Refugiados
Merkel gana tiempo para pactar con la UE una política de asilo
La CSU concede a la canciller dos semanas para encontrar una fórmula que satisfaga sus demandas. De lo contrario el ministro del Interior cerrará unilateralmente las fronteras
La CSU concede a la canciller dos semanas para encontrar una fórmula que satisfaga sus demandas. De lo contrario el ministro del Interior cerrará unilateralmente las fronteras.
Tras días de amagos de ruptura entre la Unión Cristianodemócrata de Angela Merkel y la Unión Socialcristiana de su ministro del Interior y líder bávaro, Horst Seehofer, ambos optaron ayer por darse una tregua de quince días en su pulso migratorio, a la espera de lograr consensuar una línea común con Bruselas y mientras Baviera mantiene la amenaza de cerrar sus fronteras. Un plazo para dirimir diferencias y que, por el momento, da algo de oxígeno a una crisis que la semana pasada hizo tambalear los cimientos del Ejecutivo cuando Seehofer amenazó con dar luz verde a su plan de frenar en la frontera a los refugiados ya registrados en otros países, lo que hubiera provocado su destitución y la caída del Gobierno.
«De la Unión a la secesión», escribió ayer la revista «Der Spiegel» para recrear el dramático momento que vive el bloque conservador, pero que, no obstante y según apunta la Prensa alemana, permitirá a la canciller ganar algo de tiempo de cara a la cumbre de la UE del 28 y 29 de junio y así preparar una estrategia que permita alcanzar el consenso. Por de pronto, Merkel señaló ayer que su Gobierno podría ofrecer apoyo financiero a los Estados que recibieran de vuelta a los solicitantes que previamente registraron.
En esta línea, la canciller añadió que los acuerdos bilaterales que está buscando cerrar con Italia, Austria y otros países serían similares al acordado por la UE y Turquía en marzo de 2016 y por el cual se contempla que, a cambio de ayuda, Ankara readmita a los solicitantes de asilo rechazados que llegaron a Europa vía Turquía. Un proyecto que se torna complicado si se tiene en cuenta que estos países llevan tiempo lidiando con una gran afluencia de inmigrantes a sus costas y reclamando un reparto vinculante de los solicitantes de asilo entre todos los socios europeos, algo que no se ha logrado en tres años de reuniones o que la línea entre varios de sus países vecinos –como Polonia o Austria– es más cercana a la de Seehofer que a la suya.
La canciller no lo tendrá fácil y como primera señal de lo complicado que será su cometido, recibió ayer en Berlín al primer ministro italiano, Giuseppe Conte. Un hombre que, según el diario «Handelsblatt», «parece más un enviado de su ministro del Interior y que opera una política xenófoba y populista como la de Trump». No obstante, y como símbolo de acercamiento, Merkel aludió a la colaboración y a fortalecer las fronteras. «Italia es uno de los países que acoge más inmigrantes y de ahí que sea importante trabajar muy de cerca por el interés de todos», aseguró Merkel en una comparecencia junto a Conte. Por su parte, el primer ministro italiano aseguró que «se necesitan soluciones europeas que no pongan en riesgo el fin de Schengen».
Merkel lidió la primera prueba de fuego en su propia casa y el próximo 1 de julio hará una declaración para exponer los resultados sobre sus esfuerzos para cerrar acuerdos bilaterales. Si Merkel no logra ningún acuerdo en la cumbre europea, el ministro del Interior pondrá en marcha su plan de asilo y comenzará a devolver a los solicitantes en la frontera alemana. La CSU «apoya toda solución europea, todo esfuerzo» de Merkel para llegar a acuerdos en este ámbito, pero de no lograrse en la cumbre de la UE los resultados ambicionados, se aplicarán controles restrictivos en las fronteras. Seehofer quiere frenar primero a los inmigrantes que tienen ya una prohibición de entrada como sucede con todos aquellos cuyas solicitudes ya hayan sido rechazadas en el pasado. Mientras, se comenzará con los preparativos para evitar la entrada del resto de solicitantes de asilo en la frontera alemana en el caso de que no se logren acuerdos europeos.
Por su parte, Merkel cree que devolver a los solicitantes de asilo a los países europeos donde fueron registrados por primera vez no soluciona el problema, ya que lo que se conseguiría sería lastrar aún más a los países periféricos y se correría el peligro de que estos decidieran dejar de registrarlos. Merkel insiste que no habrá automatismos con la entrada en julio de los controles.
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