Unión Europea
Mogherini apremia a los Estados a romper el bloqueo a Cuba
La Comisión Europea propone un nuevo acuerdo con La Habana que deroga la Posición Común aprobada en 1996 y que abriría una nueva relación con la isla
La Comisión Europea propone un nuevo acuerdo con La Habana que deroga la Posición Común aprobada en 1996 y que abriría una nueva relación con la isla
Las relaciones entre la UE y Cuba están cada vez más cerca de normalizarse después del empujón dado por la Administración Obama. La Comisión Europea propuso ayer a los socios europeos aprobar un acuerdo bilateral con la isla y derogar la conocida como Posición Común que ha regulado las relaciones con La Habana desde 1996. «Este acuerdo contractual crea un marco común claro para un diálogo político intensificado, mayor cooperación en un amplio abanico de áreas políticas y una plataforma valiosa para desarrollar acciones conjuntas en asuntos regionales e internacionales», indicó ayer en un comunicado la alta representante de la UE para la Política Exterior, Federica Mogherini.
La puesta en marcha de la Posición Común fue una iniciativa del ex presidente del Gobierno José María Aznar tras conseguir la unanimidad del resto de los socios europeos que supeditaba cualquier relación con Cuba a los progresos en el respeto a los derechos humanos, pedía el diálogo con los disidentes y la transición política hacia un régimen democrático. La Habana siempre la rechazó, al considerarla injerencista y una postura unilateral por parte del bloque europeo.
«Este acuerdo sustituye la Posición Común que condicionaba la plena cooperación con Cuba a reformas políticas y económicas. Reconoce el proceso de cambios en la isla y sustituye la condicionalidad de la Posición Común por la cláusula de derechos humanos que está incluida en todos los convenios de la UE con terceros países. Concluye así una etapa difícil en las relaciones europeo-cubanas, y si se eliminara la Posición Común significaría una política de compromiso sin requisitos previos, que es la misma que tiene la UE con otros países sin democracias liberales como China, Vietnam o Rusia», explica a LA RAZÓN Susanne Gratius, profesora de la Universidad Autónoma de Madrid experta en la materia.
España es el país que tradicionalmente ha liderado en Europa la postura frente a la isla. El ex ministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos hizo de la derogación de la Posición Común una de la prioridades de la Presidencia española de la UE durante el primer semestre de 2010 al considerar que era un obstáculo insalvable para la relación entre las dos partes y que impedía cualquier avance. El proceso de diálogo entre el régimen castrista y los disidentes, auspiciado por la Iglesia católica, se saldó con la liberación de 42 presos políticos y propició que la UE, si bien no decidiera apostar por la derogación de la Posición Común, permitiera una serie de contactos para calibrar el grado de apertura del régimen de los Castro en 2010. Ante la oposición feroz que desataba la Posición Común por parte de La Habana, se decidió sortearla antes que derribarla.
El proceso ha sido largo desde entonces. La UE y Cuba iniciaron las negociaciones de este acuerdo, el primero bilateral entre las dos partes, en abril de 2014. El pacto fue rubricado el 11 de marzo en una ceremonia en La Habana. En paralelo, la UE y Cuba han establecido un diálogo formal sobre derechos humanos. No es la única región del planeta con la que la isla está normalizando su situación. El 17 de diciembre de 2014, Barack Obama y Raúl Castro anunciaron el comienzo del deshielo en las relaciones entre los dos países. El 20 de julio de 2015, Washington y La Habana restablecieron sus relacione diplomáticas y sus respectivas oficinas comenzaron a funcionar como embajadas. En marzo, Obama realizó una visita histórica a la isla tras 88 años sin que un presidente de EE UU pisase suelo cubano. A pesar de estos gestos hacia la normalización, el bloqueo comercial persiste, ya que el Congreso estadounidense, de mayoría republicana, se opone.
«Punto de inflexión»
La UE, en los últimos meses, ha ido a remolque de Washington en sus nuevas relaciones con La Habana, y la propuesta de la Comisión Europea se esperaba antes del verano. Bruselas quiere «un punto de inflexión en las relaciones entre las dos partes» y que el nuevo acuerdo abra «nuevos caminos para apoyar el proceso de modernización económica y social e impulsar el desarrollo sostenible y la democracia y los derechos humanos» y contribuya a «buscar soluciones comunes a los desafíos globales». Los Gobiernos europeos deben aprobar por unanimidad las dos propuestas. La Comisión Europea confía en que el acuerdo bilateral pueda firmarse en los próximos meses.
«Los países de Europa del Este serán los que presenten más reticencias al nuevo acuerdo por revocar su propia transición hacia la democracia liberal y la economía de mercado y algunos países nórdicos cuya política exterior es normativa y da mucha importancia a los derechos humanos», sentencia Gratius.
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