El recuerdo de sus triunfos nos permitirá saber no sólo hasta dónde podemos llegar, sino hasta dónde estamos obligados a llegar. Madiba no va a estar más entre nosotros pero su camino, su proyección continúa conmigo y con todos nosotros.
–Fue durante la rueda de prensa de su libro «El largo camino hacia la libertad» cuando Mandela dejó claro que si alguna vez un actor iba a interpretarlo en el cine quería que fuera usted...
–Bueno, me parezco a Mandela. De todos los buenos intérpretes que hay en Hollywood que podríamos haberlo encarnado era yo el que más lo recordaba físicamente.
–Y cuando aceptó el papel le dijo a su compañera de producción, Lori McCreary, que tenía en mente a dos directores para el filme.
–Sí, le comenté que «sólo puedo pensar en Clint Eastwood y Clint Eastwood». Es el mejor cineasta que conozco.
–Y entre los dos consiguieron que bordara el personaje de Mandela.
–Como actor no soy muy intelectual sino intuitivo, percibo lo que requiere cada trabajo leyendo el guión y si no entiendo una página no la voy a comprender por mucho que me la expliquen. Pero Clint y yo tenemos un entendimiento único.
–Fue el primero que aceptó participar en «Invictus». Usted se estuvo reuniendo con Mandela desde 1997 con la idea de llevar a la gran pantalla las memorias del presidente. Pero luego dejó de lado el libro porque consideró que la historia del mandatario era demasiado grande para una sola película.
–Fue cuando el periodista John Carlin me habló de su libro «Playing the Enemy: Nelson Mandela and the Game That Made a Nation», que adaptó al cine Anthony Peckham y se concentraba en ese particular momento de la historia cuando Mandela acaba de ser elegido presidente y abraza a sus enemigos, lo que entonces fue considerado como un suicidio político. Mandela obviamente era alguien extraordinario que vio la vida desde otra perspectiva, fue capaz de entender que podía reconciliar un país a través del deporte.
–Uno de los aspectos más sorprendentes de esa interpretación suya fue que durante toda la película sus pequeños detalles físicos nos recuerdan que Mandela pasó 27 años en la cárcel y que tenía 75 cuando se convirtió en presidente.
–Era un reto interpretar a alguien que todo el mundo conocía y veneraba. Y fue un honor haber sido elegido por Mandela para hacerlo. Yo antes de empezar el rodaje me preguntaba si era capaz de hacerlo bien o si iba a sentirme ridículo frente a todo el mundo con esta actuación. Aunque yo simplemente interpreté a Mandela para la gran pantalla, nunca quise que los espectadores nos confundieran con nuestros personajes. Creo que ser una personalidad como ésa exige una gran responsabilidad; yo me siento bien siendo un buen actor, pero no me hagas importante en ningún otro campo porque no soy experto en nada. Soy una persona absolutamente normal que tiene muchísimos defectos, tantos que si mis admiradores los descubrieran tal vez me querrían menos. No quiero, por lo tanto, que nadie me considere un icono por interpretar ese papel. No soy Dios, no soy Mandela, sé que soy un hombre afroamericano reconocido en todo el mundo, pero al fin y al cabo sólo soy un actor...
Eastwood: «Mandela priorizó Suráfrica»
Clint Eastwood fue el director de «Invictus» en 2009. Para el realizador americano, «Mandela pensaba más allá de sus intereses personales y consideró su pueblo como su familia. Fue siempre capaz de mirar antes por Suráfrica que por sí mismo. Cuando fue presidente no destruyó lo anterior, sino que supo perdonar a sus adversarios».
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