Afganistán

Masood Khalili: «El exilio afgano no cesará hasta que mejore la seguridad»

Masood Khalili
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El Embajador de Afganistán en España luchó en 1986 contra los soviéticos. Ahora lo hace para que su país sea libre.

En una de las cartas que Masood Khalili escribió a su mujer cuando luchaba contra los soviéticos en 1986 en Afganistán, y que ahora recoge en el libro «Los susurros de la guerra» (Alianza), relataba las terribles experiencias de varios refugiados con los que se cruzó en su camino, que huían de la guerra dejando atrás a sus familias, hogares y trabajos. Casi cuarenta años después, millones de afganos continúan este exilio masivo, que el ahora embajador Khalili atribuye a la inseguridad y la maltrecha economía de su país. «Afganistán ha cambiado mucho desde entonces. Ahora tenemos colegios, hospitales, un Parlamento, una Constitución..., pero todavía nos falta camino por recorrer. Soy optimista y nuestra fuerza, cultura y lucha por nuestros ideales nos harán un país totalmente libre», asegura.

–Tras los sirios, los afganos suponen el mayor volumen de refugiados que llegan a Europa. ¿Qué solución plantean desde Kabul para frenar este éxodo?

–En nuestro país hay importantes problemas económicos. No hemos conseguido ser independientes económicamente. Si fuera por los recursos naturales que tenemos, seríamos el país más rico del mundo, pero la inseguridad nos impide avanzar. Nadie puede invertir en Afganistán en esta situación, no es sencillo y esto repercute, entre otras cosas, en que en este momento haya más de 200.000 jóvenes que no tienen trabajo y deciden marcharse a Europa en busca de oportunidades.

–La OTAN y EE UU han decidido prorrogar su misión en Afganistán tras la toma de Kunduz. ¿Se han fortalecido los talibanes?

–En Afganistán tenemos a los talibanes, a Al Qaeda y al Estado Islámico. Todos están invisibles y a veces se hacen visibles. Pero cada vez cuentan con menos apoyo en la sociedad y en este sentido la educación es clave. Los soviéticos eran un Ejército, no terroristas, eran malos, pero tenían algún tipo de moral. No mataban a niños en las escuelas. Los talibanes no han cambiado en estos años. Su ideología es la misma, su fanatismo, su brutalidad. Ahora están más debilitados, pero el terrorismo es terrorismo y es complejo erradicarlo.

–¿Se retomará el diálogo con los talibanes? ¿Ve factible un acuerdo de paz?

–Durante 15 años hemos intentado alcanzar la paz, no debemos perder la esperanza. Es muy difícil hablar con el enemigo, más aún si son fanáticos. Ellos siguen matando y me pregunto cuánto tiempo permanecerán apartados de las negociaciones. Volverán, estoy seguro, y hablaremos. Nunca cerraremos las puertas de la negociaciones.

–¿Cuáles son los mayores obstáculos para lograrlo?

–Pakistán es uno de ellos. Por este motivo, China y EE UU están hablando con ellos pidiéndoles que dejen de ayudar a los talibanes. Si se frena su financiación y la venta de armas, esto terminaría. Esta decisión sería buena para Pakistán y Afganistán. Irán, que ha vuelto a la escena internacional, también es clave para ayudarnos en ese sentido.

–¿Cuándo podrá autogestionarse Afganistán sin la ayuda de la comunidad internacional?

–La ayuda sólo se irá cuando hayan terminado su misión aquí. Necesitamos más años de ayuda en términos de seguridad y economía. Es bueno que EE UU y la OTAN no abandonen el entrenamiento de nuestras tropas. Los amigos deben esperar, pero tampoco queremos que estén aquí para siempre. Hemos aprendido de nuestros errores. Eso sí, dejar ahora Afganistán solo no sería útil ni para nuestro país ni para el mundo.

–¿Cuál es la estrategia del presidente Ghani para frenar el crecimiento del EI en Afganistán?

–Los talibanes luchan en Afganistán para tomar el poder, el Daesh lo hace para crear un califato en todo el mundo. En las filas de los talibanes hay afganos, en las del EI no. Esto es significativo. El problema del EI es global, no sólo está en Afganistán. Por eso hay que darse prisa.