Política

Suecia

Los socialdemócratas suecos suman los apoyos necesarios para mantenerse en el poder

El acuerdo con centristas y liberales aísla a la ultraderecha, el tercer partido más votado en las elecciones de septiembre.

El presidente del Parlamento sueco, Andreas Norlen, y el socialdemócrata Löfven
El presidente del Parlamento sueco, Andreas Norlen, y el socialdemócrata Löfvenlarazon

El acuerdo con centristas y liberales aísla a la ultraderecha, el tercer partido más votado en las elecciones de septiembre.

Cuatro meses después de celebrarse las elecciones, Suecia parece encaminarse al final de su bloqueo político. Tras el pacto con liberales y centristas del pasado viernes, el socialdemócrata y primer ministro en funciones Stefan Löfven logró sumar ayer la abstención de los ex comunistas de cara a la investidura que se celebra mañana en el “Riksdag” (Parlamento). El Partido de la Izquierda, socio parlamentarios del actual Gobierno rojiverde desde 2014 y con 28 diputados, se mostraba reacio a las bajadas de impuestos y abaratamiento del despido prometidos sin contar con ellos por el dirigente socialdemócrata a cambio del apoyo de los dos partidos de centro derecha.

El líder de esta formación, Jonas Sjöstedt, había condicionado el lunes su abstención a una negociación con Löfven, lo que motivó que el proceso de nominación del candidato a primer ministro se retrasase dos días más y la votación parlamentaria, al viernes. “Nos hemos asegurado de que si Löfven forma Gobierno, tendremos influencia política durante este período. La cláusula es historia”, afirmó Sjöstedt. Sin embargo, el líder ex comunista, temeroso de un giro a la derecha del Gobierno rojiverde, advirtió a los socialdemócratas de que su partido podría presentar una moción de censura si el próximo Ejecutivo sigue adelante con su prometida reforma laboral y del alquiler.

«Lo que está vigente es el acuerdo [con el centro derecha]. Hay que cumplirlo. Cómo el Partido de Izquierda elige actuar en distintas situaciones es su responsabilidad», explicó el primer ministro, que cuenta con 167 de los 349 diputados para su investidura. La negociación a dos bandas ha permito a Löfven romper la Alianza, la coalición de centro derecha de la que formaban parte desde 2004 liberales y centristas junto a conservadores y democristianos, y, lo que es más importante, mantener el cordón sanitario frente a los ultraderechistas Demócratas Suecos (DS), el tercer partido más votado el 9 de septiembre.

El empate técnico entre la izquierda (144 diputados) y la derecha (143) surgido de las urnas dejaba a los populistas xenófobos como árbitro político del país nórdico con sus 62 escaños. Sin embargo, el rechazo de liberales y centristas de formar parte de un Gobierno de centro derecha que se beneficiara si quiera de la abstención de DS ha roto los bloques políticos tradicionales en Suecia. Y es que deomocristianos y conservadores no excluían trasladar a escala nacional los pactos que ya mantienen con la ultraderecha en algunos municipios del sur de Suecia.

Para el líder de la oposición y presidente del Partido Moderado, Ulf Kristersson, la alianza de sus antiguos socios con los socialdemócratas es “absurda”, si bien no cerró la puerta a futuras colaboraciones. “Han roto la Alianza a nivel nacional, pero haremos todo lo posible para seguir colaborando en el plano regional y local”, dijo Kristersson, que fracasó este otoño en su intento de ser primer ministro.

El sistema sueco conocido como “parlamentarismo negativo” prevé que un candidato no necesita dispone de mayoría para convertirse en primer ministro, sino no contar contar con una mayoría de votos en contra en el Riksdag. Esto ya permitió a Löfven gobernar en 2014, cuando la derecha prefirió tolerar un Gobierno rojiverde antes que pactar con la ultraderecha para llegar al poder. La de mañana será la tercera sesión de investidura de las cuatro que prevé la Constitución tras las dos fallidas de Kristersson y Löfven este otoño. En caso de no elegir primer ministro en las cuatro rondas, Suecia debe repetir las elecciones en un plazo de 90 días, algo que solo ha sucedido en 1958.