Crisis migratoria en Europa
«Quiero devolver a mis hijos la vida que el EI les arrebató»
«En mi viaje he visto las dos caras de Europa», comenta, ya a salvo en Madrid, el entrenador sirio zancadilleado por una periodista en Hungría
Su historia, de principio a fin, es un fiel reflejo de la actitud europea hacia los miles de refugiados que huyen de Siria, no sólo del Estado Islámico sino también del régimen de Bachar al Asad. Osama Abdul Mohsen, sus dos hijos, Zaid, de 7 años, y Mohammad, de 18, son sólo tres de los miles de migrantes que han llegado en los últimos meses a territorio europeo. Salieron de Siria, un país donde según informa el Observatorio Sirio de Derechos Humanos 240.000 personas han muerto, 12.000 de ellos niños, desde el inicio del conflicto hace cinco años. Osama sabe que la zancadilla de la periodista húngara Petra Laszlo los hizo famosos, aunque hoy quieren dejar ese capitulo de su vida atrás y empezar uno nuevo en España, con su familia y a la espera de reencontratrse con su mujer que se encuentra en Turquía.
–Miles de personas hacen el trayecto desde Siria hasta Europa, usted con un niño de siete años. ¿Cuál cree que ha sido la parte más difícil de todo el camino?
–Creo que lo más difícil fue tomar la decisión de salir de Siria; amo a mi país, es la tierra de mis padres, la mía y el lugar que vio nacer a mis dos hijos. Lo más triste fue sin duda dejar mi tierra atrás. Sé que aunque ahora esté en Europa, mis pensamientos siguen en Siria, en las miles de personas que siguen sufriendo ahí, en quienes no pueden permitirse viajar hasta Europa.
–¿Cuándo tomó la decisión definitiva de abandonar Siria?
–Desde el último año, el país se convirtió en un lugar donde es imposible vivir, no podía ir a trabajar, tenía que salir todos los días en busca de agua, no hay comida, todos los productos escasean... Los hospitales están desbordados, sin los medicamentos más básicos. Creo que decidí irme cuando vi que mis hijos tenían que quedarse todo el día en casa para no exponerse al peligro del Estado Islámico y que cuando se quedaban en casa no podía estar tranquilo porque los bombardeos a territorios donde sólo hay civiles son constantes. Supe que no había futuro para mis dos hijos, por eso decidí sacarlos del país, quiero algo mejor para ellos. Que vivan muchos años, sólo quiero devolverles la vida y los derechos que la guerra y el EI les ha arrebatado en Siria.
–Ahora está en Madrid, ¿cuáles son sus primeros proyectos?
–Lo primero que quiero es aprender a hablar español, puedo hablar un poco inglés, pero quiero adaptarme lo más pronto posible. Quiero que mis hijos traten de llevar una vida lo más normal posible, que olviden el horror de la guerra porque el pequeño Zaid ha visto cosas que ningún niño de su edad tendría que ver. Quiero que estudien, que hagan su vida aquí, pero que nunca olviden de dónde vienen. Espero que el pequeño juegue en un equipo de fútbol que se integre y tenga amigos. Para mi hijo mayor, Mohammad, quiero que estudie en la universidad, es un chico muy inteligente, aunque un poco tímido, quiero apoyarlo en todo. Ahora sólo espero que mi mujer, que se encuentra en Turquía, pueda venir y reunirse con nosotros, estoy seguro que le gustará Madrid, es una gran ciudad, todo el mundo aquí se ha portado muy bien con nosotros.
–¿Cuál es su percepción de la actitud europea con los refugiados?
–Creo que en el poco tiempo que he vivido en Europa he podido ver las dos caras de Europa. La zancadilla, la Policía siguiéndote como si fuéramos unos criminales y luego, la cara de la bondad, la de las personas que nos han ayudado a llegar hasta España, de Miguel Galán del Centro Nacional de Formación de Entrenadores (Cenafe) quienes nos han dado un techo donde dormir, un trabajo y que nos tratan como si fuéramos su familia, sin conocernos. Los medios que publicaron nuestra historia. A las personas que nos ayudaron en el camino, a todos estaré eternamente agradecido.
–Cuando aprenda español enseñará a la próxima generación de jugadores, ¿sigue el fútbol español?
–Claro que sí, la Liga española es un referente para cualquier entrenador de fútbol del mundo. En Siria entrenaba al Al Fotuwa, me hice entrenador por un sentimiento de jugador frustrado, pero es un deporte al que le he dedicado mi vida. Si tengo que escoger diría que mi entrenador favorito es Mouriño. Mi hijo Zaid es un gran admirador del Real Madrid, le regalaron una camiseta de Cristiano Ronaldo, creo que pasará mucho tiempo antes de que se la quite, seguramente dormirá con ella por algún tiempo.
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