Elecciones europeas
Referéndum a la UE en las urnas
El castigo a los dos partidos tradicionales y el auge del euroescepticismo vaticinan una legislatura marcada por difíciles alianzas en la Eurocáma.
El castigo a los dos partidos tradicionales y el auge del euroescepticismo vaticinan una legislatura marcada por difíciles alianzas en la Eurocáma.
La Unión Europea se enfrenta hoy a sus elecciones más inciertas. Las encuestas prevén un hemiciclo fragmentado en el que los partidos tradicionales pierden poder y los populismos de diversa índole les arrebatan parte de su electorado. Por primera vez desde que se celebran comicios a la Eurocámara, las dos fuerzas hegemónicas (populares y socialistas) no conseguirán el 50% de sus escaños, lo que les obligará a pactar con otras fuerzas europeístas como liberales y verdes para hacer frente a los eurófobos. ¿Fin de ciclo o un 'statu quo' modificado por nuevas dinámicas? Quizás nada mejor que el nuevo hemiciclo para plasmar las numerosas crisis en la que se encuentra sumido el proyecto de integración europeo y las respuestas que los ciudadanos intentar encontrar fuera del «establishment». El veredicto llegará en la medianoche, aunque quizás sea necesario esperar más tiempo, ya que la volatilidad de las posibles alianzas no prevé respuestas fáciles. Como posible caballo de Troya: el auge de partidos euroescépticos y un número maldito: 250 eurodiputados. Solo si la bancada eurófoba consigue llegar a un tercio de los 751 escaños 751, puede tener en su mano bloquear el funcionamiento de la institución. Aunque aquí también existen voces discrepantes y se da por hecho que, si siguen diseminados en tres grupos diferentes, les será prácticamente imposible resultar eficaces. A pesar de su mínimo común denominador –repliegue nacional y discurso antiinmigración– les separan numerosos frentes (desde el Holocausto a las relaciones con Rusia o el programa económico) que les imposibilitan –o al menos les han imposibilitado hasta el momento– establecer alianzas estables y útiles.
Nadie sabe a ciencia cierta si esta vez serán capaces de dar el salto, aunque es evidente que hay datos inquietantes. En Francia Marine Le Pen le pisa los talones a Emmanuel Macron e incluso podría ganar las elecciones. En Italia, los populistas de la Liga podrían arrasar y convertirse en el partido con más escaños, por encima de la CDU de Angela Merkel, con el Movimiento 5 Estrellas (M5E) como segundo. En Alemania, Alternativa para Alemania (AfD) sería cuarta fuerza. Todo esto en países fundadores de la UE. Además, se une la incertidumbre sobre el Brexit: nadie sabe si los partidos euroscépticos británicos acabarán remando en contra del proyecto europeo tan solo durante unos meses o es posible una nueva prórroga más allá del 31 de octubre y cómo esto condicionará la configuración de los grupos.
Para algunos, el euroescepticismo paradójicamente puede ser la vacuna para un debate sobre el futuro de Europa más vivo y ambicioso. «Europa y los europeos tienen una primavera a su paso. Brexit, Donald Trump y euroescépticos iban a destrozar la UE. En vez de esto, le han dado energía», sostiene Shada Islam del «think tank» Friends of Europe en su blog. Dentro del vaso medio lleno, la ultraderecha austriaca llega en un momento de máxima debilidad a las urnas tras haber abandonado la coalición de Gobierno por el escándalo del «Ibizagate» y todo indica que en Países Bajos el populismo ha vivido una derrota tras el repunte inesperado de los socialdemócratas.
Pactos desdibujados
Las alianzas de este hemiciclo quizás no indomable, pero sí más imprevisible ante su fragmentación y polarización, no son fáciles de prever. Según los últimos sondeos, el Partido Popular Europeo (PPE) seguirá siendo la fuerza política más votada en los comicios con 180 escaños, por encima de los socialistas y demócratas (149) y los liberales, que reconquistarán la tercer plaza con 76 escaños, a los que habría que añadir los representantes de la Europa en Marcha del presidente Emmanuel Macron.
La agencia de comunicación e investigación de mercado Cicero prevé dos posibles escenarios de alianzas. En el primero, se forma una gran coalición liberal en la que precisamente los liberales se convierten en la bisagra para conseguir una mayoría clara con populares y socialistas. Una nueva Gran Coalición reforzada con 400 eurodiputados. En el segundo, el candidato socialista, Frans Timmermans, cumple sus promesas e intenta crear una mayoría alternativa de izquierdas desde Macron al primer ministro griego, Alexis Tsipras, que podría dejar al PPE aislado en la toma de decisiones y en posición de debilidad para acaparar los altos cargos comunitarios. Esta hipótesis solo sería posible si la distancia entre populares y socialistas se estrecha, por ejemplo, tras la salida del húngaro Viktor Orban del PPE o gracias a los buenos resultados de los segundos en España, Portugal y Países Bajos. Sin este ascenso de los socialistas, para Cicero, «las fuertes diferencias entre los partido de extrema izquierda euroescéptica, cuyo apoyo sería necesario, y los proeuropeos de su misma bancada, harían difícil formar esta alianza de izquierdas».
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