Crisis en Túnez
La subida de precios desata otra ola de protestas en Túnez
Los choques entre policías y manifestantes se cobran la primera víctima.
Una nueva ola de protestas en Túnez se ha cobrado ya la primera víctima mortal. Se trata de un manifestante de 43 años que murió asfixiado en tras inhalar gases lacrimógenos en Tebourba, a unos 35 kilómetros de la capital tunecina. Desde el lunes cientos de manifestantes han salido a las calles en diez ciudades para protestar por un aumento del coste de la vida. El 1 de enero se elevaron los precios del combustible y de algunos bienes como internet, las llamadas telefónicas o los impuestos a vehículos.
Las nuevas políticas de austeridad para el nuevo año han calentado los ánimos de los tunecinos que ven cómo el paro y la corrupción siguen siendo las asignaturas pendientes de los sucesivos Gobiernos en la transición democrática de Túnez. Al alto índice de paro y la extendida corrupción, problemas ya endémicos durante la dictadura, se han sumado en los últimos años una galopante inflación, una pérdida constante de divisas y un paulatino descenso del valor de la moneda local, que han empobrecido aún más a la población. Precisamente, el nuevo estallido de protestas coincide con el aniversario de la revolución tunecina que acabó con el dictador Zinedin el Abedin Ben Ali hace siete años.
El colectivo «No en mi nombre», que engloba a grupos de estudiantes y activistas de izquierda, convocó ayer una gran marcha en la emblemática avenida Habib Bourguiba, epicentro de la Revuelta del Jazmín, que sorprendió al mundo y desató la llamada Primavera Árabe. «Ayer tuvimos un mártir, por culpa de las Fuerzas de Seguridad, estamos en el mismo escenario que la revolución de 2011, con la gente en las calles y el Gobierno sin atender las necesidades», explicó a Efe Ayoub Jaouadi, del colectivo «No olvidamos, no perdonamos».
Mientras cientos de tunecinos se quejaban de la falta de oportunidades laborales para los más jóvenes, la represión policial, la inflación y las corruptelas políticas, el primer ministro de Túnez, Youssef Chahed, llamaba a la calma y comprensión de los ciudadanos. Chahed criticó que «mientras que las manifestaciones son respetables, la violencia no lo es». «Los ciudadanos tienen que entender que esta situación es extraordinaria y que nuestro país tiene dificultades, pero creemos que 2018 será el último año difícil para los tunecinos», indicó el primer ministro en un intento por calmar las protestas. Según el Ministerio del Interior, un total de 44 personas han sido arrestadas por participar en ataques contra la propiedad pública y saquear locales comerciales.
Por su parte, Hamma Hammami, líder del Frente Popular (el principal partido opositor, llamó a continuar las manifestaciones hasta que el Gobierno retire el «injusto» presupuesto de 2018. «Hoy [por ayer] tenemos una reunión con los partidos de la oposición para coordinar nuestros movimientos, pero nos quedaremos en la calle y aumentaremos el ritmo de las protestas hasta que se elimine la ley injusta», avisó.
Las medidas económicas adoptadas por el Gobierno forman parte de un paquete de austeridad pactado con los acreedores internacionales para tratar de recuperar una economía que renquea desde la crisis política de 2011 y que sufrió un duro golpe en 2015 con dos atentados que golpearon al sector turístico, que representa el 8% del PIB.
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