Estados Unidos
Putin tiende la mano a Trump
El presidente norteamericano habla con Putin 45 minutos sobre Ucrania, Irán y Siria, y coinciden en que la prioridad es unir esfuerzos para combatir al Estado Islámico. Apuestan por estabilizar las relaciones y fijar fecha para una próxima reunión
El presidente norteamericano habla con Putin 45 minutos sobre Ucrania, Irán y Siria, y coinciden en que la prioridad es unir esfuerzos para combatir al Estado Islámico. Apuestan por estabilizar las relaciones y fijar fecha para una próxima reunión
El presidente Donald Trump culminó ayer una primera semana frenética hablando por teléfono con los mandatarios de Japón, Alemania, Rusia, Francia y Australia. Pero sin duda, la conversación más esperada fue la que mantuvo con Vladimir Putin. Trump ha sido partidario de tender puentes con Rusia y rebajar la tensión diplomática entre ambos países, y así se lo transmitió al presidente ruso en la primera toma de contacto que mantuvieron tras su victoria del 8 de noviembre.
Ayer, durante una conversación telefónica de 45 minutos, Putin felicitó a su homólogo por su triunfo y hablaron de todos los temas conflictivos de las relaciones internacionales, como la situación de conflicto en Ucrania, la guerra de Siria, las tensiones en el problema árabe-israelí y Corea del Norte. También abordaron el pacto nuclear con Irán, que tanto ha criticado Trump, un punto en el que ambos discrepan. En lo que sí coincidieron ayer es en que la prioridad de ambas potencias es unir esfuerzos y coordinar sus acciones para luchar contra el Estado Islámico y combatir a todos los grupos grupos terroristas presentes en Siria. Precisamente Trump pidió ayer que en treinta días le presenten un plan para combatir y acabar con el Estado Islámico. Fuentes del Kremlin aseguraron que ambos líderes también se comprometieron a trabajar para fijar una reunión bilateral cuanto antes y en mantener contactos regulares a partir de ahora.
En Washington, los congresistas republicanos y demócratas estuvieron pendientes de esta llamada, ya que les preocupa el futuro de las sanciones de Estados Unidos a Moscú después de las tensiones surgidas como consecuencia de la anexión de Crimea, y aumentadas por la entrada de Rusia en la guerra de Siria y la supuesta interferencia moscovita en las elecciones presidenciales norteamericanas. «Ya veremos lo que pasa. Respecto a las sanciones, es muy pronto para hablar de ello», indicó Trump antes de que tuviese lugar la llamada de teléfono con Putin.
Las relaciones entre Rusia y Estados Unidos empeoraron drásticamente en los últimos años, a pesar del «reinicio» anunciado a bombo y platillo por Obama en 2009, que coincidió con la presidencia de Dimitri Medvédev en Rusia. Si la «química» entre Obama y Putin era mínima, por no decir inexistente, con Trump sucede todo lo contrario, al menos de momento. Durante la campaña, Trump elogió a Putin y lo puso como ejemplo de líder valiente, en contraposición con la figura de Obama.
En Rusia, sin embargo, los altos mandos del país tomaron con cautela los halagos de Trump. «Todos somos muy conscientes de que entre la retórica electoral y la política real hay una gran diferencia», señaló Putin poco después de la victoria del candidato republicano.
Ayer Trump también habló con el primer ministro nipón, Shinzo Abe, al que aseguró que Estados Unidos garantizará la seguridad de Japón. «El presidente ha afirmado el compromiso blindado de Estados Unidos con la seguridad de Japón», informó la Casa Blanca. Ambos dirigentes abordaron el próximo viaje del secretario de Defensa estadounidense, James Mattis, a Japón y también la amenaza que suponen las armas nucleares de Corea del Norte. «Los dos dirigentes también coinciden en la necesidad de profundizar el comercio bilateral y las inversiones», agregó la Casa Blanca. Trump ha invitado a Abe a un encuentro en la Casa Blanca que se celebrará el próximo 10 de febrero.
Mientras que la afinidad entre Trump y Putin resulta innegable, la relación del presidente norteamericano con el Viejo Continente resulta controvertida. De cara a limar asperezas, el inquilino de la Casa Blanca llamó al presidente francés, François Hollande, y a la canciller Angela Merkel. En su conversación con la dirigente alemana, ambos coincidieron ayer en la «importancia fundamental» de la OTAN para las relaciones transatlánticas. Recientemente, Trump ha calificado de «obsoleta» a la Alianza Atlántica. En cambio, ayer, en un comunicado oficial, se afirmó que los dos líderes «reconocieron que la OTAN deber ser capaz de confrontar las amenazas del siglo XXI y que nuestra seguridad común requiere inversiones apropiadas en capacidades militares para garantizar que todos los aliados aporten su parte equitativa a nuestra seguridad colectiva». Trump, además, aceptó la invitación de Merkel para acudir el próximo julio a la cumbre del G-20 (grupo de países desarrollados y emergentes) que se celebrará en la ciudad germana de Hamburgo.
En su conversación con Trump, el presidente de Francia subrayó a su homólogo de EE UU que la defensa de la democracia implica el respeto de los principios en los que se sustenta, «en particular la acogida de los refugiados», señaló el Elíseo en un comunicado al término de la conversación telefónica de ayer. Francia reaccionó así al decreto ley firmado por Trump este viernes que suspende por 120 días la entrada de todos los refugiados y por 90 días la concesión de visados a los de siete países de mayoría musulmana con historial terrorista (Libia, Sudán, Somalia, Siria, Irak, Yemen e Irán) hasta que se establezcan nuevos mecanismos de vigilancia. Un aspecto aparentemente menos polémico del diálogo entre los dos presidentes fue la lucha contra el terrorismo, «una prioridad tanto para Francia como para Estados Unidos». Sobre este aspecto, Hollande «reafirmó su determinación» de continuar con las operaciones en Irak y en Siria contra los grupos yihadistas. También se hizo valedor del acuerdo sobre el cambio climático de París de 2015 y del que Trump ha amenazado con retirarse.
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