Política

Venezuela

Orlando Molina: «Venezuela necesita unos Pactos de la Moncloa con urgencia»

Ex senador que busca la reconciliación

Orlando Molina: «Venezuela necesita unos Pactos de la Moncloa con urgencia»
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Bien se le podría llamar a Orlando Molina «el pacificador» de Venezuela. Este ex senador democristiano, actual presidente del Instituto Latinoamericano de Estudios Estratégicos, tiene una tarea titánica por delante. Pretende promover un pacto nacional para superar los graves problemas que sufre Venezuela. Según afirma en una entrevista con LA RAZÓN, «este pacto por la reconciliación» cuenta con el respaldo de sectores moderados tanto del chavismo como de la oposición, y también incluiría a actores de la sociedad civil: universidades, asociaciones, empresarios, sindicatos, etc.

–¿Cree que el presidente Maduro aceptará el pacto nacional que usted propone?

–Independientemente de las distintas posiciones políticas, ambos tenemos un interés común, que es Venezuela. Así que hemos de sentarnos para llegar a acuerdos mínimos de convivencia. Es la única manera de lograr una salida no violenta, sino constitucional y democrática. Hay gente del Gobierno, muchos de ellos altos funcionarios, amigos míos, que me han manifestado su interés en lograr unos acuerdos en una agenda previamente establecida en puntos como la corrupción, la inseguridad ciudadana y la situación financiera del país. Venezuela necesita con urgencia sus propios Pactos de la Moncloa.

–¿Cree que esta iniciativa sería acogida por los elementos más duros de la oposición?

–Hay talibanes en ambos sectores, eso hay que reconocerlo, pero felizmente hay gente moderada en el Gobierno que ya está tendiendo puentes con la oposición. Igual que hay gente desde la oposición que está tendiendo puentes con el Gobierno de Maduro.

–¿Qué pasará si no tiene éxito?

–Venezuela no se puede permitir ese lujo. No queremos baños de violencia otra vez en América Latina. Y si cae Venezuela, si mostramos inmadurez democrática, se corre el riesgo de que vuelva el ruido de sables. Por eso necesitamos entrar cuanto antes en un proceso de paz basado en la concertación, no en la exclusión. Esta iniciativa persigue la reconciliación y la concordia en el país, algo que la Iglesia católica venezolana lleva pidiendo desde hace tiempo.

–¿Cree que el ruido de los sables es un escenario cercano?

–Sí. Sin ser alarmistas ni usar un lenguaje trágico, sí existe ese escenario de un posible estallido social. Venezuela ya lo vivió en los años noventa, cuando el Caracazo, que fue un estallido de la gente de los barrios, que salieron a protestar y que acabó en un baño de sangre. Eso es lo que queremos evitar.

–¿El estallido ahora lo protagonizaría la clase media?

–Yo creo que el primer punto de inflexión sería la gente de los barrios, la gente pobre. A ellos es a quienes más les afectan la inflación, la escasez y la violencia generada por la pobreza. Lo que ha habido hasta el momento ha sido una política social direccionada a subsidiar. Pero el problema de fondo no se resuelve con limosna. El pobre quiere dejar de ser pobre y tener un trabajo consolidado.

–¿Por qué cree que ahora una iniciativa como la suya podría conciliar a los dos bandos?

–Porque hay hambre de entendimiento y de concertación, existe un cansancio que también se observa en el cuerpo social de Venezuela, y en el resto de América Latina, donde, desde hace años está tomando cuerpo la antipolítica. Vemos cómo se está criminalizando la protesta cívica. Mientras no tengamos una visión de Estado a largo plazo jamás se resolverán los problemas de exclusión y de gobernanza de América Latina.

–¿Quiénes serán invitados a participar en este plan?

–No sólo el Gobierno y la disidencia política, sino también la sociedad civil y países amigos incluso del presidente Maduro. El mundo entero nos está mirando, y que no se equivoquen los que piensan que tomando atajos van a poder ganar.