Elecciones en Alemania
Merkel busca socio y Europa espera
La canciller alemana, Angel Merkel, ha informado este lunes que ha mantenido una primera toma de contacto con el presidente del Partido Social Demócrata (SPD), Sigmar Gabriel, tras la victoria electoral lograda ayer por su partido.
«Cuando abrí esta mañana el armario, no sabía qué ponerme. No podía ser rojo, verde tampoco, ayer ya llevé azul y me pregunté: ¿qué hago?». Así reconocía sentirse ayer Angela Merkel al comparecer ante la Prensa tras su rotunda victoria del domingo y anunciar que había comenzado los contactos con el Partido Socialdemócrata (SPD) para pactar un gobierno de coalición. «He tenido ya un primer contacto con el líder del SPD [Sigmar Gabriel], que comprensiblemente me pidió tiempo hasta el viernes», cuando el principal partido de la oposición se reunirá para analizar la invitación de la canciller. «Tenemos un mandato claro para gobernar y lo asumiremos», aseguró Merkel tras descartar formar un gobierno en minoría.
La sede de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) en Berlín se convirtió al mediodía en otra sucesión de sonrisas, flores y aplausos para «Angie», que tras cosechar el 41,5% de los votos, el mejor resultado desde 1990, se sube al pedestal de Konrad Adenauer, el canciller de la Alemania de posguerra, y de Helmul Kohl, el padre de la reunificación.
Fiel a su pragmatismo, Merkel apenas dedicó unas palabras de solidaridad a sus socios liberales, que han quedado fuera del Parlamento por primera vez desde el nacimiento de la República Federal en 1949. «Quiero dar las gracias a quienes son todavía nuestros socios de gobierno y lamento que hayan quedado fuera del Parlamento por sólo dos décimas». Ante la mala suerte que acompaña a sus socios, la primera ministra alemana reconoció que «quizás no volvamos a encontrar a alguien que quiera unirse a nosotros». Casi al mismo tiempo, el presidente de los liberales, Philipp Rösler, presentaba su dimisión tras asumir el batacazo electoral. «Es el instante más triste y amargo del partido», reconoció.
Los comicios del domingo vuelven a colocar a los socialdemócratas del SPD en la disyuntiva de compartir el poder con Merkel como socio menor y con el peligro de que sus políticas queden difuminadas por su socio mayor, tal y como pasó tras el anterior experimento (2005-2009). En un intento de eludir las presiones, su fracasado candidato a la Cancillería, Peer Steinbrück, aseguró: «A los que creen que ésta
es la única posibilidad, les puedo decir que no se corresponde con lo que opina la cúpula del SPD». Ya en la campaña, Steinbrück había insistido en que no estaría disponible para ser de nuevo ministro a las órdenes de la líder de la CDU. En el mismo sentido se expresó la popular presidenta del «Land» de Renania del Norte-Westfalia, Hannelore Kraft, que recordó que las experiencias de la pasada Gran Coalición «no fueron especialmente positivas». Tal vez por eso, los analistas políticos prevén unas largas y arduas negociaciones en las que el SPD venderá muy caro su apoyo a la canciller, a la que exigirá carteras relevantes, como la de Finanzas, y la asunción de medidas estrella de su programa, como la introducción de un salario mínimo o reformas en el mercado laboral. Para el sector positivista del SPD, en cambio, la presencia de media docena de eficaces ministros socialdemócratas en el Ejecutivo puede aumentar sus posibilidades electorales en 2017. Para Volker Perthes, director del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales (SWP), «un compromiso entre ambos partidos es posible. Tanto la CDU como el SPD están a favor de más Europa y juntos pueden comunicarlo mejor a la población».
Pese a quedar a las puertas de la mayoría absoluta, Merkel necesita a su principal rival si quiere disfrutar de cuatro años de tranquilidad. Un pacto con el SPD, deseado por el 59% de los alemanes, acabaría con sus problemas en el Bundesrat (Senado), donde con su mayoría absoluta la oposición rojiverde torpedea su agenda legislativa.
En caso de malograrse las negociaciones con el SPD, a la líder cristianodemócrata le queda el cartucho de probar suerte con Los Verdes, con los que gobernó con desigual suerte en Hamburgo y El Sarre. Pero si el diálogo se prevé difícil con los socialdemócratas, con los ecologistas se anticipa una auténtica pesadilla. Para empezar, porque su partido hermano de Baviera, la Unión Socialcristiana (CSU), reforzada tras recuperar la mayoría absoluta el 15 de septiembre, no está dispuesta a compartir el poder con los ecopacifistas. Además, estos últimos no están por la labor. El eurodiputado francoalemán Daniel Cohn-Bendit ya lo ha rechazado y su candidato electoral, Jürgen Trittin, recuerda que «queríamos desalojar a Merkel y no lo logramos». Por ahora, Los Verdes asimilan un mal resultado en las urnas (8,4%), que se ha llevado por delante a la cúpula del partido.
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