Relaciones EEUU/Cuba

Pero, ¿qué transición?

La Razón
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Han sido a menudo altas (dentro y fuera de Cuba) las esperanzas de que el actual Gobierno en La Habana iba a cambiar. La transición es el concepto que se emplea con frecuencia para visualizar el tipo de cambios políticos que surgirían si bajo la dirección del Partido Comunista el régimen diera paso a algo que permitiera una gobernabilidad democrática con varios partidos. Esto incluiría un proceso político más inclusivo, los derechos y libertades garantizados, la implementación de un imperio de la ley y la justicia, las reformas de liberalización económica transparente y coherente, y una mayor protección de los derechos humanos.

Las presiones dentro y fuera de Cuba han adoptado diversas formas e intensidades, a través de medidas que incluyen protestas locales y la resistencia, la diplomacia internacional, las sanciones económicas, financieras y comerciales y otros esfuerzos para promover la democracia. La realidad es, sin embargo, que si bien algunos avances menores se han conseguido, el mismo sistema de gobierno se ha mantenido intacto. Y las perspectivas para el futuro cambio político, a pesar de avances hacia una economía más liberalizada, son escasas.

Muchos estudiosos y expertos han colocado a Cuba en el mismo paradigma que los Comecon (los países europeos del antiguo bloque comunista), que pasaron por muchas reformas extensas, tanto políticas como económicas. Mientras que éstos han dado lugar a casos de transición más exitosa hacia un Gobierno democrático y economías abiertas (por ejemplo, Polonia), en otros casos han sido fallidos (por ejemplo, Ucrania). Cuba, a menudo se supone, habiendo pertenecido al mismo sistema, debe seguir su ejemplo, y aplicar las versiones modificadas de las políticas aplicadas en los procesos de reformas de los satélites comunistas.

El proceso de normalización en curso entre Estados Unidos y Cuba no ha hecho más que empezar, y muchas de las cuestiones más difíciles no se han abordado seriamente todavía (por ejemplo, la insistencia de EE UU en el cambio político en Cuba, la insistencia de Cuba en la eliminación del embargo y la devolución de la base de Guantánamo). Será un largo camino antes de que se resuelvan las muchas diferencias y discrepancias entre los dos gobiernos. Pero considerar la transición política como un posible resultado de la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba sería un grave error. Debemos eliminar de la noción de transición la probabilidad de que Cuba seguirá el modelo de Europa del Este. Es más relevante pensar en China para compararlo, aunque con matices diferentes y sin duda en una escala diferente. China ha experimentado una liberalización económica significativa desde finales de los años 70 y ahora es la segunda mayor economía del mundo. Se han hecho grandes avances en la creación de riqueza, tanto para el Estado chino como para sus individuos. Hay mayores niveles de desarrollo y un mayor acceso a la vivienda, el transporte, la educación y el consumo. La magnitud de este logro es enorme, dados sus 1.400 millones de habitantes. A pesar de sus grandes avances en la apertura de la economía, el sistema político se mantiene inmutable. Permanece la hegemonía del Partido Comunista, la represión de la libertad de expresión, la censura de los medios de comunicación. Muchos, si no la mayoría de los chinos, sin embargo, han participado en el acuerdo tácito de no desafiar el orden político, siempre y cuando los ingresos y la calidad de vida aumenten.

A partir de la década de los 90, Cuba comenzó a dar pasos hacia la apertura de su economía, que se ha movido de manera paralela a la de China. En 2006, Raúl Castro asumió las riendas del poder de su hermano Fidel y marcó el comienzo de un periodo de esfuerzos más drásticos para la liberalización, al tiempo que insiste en hacerlo a un ritmo que no haga daño a los valores revolucionarios fundamentales. Su plan es que el sistema político siga funcionando igual que a lo largo de la segunda mitad del siglo XX y el comienzo del XXI. Lo que significa que el tipo de transición política abrupta y completa que se esperaba no es probable en el corto plazo. Una mayor libertad económica, sin embargo, se abre camino, junto con una mayor apertura a EE UU y otros países. Esto podría influir de forma sutil en los cubanos que residen en la isla para que se decidan a trabajar para el cambio desde dentro del sistema. Éste es el tipo más probable de transición que veremos.

*Profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Saint Joseph