Guerra en Ucrania
Los habitantes de Simferopol: «Rusia viene a nuestro auxilio»
Júbilo en las calles de Simferopol ante el anuncio de la intervención de Moscú
SIMFEROPOL (CRIMEA)- El día en la capital de Crimea amaneció ayer con una exaltación prorrusa y antiamericana. A primera hora, se celebró una especie de mitin político a las puertas del Parlamento tomado por un grupo armado vestido con uniformes militares. Desde la madrugada del jueves, la sede de la soberanía popular, la del Parlamento y los aeropuertos están ocupados por los uniformados, pero ayer fue la primera vez que se los veía campar a sus anchas por el centro de Simferopol. Las calles estaban inundadas de banderas naranjas y negras símbolo de la Orden de San Jorge, el máximo honor militar ruso y en las pancartas se podían leer lemas como: «Yankees, go home» (Norteamericanos, iros a casa). Cerca de allí, Konstantin, un joven de 25 años, daba su opinión sobre el referéndum que se aprobó ayer en el Parlamento de Crimea sobre el derecho a decidir su propia autonomía, en principio programado para el día 25, coincidiendo con las elecciones presidenciales de Ucrania, pero adelantado ayer al próximo 30 de marzo. «Yo no tengo claro si quiero formar parte de Rusia o no, pero sí estoy de acuerdo en realizar el referéndum. No quiero que el Parlamento de Kiev, que fue formado en una situación de crisis y con el presidente huido, decida por nosotros».
«Yo voté tres veces por Viktor Yanukovich y su Partido de las Regiones, pero en el momento que más le necesitábamos se marchó, así que ya se puede quedar donde está», comentó otra mujer de mediana edad al preguntarle sobre las palabras del ex presidente desde Rusia, en las que pidió seguir luchando por el poder ya que se considera aún el presidente legítimo. La tensión militar se masticaba ayer en las calles de Simferopol. Por la tarde, un periodista de una cadena anglosajona fue abucheado a gritos de «mentiroso, mentiroso». Una de las mujeres que gritaba con un perfecto inglés afirmaba que «no queremos ser un regalo», refiriéndose al gesto, en 1954, del entonces mandatario de la URSS, Nikita Jruschov, de «regalar» Crimea a la República Soviética Socialista de Ucrania, entonces parte de la URSS. «Este hecho fue un error que los ciudadanos de Crimea ya hemos lamentado demasiado tiempo, ahora Rusia viene a solucionar aquel error». Preguntada si no está asustada por la decisión que tomó ayer el Senado ruso de autorizar el uso de tropas para estabilizar Crimea, afirmó con rotundidad: «Al contrario, nos vienen a auxiliar». Poco después, emprendían varias marchas en la ciudad, llenas de banderas rusas, al grito de «Simferopol y Crimea son Rusia», con dirección a la plaza de Lenin, en el centro de la capital, donde su estatua contemplaba las enormes banderas ondeadas con alegría por los manifestantes. Otro cántico que se podía oír era algo así como «fascistas, no pasarán», en referencia a los grupos de ultraderecha, que, afirman los ciudadanos prorrusos en Simferopol, así como el mismo Yanukovich, copan las calles de Kiev y la plaza de la Independencia, presionando las decisiones del nuevo Parlamento ucraniano. «Mi abuelo luchó en la Segunda Guerra Mundial contra los fascistas, ¿cómo puedo dejar que fascistas decidan por mí?», se preguntaba Slava, de unos 35 años, cerca de la estatua de Lenin, y seguía: «Ucrania está en bancarrota, ¿por qué voy a querer seguir formando parte de ella? Rusia es una nación grande y rica actualmente, y Europa no nos da ni dinero ni nos apoya; Rusia, sí».
Desde Kiev, la decisión de Putin de enviar tropas a Crimea se tachó de «agresión armada» y los euromaidan convocaron una manifestación frente a la embajada de Rusia en Kiev. Asimismo, hicieron un llamamiento a todas las naciones amantes de la democracia a realizar manifestaciones frente a las embajadas de Rusia en sus respectivas capitales, especialmente en Londres y Washington. El grupo ultranacionalista Pravi Sektor, protagonista de los enfrentamientos de las semanas pasadas en Kiev y cuyos miembros consideran la unidad de Ucrania inviolable, emitieron un comunicado en el que solicitaron a las autoridades de Kiev que les cedan armamento y se ofrecían a ser movilizados para defender la integridad territorial del país, en colaboración con las Fuerzas Armadas ucranianas, el Ministerio del Interior y los servicios secretos. «Recordamos a todos los ciudadanos, independientemente de su nacionalidad, que nuestra lucha es antiimperialista, no rusófoba. En estos momentos urge la creación de un movimiento de resistencia contra las fuerzas ocupantes del territorio ucraniano», informa Javier Larrauri. Las redes sociales se llenaron de mensajes a favor de la paz y en contra de la intervención armada, paralelismos entre Putin y Hitler, comparando la situación actual con la anexión alemana de la ciudad polaca de Danzig.
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