Terrorismo yihadista
Paranoia y purgas internas en Daesh por los fallos de seguridad con Baghdadi
Los nuevos cabecillas de Daesh, Abú Ibrahim al Hashimi al Qurashi) y Abu Hamza al-Qurashi;y el Consejo de la Shura (una especie de comité ejecutivo o consultivo) no se han conformado con la versión que les han “vendido” los kurdos, que han señalado abiertamente, sin ningún tipo de precauciones, al espía que condujo a las tropas USA hasta los escondites donde murieron el “califa” Abu Bark Bagdadi y su yerno y portavoz, Amu Hassan al Mujahir. Demasiado evidente para los terroristas.
Según han informado a LA RAZÓN expertos en la materia, los yihadistas han iniciado una carrera contra reloj para tratar de detectar los fallos de seguridad que han provocado el descabezamiento de la
organización criminal. Incluye, en primer lugar, a su “aparato de seguridad”, pero también a otros departamentos, como los encargados de la difusión de noticias a través de las redes sociales, que han permanecido en silencio en las
últimas horas, contrariamente a lo que era habitual en los últimos tiempos. Era continuo el goteo de noticias sobre atentados perpetrados en distintas partes del mundo. Los canales podrían volver a funcionar
en cualquier momento, pero todo está sometido a revisión. Esta mañana sólo se difundía una nasheed (canción en árabe). El golpe recibido es de tal magnitud que ha puesto en cuestión todo el “blindaje” de que presumía Daesh. No se descartan, como suele ser habitual en la organización yihadista, purgas internas.
De momento, han lanzado un mensaje para dar muerta al individuo señalado por los kurdos (en un hecho pleno de irresponsabilidad) como el espía que burló la seguridad de Bagdadi: “elegimos a un “hermano”
para llevar la seguridad (de las casas donde se escondía Bagdadi) y cometimos un error que costó la vida a nuestro Emir Abu Bakr al-Baghdadi, que Dios lo proteja en nuestros corazones (...) no olviden los mandamientos del Mensajero de Dios (Mahoma) que ha re recomendado al nuevo comandante de los fieles (Hashimi) y nuestra prioridad esmatar a quienes permitieron la oportunidad (de que localizaran al “califa” fallecido) y llevarlo ante Dios, incluido Dios, para demostrar que Dios es nuestro”. Una auténtica situación de paranoia.
A esto hay que añadir que Hashimi y los suyos tienen que analizar qué documentos e información interna ha caído en manos de los Estados Unidos. A diferencia de lo ocurrido en mayo de 2011, en Abbottabard
(Pakistán), cuando un comando de la Delta Force dio muerte a Osama Ben Laden (los soldados no se pudieron llevar todos los documentos ante la llegada de las fuerzas de seguridad de ese país), esta vez han
dispuesto de todo el tiempo necesaria para un registro e incautación completo.
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