Río de Janeiro
Rousseff encabeza fiesta del Día de la Independencia entre tímidas protestas
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, encabezó hoy el desfile militar por el Día de la Independencia en Brasilia, que tuvo un público mucho menor al previsto y transcurrió entre tímidas protestas y unos pocos aplausos a la mandataria.
Aunque en las redes sociales se anunciaba la presencia de unos 50.000 "indignados"dispuestos a protestar durante la celebración, mientras se desarrolló el desfile los manifestantes eran unas pocas decenas y sus abucheos a la presidenta se perdieron en medio de la música de las bandas militares y algunos aplausos.
Al parecer debido al temor de enfrentamientos, también fue mucho menor el público, que en vez de las 100.000 personas esperadas fue calculado por la Policía Militar en poco más de 5.000 espectadores.
Sin embargo, una vez que concluyó el desfile y se retiraron las autoridades, el número de manifestantes comenzó a crecer y llegó a unos 1.500, que marcharon hacia la sede del Congreso nacional, que había sido cercada por cientos de policías.
Pese a la previsión de protestas, Rousseff llegó a la Explanada del Ministerio, donde se desarrolló el desfile, en un Rolls Royce "Silver Wraith"sin capota, que dejó de fabricarse en 1958 y fue donado a Brasil por la reina Isabel II de Inglaterra en 1953.
Pasó revista a las tropas en medio de aplausos tan tímidos como los abucheos y se dirigió a la tribuna presidencial, donde asistió al desfile de tropas de las tres Fuerzas Armadas en compañía del vicepresidente, Michel Temer, el presidente del Tribunal Supremo, Joaquim Barbosa, la mayoría de sus ministros y algunos diplomáticos.
En la capital están anunciadas otras protestas para hoy frente al estadio Nacional Mané Garrincha, donde la selección de fútbol de Brasil se enfrentará a la de Australia en un amistoso.
Sin embargo, unas cuatro horas antes del partido no había ningún manifestante en los alrededores del estadio, que también estaba protegido por un fuerte cerco policial.
En coincidencia con la celebración del Día de la Independencia de Brasil de la corona portuguesa, diversos movimientos sociales han convocado protestas para hoy en casi todo el país.
Las primeras movilizaciones ocurrieron en forma pacífica, salvo en Río de Janeiro, donde cientos de manifestantes burlaron un fuerte cerco policial, irrumpieron en medio del desfile militar y chocaron con los agentes en pleno festejo.
La policía disparó bombas de gases lacrimógenos y dispersó a los revoltosos, que corrieron hacia calles vecinas para intentar reagruparse, mientras buena parte del público que asistía al desfile abandonaba las tribunas en desbandada.
Las autoridades de Río de Janeiro informaron inicialmente de cinco detenidos y al menos un herido, que habría recibido una pedrada en la cabeza.
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