Política

Brexit

La Unión Europea urge a May a "clarificar sus intenciones"

Los Veintisiete se muestran dispuestos a dar de margen hasta julio si el Gobierno británico lo solicita

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. EFE/ROBERT GHEMENT
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. EFE/ROBERT GHEMENTlarazon

Los Veintisiete se muestran dispuestos a dar de margen hasta julio si el Gobierno británico lo solicita

La UE reaccionó anoche al voto negativo en Wetsminster. El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, emitió un comunicado en el que «toma nota y lamenta» el resultado de la votación, a la vez que «urge» a Reino Unido a «clarificar sus intenciones tan pronto como sea posible» en lo que puede interpretarse como una alusión velada a una posible petición de una prórroga del artículo 50 para evitar un Brexit caótico. A pesar de esto, Bruselas cierra la puerta a una renegociación al asegurar que el acuerdo alcanzado «es un compromiso justo y el mejor acuerdo posible» y la «única manera» de asegurar un divorcio ordenado.

En el mismo comunicado, Juncker reitera que los Veintisiete han mostrado «creatividad y flexibilidad» y «buena voluntad» a la hora de ofrecer las clarificaciones solicitadas por May. Además, el texto reconoce que las posibilidades de un Brexit caótico se han incrementado tras el voto negativo de ayer y que los planes de contingencia siguen.

Brexit, vuelta a la casilla de salida: la opción del segundo referéndum cobra fuerza

En el laberíntico destino del Brexit ha surgido un nuevo obstáculo: las elecciones a la Eurocámara del 26 de mayo. En realidad, es un factor que lleva meses preocupando en los pasillos comunitarios, pero que a partir de ahora puede convertirse en un elemento clave a la hora de una posible prórroga del artículo 50 que permita evitar un Brexit caótico el 29 de marzo. Fuentes diplomáticas reconocen que la hipótesis de esta extensión cobra fuerza siempre y cuando Londres lo solicite y se da por supuesto que existe ahora el suficiente apoyo de las capitales europeas para conseguir la unanimidad necesaria que requiere.

Pero la celebración de los comicios europeos hace que, por el momento, tan solo se pueda optar por una prórroga corta que plantea numerosos interrogantes de tipo técnico, pero también político. Existe consenso, según las fuentes consultadas, para que se pueda aprobar una extensión hasta el mes de julio antes de que se constituya el nuevo Parlamento Europeo, pero no se descarta que se pueda superar este límite, si este lapso de tiempo resulta demasiado corto ante el previsible huracán al otro lado del Canal de la Mancha. «Hasta ahora nadie ha encontrado una solución alternativa», admiten fuentes diplomáticas a pesar de que nadie descarta un conejo de la chistera en forma de «creativa fórmula jurídica» de última hora.

Pero cuando se trata de un tema de tan honda sensibilidad política, el problema no estriba tan solo en tecnicismos. La primera solución que se debe encontrar ante una posible extensión es determinar si en ese caso Reino Unido deberá celebrar las elecciones europeas en su territorio, dado que seguiría siendo un Estado miembro, o se podría ampliar el mandato de los actuales eurodiputados. Aquí el problema radica en que una prórroga tampoco solucionaría uno de los principales interrogantes: si el Brexit va a llegar a consumarse. La sentencia del Tribunal de Justicia de la UE que validó la capacidad de Reino Unido para revocar unilateralmente el divorcio menciona de manera expresa que esa potestad se extiende durante una eventual prórroga. Por lo tanto, nadie puede asegurar que en la primera sesión del mes de julio los eurodiputados británicos sigan dentro del hemiciclo y tengan la capacidad de marcar la agenda comunitaria en la renovación de todos los cargos político que tendrá lugar durante el otoño. Como problema menor, el reparto de escaños acordado hasta el momento (España gana cinco) tras la salida de los 73 eurodiputados británicos quedaría congelando.

Ante la posibilidad de que los eurodiputados británicos permanezcan durante la legislatura, se plantea la opción de que los representantes británicos carezcan de derecho de voto y tan solo actúen como meros observadores al igual que sucede cuando un país europeo se adhiere al «club» comunitario a mitad de mandato. No habría entonces grandes problemas si deben abandonar el hemiciclo tras los primeros meses de legislatura.

El problema de conceder una prórroga larga a Reino Unido más allá del mes de julio también suscita otros interrogantes sobre su eficacia. Bruselas ya esperó nueve largos meses a que Londres notificara el Brexit con el objetivo de que la autoridades británicas comenzaran las negociaciones con las ideas claras. El tiempo ha demostrado que este deseo no se cumplió. Además, según las fuentes consultadas, el artículo 50 deja la puerta abierta (no lo prohíbe de manera expresa) a sucesivas peticiones de prórroga que pueden eternizar aún más las negociaciones y que el efecto disuasivo del Brexit caótico quede desactivado. Como punto a favor, desde el punto de vista político resulta impensable que Londres pueda revocar de manera unilateral el Brexit sin la celebración de un nuevo referéndum (aunque el Tribunal de Justicia tan solo menciona la «luz verde» del Parlamento británico) Una prórroga más allá de julio facilitaría a los grandes partidos británicos la organización de una nueva consulta pública.