Kiev
Los empresarios de Donetsk dejan la ciudad en busca de seguridad
Cada vez más empresarios de las zonas afectadas por el conflicto en el este de Ucrania transfieren sus negocios a ciudades consideradas seguras, como Lviv, la mayor del oeste del país, de gran tradición turística y proeuropea.
Cada vez más empresarios de las zonas afectadas por el conflicto en el este de Ucrania transfieren sus negocios a ciudades consideradas seguras, como Lviv, la mayor del oeste del país, de gran tradición turística y proeuropea.
Donetsk, la región del oriente del país fronteriza con Rusia y donde tiene lugar una guerra contra grupos separatistas prorrusos, era hasta el inicio de esta crisis el segundo corazón económico de Ucrania -después de Kiev- por su industria del carbón, del que hasta el año pasado producía 85 millones de toneladas anuales y ahora menos de la mitad.
Un hecho inédito relacionado con la guerra es que Ucrania ha tenido que empezar a importar carbón de Rusia y analiza la posibilidad de comprarlo también a Sudáfrica y Australia.
Desde abril, el conflicto armado ha causado la destrucción de importantes infraestructuras en Donetsk y Lugansk -la otra región vecina donde tienen lugar las hostilidades-. y el desmoronamiento de su tejido económico, tras la partida de compañías y de pequeños empresarios y emprendedores.
Once compañías de tecnologías informática han dejado Donetsk en los últimos meses y ahora trabajan desde Lviv, según Oleg Matsekh, coordinador de la ONG "Reanimación del Paquete de Reformas", surgido tras la caída del presidente Víktor Yanukovich, el pasado febrero.
"La informática es una actividad fácil de desplazar, no requiere de grandes equipos, pero también han llegado empresarios de otros sectores para empezar de nuevo aquí y traer a sus familias", agrega.
En Lviv, el éxodo de población de Donetsk y Lugansk ha tenido un impacto muy distinto al observado en el resto de Ucrania por la llegada de "desplazados"con recursos suficientes para lanzar negocios, consumir, comprar propiedades y dinamizar la economía local.
"Lo que atrae de Lviv es la mentalidad empresarial. Aquí la mayoría de la gente no trabaja en grandes compañías, como en el oeste, sino que en pequeños negocios y entidades privadas, que son la base de la economía local", explica Matsekh.
"Hasta aquí ha llegado mucha gente por la guerra, pero no son los desplazados que se ven en la televisión, sino que han llegado en sus Mercedes 600, alquilan e incluso compran casas, van a restaurantes y, en general, tienen un nivel de vida elevado", afirma por su parte Mark Zarkhin, copropietario de una cadena de restaurantes y de tiendas de productos locales.
Otro ámbito que está ganando impulso es el turismo, en el que están especialmente involucrados los llegados de Crimea, la península que Rusia anexó en marzo y que era uno de los principales destinos turísticos de los ucranianos.
Por ellos, muchos crimeanos con experiencia en el turismo decidieron que Lviv era el mejor lugar para instalarse y empezar un nuevo negocio, confirma por su parte la directora del organismo promotor del turismo en Lviv, Olga Ostapchuk.
Las autoridades tienen registrados a 1.500 crimeanos llegados a raíz de la anexión.
Esta dinámica ha permitido equilibrar en gran medida el descenso del turismo extranjero -principalmente de Polonia, Rusia, Bielorrusia y Alemania- ahuyentado por la guerra en el este, que tiene lugar a 1.200 kilómetros de esta ciudad.
La situación relativamente positiva en Lviv, con respecto al impacto del conflicto en el resto del país, ha empujado a sus habitantes a lanzar numerosas y simultáneas iniciativas para recolectar fondos para sus soldados enviados al frente de combate.
Los propietarios de restaurantes se han unido, por ejemplo, en la idea de agregar una grivna (0,06 euros) a cada cuenta, dinero que se entrega a una fundación caritativa y que se destina exclusivamente a atención médica para los soldados, asistencia psicológica y espiritual posguerra y ayuda financiera a sus familias.
La iniciativa es anunciada a los clientes en avisos que se colocan en cada mesa y cualquiera tiene el derecho de no hacer ese donativo.
Los espacios de recolección de fondos entre la población para los soldados (se excluye la compra de armamento o municiones) se multiplican igualmente en iglesias, parques y establecimientos comerciales.
El actual Gobierno acusa a las administraciones pasadas, especialmente a la de Yanukovich, obligado por las revueltas populares a abandonar el poder en febrero y huir a Rusia, de haber desarticulado a las Fuerzas Armadas, privándolas de recursos y dejándolas con equipos militares obsoletos y personal escaso y con formación inadecuada.
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