Estados Unidos
La semana «horribilis» del polémico magnate
Sus constantes patinazos irritan cada día a más republicanos
En el lapso de una semana, el magnate ha acusado a Barack Obama y Hillary Clinton de ser los fundadores del Estado Islámico y ha vuelto a arremeter contra los medios de comunicación.
Era difícil llegar más lejos en sus exabruptos, pero Donald Trump se ha superado a sí mismo. En el lapso de una semana, el magnate ha acusado a Barack Obama y Hillary Clinton de ser los fundadores del Estado Islámico y ha vuelto a arremeter contra los medios de comunicación por sus críticas. «Era sarcasmo», zanjó como es su costumbre.
Para echar más leña al fuego, días después acusó al presidente Obama de sobornar al fiscal general de Nueva York, Eric Schneiderman, con una donación de 15.000 dólares para actuar en su contra por el supuesto fraude de la Universidad Trump.
En un preocupante anticipo de lo que sería su política exterior si llega a la Casa Blanca, el candidato republicano también indicó que de convertirse en presidente «sería libre de lanzar una guerra nuclear para terminar con la civilización en cualquier momento que quiera». Sin olvidar otros comentarios en los que ha invitado a utilizar la II Enmienda (el derecho a portar armas) en contra de su rival demócrata en las urnas. Sus asesores ya advierten que como se repita otro mes como agosto, será imposible que el republicano gane el 8 de noviembre.
Clinton se beneficia de los comentarios de Trump. Le han servido para acusar a su rival de dejarse llevar por su temperamento y no estar preparado para presidir el país. Precisamente, es el mismo argumento que utiliza el magnate contra Hillary.
La ex secretaria de Estado presiona a Trump para que publique su declaración de la renta tras revelar la suya de 2015 y las de los últimos diez años de su candidato a vicepresidente, Tim Kaine. ¿Qué tiene que ocultar el magnate? Ayer, «The New York Times» revelaba que Trump debía al Estado de Nueva Jersey 30 millones de dólares en impuestos por sus negocios de los casinos cuando su amigo Chris Christie se convirtió en gobernador. Desde entonces, los auditores y abogados estatales se han enzarzado en una dura pelea para que Trump cumpla con sus obligaciones fiscales.
Ante el espectáculo protagonizado por su candidato, medio centenar de miembros del Partido Republicano han sumado sus nombres a la carta que se dio a conocer la semana pasada en la que solicitan al comité nacional de la formación (RNC) que deje de financiar a Trump. Según la última versión de la misiva, la petición de que se ponga fin a la financiación de la carrera presidencial ha sumado 120 adeptos entre las filas de los republicanos, entre ellos, dos congresistas y 27 ex miembros del RNC.
Los firmantes piden que el dinero que se está destinando a la campaña de Trump se desvíe a las campañas para el Senado y la Cámara de Representantes. «Creemos que su interés por dividir, su insensatez, su incompetencia y su falta de popularidad, que ha batido todos los récords, hacen que se corra el riesgo de que estas elecciones acaben dando una aplastante victoria a los demócratas», se puede leer en la misiva, recogida por el diario «Politico».
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