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Maduro y su furia contra España

El dirigente chavista arremete contra Pedro Sánchez y tensa la relación bilateral por amenazar con reconocer a Juan Guaidó como presidente interino si en ocho días no llama a las urnas.

Nicolás Maduro
Nicolás Madurolarazon

El dirigente chavista arremete contra Pedro Sánchez y tensa la relación bilateral por amenazar con reconocer a Juan Guaidó como presidente interino si en ocho días no llama a las urnas.

El anuncio del presidente del Gobierno Pedro Sánchez de que España está dispuesta a reconocer a la cabeza del legislativo venezolano, Juan Guaidó, como «presidente encargado» «si en ocho días no hay una convocatoria de elecciones justas y libres» despertó la furia del chavismo. La postura anunciada por España –que antes había adelantado el ministro de Exteriores, Josep Borrell– fue acordada y anunciada casi en paralelo con Francia, Alemania y los demás integrantes de la Unión Europea. Pero los misiles retóricos de Nicolás Maduro solo se han dirigido contra Madrid.

«Si ellos quieren elecciones que las hagan en España», respondió el líder venezolano. Maduro incluso invitó al embajador Jesús Silva y a su personal diplomático a abandonar el país si están en desacuerdo con cómo marchan las cosas. «Nos plantamos ante España, ante su racismo y su discriminación. Que se vayan de Venezuela, no nos importa, estamos decididos a ser libres. Que se vayan rápido, con todo su personal y su embajador, hoy mismo. Seremos más felices sin ellos, sin su complejo de superioridad».

La dureza empleada para hablar de España parece haberse atemperado en el caso de EE UU. Si bien mantiene la ruptura de relaciones diplomáticas con Washington, el dirigente aclaró que seguirá vendiéndole petróleo a su gran enemigo, que resulta ser su principal cliente comercial. Además, informó de que se iniciaron conversaciones para establecer en 30 días una Oficina de Intereses en cada capital «como durante años funcionó en Cuba», que manejarán, por ejemplo, trámites migratorios. De momento, Maduro no expulsó a los diplomáticos americanos, como había prometido la semana pasada.

Tampoco ha cargado contra Emmanuel Macron, Angela Merkel o cualquiera de los otros líderes europeos, a pesar de haber calificado el ultimátum como una insolencia. «Creo que en el régimen tienen claro que es España quien generalmente lleva la voz cantante con respecto a Venezuela en la Unión Europea», considera Mariano de Alba, analista internacional destacado en Washington. «También España había tenido una posición menos contundente últimamente, de promoción de una negociación, y conoce que el Gobierno de Pedro Sánchez está sujeto a presiones para no adoptar la misma posición que el Gobierno de Estados Unidos con relación a Venezuela», añade Alba.

Se refiere a los apoyos de Podemos. El pasado 24 de enero, la formación de Pablo Iglesias publicó un comunicado pidiendo a Moncloa no reconocer a Guaidó. «Bajo ningún concepto puede llamarse demócrata quien aliente o justifique un golpe militar o una guerra en Venezuela» que estaría siendo impulsado por el Gobierno de Trump, dijo el partido de Pablo Iglesias al insistir en que la salida a la crisis venezolana debe ser a través del diálogo. Es la misma postura que ha mantenido hasta ahora el propio Gobierno de Maduro.

Carmen Beatriz Fernández, profesora de estrategia política de la Universidad de La Rioja, asiente en que el gobernante chavista siente más las palabras de Sánchez que de otros «porque las relaciones han sido más cercanas. No olvidemos los esfuerzos de diálogo de [José Luis Rodríguez] Zapatero, un obvio aliado del Gobierno, como lo fueron menos obvios Sánchez y Borrell, que han hecho esfuerzos por restaurar el diálogo interno», detalla la especialista. «Por otro lado, no me extrañaría que detrás de esa ira estuviera el CEPS de Podemos, que es un 'think tank' que durante tanto tiempo ha sido un orientador del chavismo con sus informes diarios detallados de la definición del mensaje de Maduro», agrega la venezolana.

El ministro de Exteriores de Maduro, Jorge Arreaza, dijo ayer que «si algo dejó de parecerse a la izquierda hace décadas es el llamado socialismo europeo. Su propio partido ni es socialista, mucho menos obrero, y al ponerse a la cola de los golpes de Washington, incluso dudamos que sea español», afirmó en respuesta a lo dicho por Pedro Sánchez de que Maduro nada tiene que ver con la izquierda.

Desde que se produjo el rifirrafe, la representación española en Caracas no se ha movido de sus puestos. Y quizá nunca lo haga. «Una ruptura de relaciones unilateral con España no suena probable, quizás más con toda la Unión Europea, que dirá que se queda en el país porque reconocen a Guaidó al culminar esos ocho días», dice Fernández.

De Alba es más cauto. Cree que Miraflores está viendo las consecuencias concretas de las limitaciones que afronta internacionalmente. «Su estrategia va a ser tratar de atrincherarse más a lo interno y buscar tener algún tipo de contacto con la comunidad internacional para sembrar dudas y tratar de convencer que está siendo objeto de una supuesta agresión o golpe de Estado».

Para la experta Giovanna de Michele, el Ejecutivo venezolano está apostando al desgaste de los esfuerzos de la oposición ante la imposibilidad de ejercer efectivamente el poder. «Si en esos ocho días Guaidó avanza en su consolidación, Maduro pudiera arreciar el discurso y en consecuencia reaccionar frente a España como lo ha hecho frente a Estados Unidos, particularmente porque percibe en Pedro Sánchez y en Podemos una traición. Si por el contrario la oposición comienza a perder fuerza, veremos a un Maduro bajando el tono para tratar de recuperar el espacio perdido».

Maduro se burla y canta el «Que viva España»

Nicolás Maduro llevó su burla contra la «injerencia» española en la crisis interna de su país hasta el punto de que se atrevió a cantar el tema de Manolo Escobar «Que viva España» en una aparición televisiva. Tras sus críticas a Sánchez, agradeció las muestras de apoyo recibidas en nuestro país, entre ellas, dijo, una concentración organizada en Zaragoza cuando estaban a «diez grados bajo cero». El líder chavista se arrancó entonces a entonar la canción con aire de mofa y tras iniciar el estribillo, se preguntó: «¿No es así la canción? ¡Que Viva España!», en medio de la celebración de la concurrencia.