Protestas en Nicaragua

Ortega toma el mayor bastión de la oposición nicaragüense

Al menos tres muertos en Masaya tras los intensos ataques de las fuerzas paramilitares.

El Gobierno de Nicaragua atacó la comunidad indígena de Monimbó, al sur de Masaya (oeste), una de las que mayor resistencia ha opuesto al presidente Daniel Ortega / Ap
El Gobierno de Nicaragua atacó la comunidad indígena de Monimbó, al sur de Masaya (oeste), una de las que mayor resistencia ha opuesto al presidente Daniel Ortega / Aplarazon

Al menos tres muertos en Masaya tras los intensos ataques de las fuerzas paramilitares.

Cuando se cumplen tres meses de las protestas y el aniversario de la revolución sandinista, el número de muertos crece. La estrategia del régimen parece clara: seguir hasta las últimas consecuencias. El Gobierno de Nicaragua se hizo ayer con el control de la ciudad de Masaya –convertido en bastión opositor– tras un fuerte ataque contra la comunidad indígena de Monimbó, una de las que mayor resistencia ha opuesto al presidente Daniel Ortega desde el estallido social, que se ha cobrado desde el mes de abirl al menos 351 vidas.

«Cayó Masaya, todo está en silencio, los ‘chavalos’ debieron abandonar las trincheras y huir, sus armas eran demasiado pesadas», lamentó una integrante del Movimiento 19 de Abril Masaya. La Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos confirmó la muerte de un policía, un menor de 15 años y una mujer.

Los opositores denunciaron horas antes que miles de integrantes de las «fuerzas combinadas» del Gobierno establecieron un cerco alrededor de Masaya para impedir cualquier tipo de ayuda a la población. «Oren por nosotros», pidió el líder del Movimiento, Yubrank Suazo. «Estamos cercados», compartió otro integrante de la organización comunitaria. Las carreteras que van hacia Masaya fueron obstruidas por la Policía Nacional en distancias de hasta 15 kilómetros antes de llegar a la ciudad.

«¡Atacan Monimbó! Comisión de Verificación y Seguridad está solicitando ingreso y esperan respuesta. Solicitan corredor humano para los heridos y las ambulancias. ¡Balas llegan hasta la iglesia parroquial!», urgió el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez. La Iglesia se ha convertido en una de las «bestias negras» del sandinismo, junto con los estudiantes.

Los habitantes de Masaya compartieron en sus redes sociales fotografías, vídeos y audio de los ataques, en los que se observan policías y hombres encapuchados fuertemente armados disparando, así como maquinaria pesada destruyendo las barricadas que los manifestantes habían erigido para defenderse de las «fuerzas combinadas».

Horas antes, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos advirtió en Ginebra de que «la Policía, elementos armados y otros grupos violentos han llevado a cabo las denominadas ‘operaciones de limpieza’ en diferentes partes del país, quitando por la fuerza las barricadas erigidas por los manifestantes y las comunidades locales». «La violencia es aún más horrible, puesto que los elementos armados leales al Gobierno están operando con el apoyo expreso o tácito, y en coordinación con la policía y otras autoridades estatales», resaltó.

El país atraviesa la crisis sociopolítica más sangrienta desde los años ochenta, también con Ortega siendo presidente. Las protestas contra se iniciaron el 18 de abril por una fallida reforma de la Seguridad Social y se convirtieron en una demanda que pide la renuncia del mandatario, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción en su contra. Durante el pasado fin de semana se informó de 10 muertos, algunos menores. Además aparecen episodios confusos que podrían aumentar la cifra. El Movimiento Campesino de Nicaragua denunció que al menos 18 de sus miembros fueron «asesinados» durante un ataque armado en el centro del país.