Madrid
Mark Thompson: «Trump sabe más de redes sociales que la mayoría de periodistas»
Mark Thompson / Presidente y CEO de «The New York Times». El directivo del periódico neoyorquino cree que el aislamiento que defiende el presidente de EE UU «es una amenaza para la Unión Europea»
El directivo del periódico neoyorquino cree que el aislamiento que defiende el presidente de EE UU «es una amenaza para la Unión Europea»
“Sin palabras. ¿Qué ha pasado con el lenguaje político?” (Debate) es un profundo ensayo sobre el nuevo uso de las narrativas políticas escrito por el británico Mark Thompson, presidente y Consejero Delegado de “The New York Times” al que el tiempo ha dado la razón sobre lo que él auguraba cuando comenzó su obra en 2009: la anti-retórica y la posverdad han vuelto para quedarse. Thompson, que ha recibido las críticas del presidente de EE UU sobre su prestigioso medio, destaca lo abiertos que son en la Casa Blanca. “Trump sigue cogiendo el teléfono. Si llamas, responde el presidente”. Antes de asistir a una conferencia organizada por la Fundación del Pino, Thompson atendió a las preguntas de LA RAZÓN.
-Todos los votantes de Trump a los que he entrevistado insisten en que es un hombre honesto... ¿Es acaso un experto en parataxis?
-El ejemplo que doy en el libro es el de Julio César, que siempre quería mantener la imagen, más en plena guerra y, por tanto, mandaba cartas y despachos desde el frente de batalla que después literalmente se escribían en oro. Sus mensajes eran brillantes y súper claros, como el de “Vini, vidi, vinci”. Esto es parataxis. Por eso Trump dice: “Tenemos que construir el muro. Los muros funcionan”. En este estilo, reconocen que no son grandes oradores, ni Cicerón, ni fan de las largas frases, subordinadas... sino que ''soy un general, hablo claro y lo pongo en práctica''. Berlusconi es un gran exponente, es muy de Consejero Delegado: soy un hombre práctico, entiendo el mundo... El de Trump es un lenguaje muy distintivo, muy bien entendido. Aunque no es bueno para los argumentos complejos, de ahí que a Trump no le gusta que le pregunten por retos complicados, porque no puede usar su estilo trumpista para asuntos difíciles. Es que estos líderes son prácticamente fetichistas de lo reales que son, de su relación con la comunidad, de su “os entiendo”. Incluso en las ruedas de prensa, Trump intenta no sonar como un miembro de la élite. Al ser preguntado por política exterior, él responde de manera simple: “Eso está muy mal, fatal”.
-Y usted, como CEO, ¿cómo le ha afectado que el presidente de EE UU llame “fake news” (noticias falsas) a “The New York Times?
-Es algo nuevo. La primera vez que lo hizo, un domingo por la mañana, diciendo que éramos un fracaso, perdiendo lectores y suscriptores, tuve una teleconferencia en la que éste era el asunto: ¿cómo se trata que el presidente critique tu negocio? Y decidimos, rápidamente, que deberíamos tuitear también, pues no era cierto. No queríamos entrar en una riña, pero siempre que alguien dice algo falso sobre nosotros, les corregimos. De hecho es al revés, estamos ganando suscriptores. Cuando vino a comer con nosotros (que al principio dijo que cambiamos los términos y no era cierto), estuvimos 75 minutos con él y nos contestó a todas las preguntas. Al salir, a todos los medios allí presentes les dijo: “El ''New York Times'' es una joya para EE UU y el mundo”. Por lo que preferimos quedarnos con lo positivo. (Se ríe).
-El hecho de que cuando los medios dicen que ha mentido, él les llama 'fake news', hace que al final sus simpatizantes se queden con eso. Es alucinante, su mentira se diluye.
-Es muy inteligente. Adoptar la expresión “Fake news” y hacerla suya, (cuando se decía de los medios y webs que le apoyaban y él se queda la expresión) y la usa contra medios que no le gustan como “The New York Times”. En Trump tenemos a un experto muy confiado en medios. Ya veremos en Gobierno, pero en cuanto a los medios de comunicación lleva décadas de ventaja. Su experiencia en ''reality shows'' y como productor de televisión, hace recordar que es experto en interactuar, votar, audiencias que responden... Una narrativa de quién gana, quién no... Él sabe mucho más de redes sociales y su dinámica que la mayoría de los periodistas. Y son extremadamente abiertos. Hace un par de semana, un par de mis colegas le preguntaron algo a Steve bannon sobre Trump y él les dijo: “¡Vayamos a preguntárselo al presidente!”. Y Donald Trump sigue contestando al teléfono, si le llamas, el presidente responde. Barack Obama tenía decenas de capas, perros guardianes, antes de acceder a él. No interactuaba mucho con los medios.
-¿Cree que ha ido demasiado lejos al llamar al ex presidente Obama “enfermo”? ¿Y no dar pruebas de su acusación?
-Ese tuitvino después de dirigirse al Congreso, en un discurso en que muchos periodistas dijeron que sonó presidenciable, más medido, un hombre de estado. Un par de días después, suelta esto. Tiene una doble o múltiple personalidad retórica. Obama puede ser “un hombre agradable” y después “un tipo malo y enfermo”. Todo coexiste. Y me parece fascinante que de Trump, que es algo humano y real, se tienen informes de su estado de ánimo. Así es como me siento: “Estoy enfadado” o “Ya no lo estoy”. Y esto es desconcertante, sin embargo, para sus simpatizantes es sinónimo de hombre honesto, que no esconde sus sentimientos ni se trata de alguien inconsistente. No es un político que se ciña al guión y entonces le pillen en un renuncio. Creo que está inmerso en un experimento político, ¿está bien ser tú mismo y dejar que todo el mundo vea tu personalidad? Asimismo, estamos ante un momento en que el famoso que se abre y se confiesa a sus fans, gusta mucho tanto a audiencias como a periodistas. Lo está aplicando a la política y es que él fue celebridad antes que presidente.
-¿Implosionará Trump el Partido Republicano con este estilo tan personalista?
-Es una discontinuidad, por supuesto y es muy difícil de informar sobre ello. No sabemos qué pasará dentro del Partido Republicano. Sabemos qué están divididos, pero también que les gusta ganar elecciones y desarrollar una agenda conservadora para EE UU. Asimismo, ya estaba bien dividido en tres o cuatro líneas. Veremos a Trump buscar reconciliaciones, buscar consenso en algunas áreas republicanas y el Partido a veces le apoyará totalmente y otras no. La reforma sanitaria será prueba de ello. También creo que muchos europeos y estadounidenses liberales aún no han aceptado la victoria del año pasado y asumen que es completamente inconcebible que gane un segundo mandato. Siempre hablan de un posible “impeachment”. Para mí, deberíamos esperar a ver qué pasa. La economía no está respondiendo negativamente y si logra cambiar el Congreso para sus paquetes de infraestructuras, y se centra en salvar el empleo estadounidense, no es imposible que salga reelegido. El problema de los líderes populistas es que no les gusta tomar medidas impopulares, y a veces estar en el Gobierno significa precisamente eso. Estoy convencido de que el populismo no funciona en el largo plazo, pero en el corto, sí, de ahí que pueda lograr un segundo mandato. Más teniendo en cuenta el rechazo que hay al “establishment”.
-Trump se verá esta semana con Merkel, ¿hablan el mismo idioma?
-Salvo alguna excepción, Trump es muy bueno encontrando la manera de hablar con otros líderes internacionales. No hay que olvidar el interés nacional de cada país. Me sorprendería que la reunión con Merkel no fuera políticamente normal. Eso sí, en cuanto a “América primero”, el eslogan de Trump, esa asociación con el aislamiento sí que es una amenaza para la UE y el resto del mundo, porque él cree de verdad en ello y a la noción de una América altruista, un escudo para la democracia, para Occidente, una fuerza activa del bien en el mundo, se le va a dar un énfasis menor, y por contra, el interés propio nacional crecerá.
-¿Cree que Donald Trump algún día se quedará “sin palabras”?
-(Se ríe). Incluso mientras estén poniendo el último clavo de su ataúd, estaría hablando desde el otro lado. Creo que si tomamos las palabras como significado de comunicación verdadera, donde se escucha detenidamente y se responde a través de comunicación humana. Creo que no sólo Donald Trump, sino la sociedad, estamos perdiendo esta habilidad y necesitamos recuperarla.
Cuando Carlomagno en los años oscuros de los 800 se preguntó cómo se puede reconstruir la civilización él y el monje Alcuin decidieron parar la enseñanza de la retórica. Porque te ayuda a entender otras culturas, argumentos y al otro y tener un sentido de la realidad. En la actualidad, en EE UU, la gente está en desacuerdo con la realidad. “La carnicería americana” (como dijo Trump en su discurso de inauguración), para muchos de nosotros es una exageración general, es algo particular que se vuelve absoluto, como si todos sufrieran desempleo, violencia... y estadísticamente no es cierto. Es uno de los países más prósperos del mundo. Pero hay una gran parte de los estadounidenses para quien esto se siente como verdad. El miedo, la falta de futuro, la amenaza de la violencia, dominan su vida. Trump ha sido muy competente en resaltar un sentimiento que es verdad, pero que no está contrastado con hechos. Y esto es mucho de lo que hace. Si un inmigrante mexicano viola, si uno es un violador, es como si todos son violadores.
-¿O como con el problema del terrorismo musulmán y su veto, que por cierto no incluye a los saudíes?
-Es muy instintivo caer en su modo de ver el mundo. No podría haber ganado si las decenas de miles de estadounidenses que no se sienten escuchados y apartados. Hay un sentimiento de verdad y todos hemos permitido esta brecha entre las élites educadas pensaba del mundo. Todos sabíamos que el libre comercio es bueno, pues no hace falta explicarlo. No se debate. En EE UU y Reino Unido se suprimió el debate de la inmigración. Todos sabían que la opinión pública se estaba inquieta por la migración, pero no se trataba. El debate estaba en los portales, pero parecía que si se hablaba de ello era racista, muy divisivo... Pero no es lo que ocurre. Todos tenemos que debatir sobre lo que pensamos, si dejamos de hacerlo, no significa que hayas ganado el debate por omisión.
SOBRE MARK THOMPSON
Thompson, que además de empresario y periodista es experto en retórica, preparaba una conferencia en Oxford en 2012 y reparó en “el comité de la muerte” de 2009 contra el Obamacare y se dio cuenta de que algo estaba cambiando en el discurso político. A Thompson le preguntaban: ¿pero era realmente novedoso? ¿No han sido los políticos siempre cínicos, retorcidos y exagerados para lograr sus propósitos? Pero también, ¿qué importa el lenguaje, la política no va sobre ideología, economía y cambios sociales? Después de todo este tiempo, Thompson (que ya fue director general de la BBC de 2004 a 2012 ) cree que la actualidad le da la razón, pues la combinación de los medios digitales, el lenguaje más intenso y condensado, las exageraciones, el hecho de que la gente quiere creerse una narrativa tan ciegamente que prefieren ignorar los hechos, y las teorías de la conspiración en lugar de la sabiduría de los expertos... “Todo esto hace pensar que estamos ante algo nuevo en política. De alguna manera las campañas del Brexit y la de Donald Trump son ejemplos de ello. También creo, aunque me es más difícil de demostrar, que el lenguaje y en particular el éxito del lenguaje disruptivo que es obviamente muy distinto a la retórica política, están teniendo un efecto político. No es superficial de la política, la está cambiando en muchos países”.
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