Reino Unido
«Mathusalen» de Inglaterra
Con 63 años en el trono, Isabel II se ha convertido en la reina más longeva n «Es la roca de Reino Unido», afirma Cameron.
Si en la vida de su tío Eduardo VIII no se hubiera cruzado la socialité Wallis Simpson, jamás se hubiera convertido en reina. Pero estaba claro que su destino no podía ser otro. Exactamente a las 17:30 horas de ayer, Isabel II, de 89 años, superó a su tatarabuela Victoria como la soberana que más tiempo ha estado en el trono en Reino Unido: 63 años y 216 días. Siempre consciente de la resonancia simbólica, el Palacio de Buckingham eligió un apellido emblemático, McCartney, para el momento histórico. Mary, la hija mayor del ex Beatle y fotógrafa profesional, fue la encargada de la instantánea que ayer se distribuyó a los medios. El retrato muestra a Isabel Alejandra María haciendo lo que ha hecho prácticamente todos los días en las últimas tres décadas, incluidos fines de semana y festivos, a excepción del día de Navidad: trabajar. La soberana posó en su despacho el pasado mes de julio junto a su inseparable maletín rojo cargado de documentos oficiales que ella misma revisa cada mañana.
Fiel a su estilo, por tanto, decidió tener una jornada sin mayores festejos y siguió con su agenda oficial inaugurando una nueva ruta ferroviaria en Escocia. Otro símbolo, quizá. Y es que hace exactamente un año, se celebraba el referéndum en el que los escoceses rechazaron con un 55% la independencia planteada por los nacionalistas. Aunque pronto la soberana será testigo de otro plebiscito que podría dejar al país fuera de la Unión Europea, otro punto de inflexión en un reinado en el que el país ha cambiado drásticamente. Isabel II ha sido testigo de crisis económicas, cambios demográficos, pérdida de colonias, guerras, terrorismo del Ejército Republicano Irlandés (IRA). Durante los últimos 63 años, ha despachado con 12 primeros ministros, desde Winston Chur-chill hasta David Cameron, que aseguró ayer: «Es la roca de Reino Unido». La reina también ha visto pasar a seis arzobispos de Canterbury y ha visitado 116 países. Ha contestado 3,5 millones de cartas y ha enviado más de 10.000 telegramas de felicitación a los ciudadanos de los países de la Commonwealth, de la que también es soberana. Su Majestad es también gobernadora suprema de la Iglesia de Inglaterra. Devoradora de rotativos, amante de los animales, muy divertida en la intimidad y coqueta. Muy pocos más detalles se saben de su vida privada, una vida que, pese a estar dividida por una línea muy fina de sus compromisos oficiales, siempre ha querido delimitar con fuego para proteger a los que la rodean, entre ellos, su marido, el duque de Edimburgo, de 94 años.
La estabilidad de su matrimonio, sin embargo, no ha sido seguida por los suyos. Dos de sus cuatro hijos se separaron en 1992, fecha definida en la intimidad por la reina como «annus horribilis». Sin duda, la más sonada fue la separación del heredero al trono, el príncipe Carlos, quien puso fin a su historia con lady Di. La trágica muerte en 1997 de la considerada «princesa del pueblo» supuso a Isabel II uno de los momentos de más baja popularidad. «Muestre un poco de afecto, señora», tituló el tabloide «Express» al conocer que pretendía permanecer en Balmoral. Pero tras la insistencia de Tony Blair, Diana recibió un funeral de Estado e Isabel II finalmente asistió a él.
Cumplidos los 67 años, el príncipe de Gales se ha convertido en la persona que más tiempo lleva en la historia de Reino Unido como heredero al trono. Pese a que el pueblo le ha perdonado sus infidelidades y ha permitido que se case con Camilla, quien verdaderamente da sentido a la continuidad de la Corona es el nieto de la soberana, el príncipe Guillermo, quien junto a Catalina ha formado una familia modélica y ha llevado a la monarquía a las cotas más altas de popularidad.
Isabel se convirtió en reina el 6 de febrero de 1952 –aunque no fue coronada hasta el 2 de junio de 1953–. A la hora que murió su padre, Jorge VI, estaba contemplando junto a su marido una puesta de sol en Kenia durante un viaje oficial. Al comunicársele la noticia, tomó un avión a Londres. Cuando aterrizó, bajó las escaleras vestida de negro y saludó al entonces primer ministro, Winston Churchill. Supo guardar su tristeza y mostrar una total serenidad. Era la primera vez que tenía que velar más por los intereses de todo un país que por los suyos propios. Tenía tan sólo 25 años. «Cuando miras las fotos de aquel día ella parecía increíblemente natural en su nueva faceta. Estaba calmada, con mucha entereza, muy elegante, muy digna. Tenía todo lo que necesitaba tener», recuerda su nieto. A pesar de la decisión tomada por el Rey Juan Carlos, Beatriz de Holanda o Alberto II de Bélgica, la palabra abdicación no existe en el vocabulario de Buckingham.
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