Política

Amenaza nuclear

La planta de Arak bloquea el pacto

Las potencias exigen a Irán el cierre de la central de agua pesada para firmar el acuerdo n Lavrov y Kerry viajan a Ginebra y dan un impulso a las negociaciones

El ministro de Exteriores iraní, Javad Zarif, en el centro, durante una de las reuniones de ayer en Ginebra
El ministro de Exteriores iraní, Javad Zarif, en el centro, durante una de las reuniones de ayer en Ginebralarazon

El último impulso para cerrar un ansiado acuerdo con Irán sobre su programa nuclear lo dio ayer el ministro de exteriores ruso, Serguei Lavrov, que viajó a Ginebra para sumarse a las negociaciones.

El último impulso para cerrar un ansiado acuerdo con Irán sobre su programa nuclear lo dio ayer el ministro de exteriores ruso, Serguei Lavrov, que viajó a Ginebra para sumarse a las negociaciones. La incorporación del jefe de la diplomacia rusa al proceso negociador, al igual que su homólogo chino, Wang Yi, y, más tarde, el anuncio del viaje del secretario de Estado de EE UU, John Kerry (hoy también se suman el ministro británico William Hague y el francés Laurent Fabius), abrió nuevas expectativas a un acuerdo inminente con Irán, a pesar de que ayer continuaran en la mesa de negociaciones un par de asuntos sin resolver. Se debe destacar que, a pesar de la voluntad que han mostrado los negociadores iraníes en esta nueva ronda de conversaciones con el G5+1 (Estados Unidos, Rusia, Francia, Reino Unido, China y Alemania), persisten limitaciones impuestas por el régimen de los ayatolás que han frenado la rubrica del documento. El principal escollo es el asunto sensible sobre enriquecimiento de uranio que, ante la postura de Irán de no ceder a su derecho al progreso nuclear, las seis potencias mundiales están dispuestas a permitirle enriquecer uranio al nivel 5%.

Los más escépticos ven difícil llegar a un entendimiento con Teherán debido a la falta de confianza hacia la republica islámica tras 10 años de ruptura de relaciones. Pero es una oportunidad que si se deja pasar podría no volverse a repetir en años, por lo que la maquinaria diplomática está trabajando a todo gas para alcanzar un acuerdo. Por eso, el primer paso que se está dando es ganarse la confianza entre las seis potencias mundiales y su contraparte iraní. En el documento preliminar, por un periodo de seis meses, se exige a Irán que disminuya sus actividades nucleares a cambio de suavizar las sanciones económicas internacionales. Washington estaría dispuesto a descongelar siete billones de dólares de las cuentas de Irán en el extranjero si se llega a un compromiso con Teherán. De lo contrario, si fracasan las negociaciones, el presidente Barak Obama tendría la presión del Senado de Estados Unidos, que quiere aplicar una nueva tanda de sanciones el próximo mes.

Debido al recelo de los iraníes, las reuniones bilaterales se han mantenido con la máxima discreción entre la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, y su homólogo iraní, Javad Zarif, y las declaraciones a la Prensa han sido muy generales. Se sabe que «ha habido progresos» y que continúan las «discrepancias» en algunos temas que se espera solucionar en breve, comentó ayer el portavoz de Ashton, Michel Mann.

Por su parte, una fuente diplomática iraní adelantó ayer que «el acuerdo está muy cerca» y que el único punto importante que queda por cerrar es el relacionado con el reactor de agua pesada de Arak, que está en construcción y que generará plutonio, susceptible de ser utilizado para la fabricación de una bomba nuclear. Este asunto causó numerosas discrepancias en el G5+1, en particular con Francia, que reclamaba hasta ahora que se detenga por completo la edificación de esa planta, mientras que EE UU se conformaba con un compromiso de que no será puesta a funcionar por el momento. Obama ha apostado por el moderado presidente iraní, Hasan Rohani, y confía en que un acercamiento es posible. Es muy significativo que Washington ya no exige a Teherán que renuncie a tener un programa nuclear sino a dotarse de la bomba atómica. Hoy se espera poder alcanzar un acuerdo tres días de intensas negociaciones.

En el punto de mira

- Este reactor, situado a 250 km de Teherán, podría servir para fabricar la bomba atómica, según Occidente. Desde Irán defienden que sólo producirá isótopos de radio con fines médicos.

- Su construcción lleva paralizada varios años, debido a la falta de financiación ocasionada por las sanciones internacionales.