Crisis política en Italia
Renzi pisa el acelerador
El ex alcalde de Florencia acepta el encargo de formar Gobierno y aspira a agotar la legislatura hasta 2018. La creación de empleo, la reforma de la ley electoral y de la Administración copan su ambiciosa agenda política
Una reforma importante al mes. Es lo que quiere conseguir Matteo Renzi, quien recibió ayer de forma oficial el encargo de formar Gobierno de parte del presidente de la República, Giorgio Napolitano. El líder del izquierdista Partido Democrático (PD) quiere comenzar con su desafiante labor como jefe del Ejecutivo a partir de la próxima semana. Se espera que mañana o pasado los miembros del Gabinete juren sus cargos y que se sometan a la imprescindible votación de investidura en el Parlamento al día siguiente.
Tras reunirse con Napolitano en el Palacio del Quirinal, sede de la Presidencia de la República, Renzi dijo que aceptaba el encargo, pero que lo hacía «con reservas». De esta manera trasladaba parte de su responsabilidad al resto de partidos, cuyo consenso necesita para conseguir una mayoría suficiente en el Senado que permita la supervivencia de su Ejecutivo. El ya ex alcalde de Florencia (se despidió ayer del cargo en su ciudad natal) insistió en que tiene como objetivo acabar la legislatura, que concluye en 2018, y pidió «unos cuantos días de tiempo» para definir cuál será su equipo y el programa gubernamental.
Ronda de consultas
«He aceptado, como sabéis, con reservas, con la responsabilidad y también con el sentido de la importancia y relevancia de este desafío. Pondré en esta difícil situación todo el compromiso y la energía de la que seré y seremos capaces», dijo a los periodistas una vez terminado su encuentro con el presidente de la República, aprovechando la ocasión para criticar las quinielas con los nombres de los posibles ministros que los diarios están publicando estos días. Renzi comienza hoy su ronda de contactos con los partidos para conseguir apoyos parlamentarios y socios en el Gobierno.
En esta tarea es imprescindible que llegue a un acuerdo con Angelino Alfano, secretario general del partido Nuevo Centro Derecha, miembro de la coalición que sostenía al Ejecutivo anterior, liderado por Enrico Letta. Alfano, que está haciendo todo lo posible para mantener su doble cargo de «vicepremier» y ministro del Interior, ya sabe cuál va a ser la línea que seguirá el Gabinete en sus primeros meses. La desveló ayer Renzi de forma contundente: «Antes de que termine febrero, haremos un trabajo urgente sobre las reformas institucionales y electorales. En el mes de marzo, trataremos la cuestión del trabajo; en el mes de abril, la reforma de las administraciones públicas, y en el mes de mayo, la del fisco».
Entre los periodistas apostados en la plaza del Quirinal a la espera de la llegada del líder del Partido Democrático para reunirse con Napolitano, había expectación para saber cómo iba a aparecer. Después de la lección de sencillez con la que Letta acudió a la sede de la Presidencia de la República para presentar su dimisión el pasado viernes, al presentarse conduciendo su coche particular, sin escolta ni fanfarrias, Renzi no podía presentarse con un cortejo oficial. En lugar de utilizar el Smart azul con el que escapó del Palacio Chigi, sede de la Presidencia del Gobierno, el pasado miércoles tras fulminar a Letta, esta vez eligió un automóvil más grande, un Alfa Romeo Giulietta blanco. Él iba conduciendo y en el lugar del copiloto viajaba el responsable de comunicación del partido. Tampoco le acompañaban escoltas ni sirenas. Al igual que le ocurrió a Letta, Renzi también tuvo que bajar la ventanilla del coche para que le reconocieran y le dejaran pasar los guardias, poco acostumbrados a esta falta de pompa. En la plaza se concentró un grupo de simpatizantes del partido Hermanos de Italia, que criticó que no se diera la posibilidad a los ciudadanos de expresar su malestar con esta crisis política por medio de unas elecciones.
En este complejo período que se le abre ahora a Renzi no va a tener el apoyo continuo de su familia. Ni su mujer, Agnese Landini, ni sus tres hijos van a vivir con él en Roma. Se quedan en el pueblo de las afueras de Florencia donde reside la familia. En una entrevista con un programa de la televisión La7, la esposa del primer ministro «in pectore» de Italia explicó que al menos de momento no tiene pensado seguirle al Palacio Chigi. «Tengo que amortiguar el golpe a la familia, siento una gran responsabilidad. A los niños más pequeños les explicaré que su papá va a hacer una cosa muy importante para otros niños y chavales como ellos, que espera hacer cosas buenas para muchas personas», contó Agnese, quien conoció a su marido cuando, de jóvenes, ambos formaban parte de un grupo de boy scouts en su ciudad natal.
Esta profesora de instituto se mostró, además, convencida de que, como jefe de Gobierno, Renzi mostrará «la seriedad, el compromiso y el entusiasmo que siempre le han diferenciado». Contó, también, que el hijo mayor de la pareja «casi le toma el pelo» a su padre por su nueva responsabilidad y lamentó el poco espacio familiar que han tenido en este último período. «Eso sí, cuando vuelve a casa intenta recuperar el tiempo que no ha estado. Intenta dedicarse a la familia al máximo», concluyó.
Dos generaciones cara a cara: Napolitano (88), frente a Renzi (39)
Las dos figuras con más poder de Italia son personas totalmente opuestas. A sus 88 años, Giorgio Napolitano, presidente de la República desde 2006, es uno de los políticos más experimentados de Italia. Su carácter afable y sereno le ha valido ser considerado como una de las autoridades mejor valoradas por los ciudadanos. Matteo Renzi, por su parte, no oculta su intención de «desguazar» la vieja clase política. Catalogado como ambicioso, el ex alcalde de Florencia y secretario general del Partido Democrático se convertirá, a sus 39 años, en el primer ministro más joven de toda la historia de Italia y de la UE.
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