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Rumanía elige nuevo presidente tras una ola de protestas contra el Gobierno

Carteles electorales en Rumania.
Carteles electorales en Rumania.larazon

Rumanía vive hoy la jornada de reflexión previa a la segunda y definitiva ronda de las elecciones presidenciales este domingo, tras dos semanas de agitación social contra el Gobierno del primer ministro, Victor Ponta, a quien los sondeos dan como vencedor.

Rumanía vive hoy la jornada de reflexión previa a la segunda y definitiva ronda de las elecciones presidenciales este domingo, tras dos semanas de agitación social contra el Gobierno del primer ministro, Victor Ponta, a quien los sondeos dan como vencedor.

El líder socialdemócrata que aspira a convertirse en el presidente más joven de la historia del país balcánico, a sus 42 años, cuenta según las encuestas con una ventaja de entre 8 y 10 puntos respecto al candidato liberal, Klaus Iohannis.

El catalizador de las protestas contra Ponta durante estas dos semanas fue la obstrucción al voto en el extranjero en la primera ronda, sobre todo en Europa, un escándalo que desembocó en la dimisión esta semana del ministro de Exteriores, Titus Corlatean.

Durante la primera vuelta, miles de rumanos residentes en el extranjero se quedaron a las puertas de sus locales de votación, sin poder ejercer su derecho, debido a que el número de locales era insuficiente para acoger a todos los votantes.

Las manifestaciones tanto en Rumanía como en el extranjero se han sucedido en estas últimas semanas pidiendo responsabilidades al Gobierno, e incluso, horas antes del cierre de la campaña electoral, miles de ciudadanos salieron a la calle para exigir el voto "libre"y la dimisión del primer ministro.

En Bucarest fueron más de 5.000 personas y unas 10.000 en Cluj, en el noroeste, según el canal de televisión Digi24, las que denunciaron que el Ejecutivo "entorpece"el voto de la diáspora, proclive a votar a partidos de centroderecha.

"El plagiador nos roba el futuro", "Ponta, no olvides que los jóvenes no te quieren"y "Abajo Ponta"vociferaron miles de ciudadanos que se desplazaron durante la noche del viernes ante la sede del Gobierno.

En la primera vuelta del pasado 2 de noviembre, de los apenas 161.000 rumanos que votaron fuera del país (3,5 millones de rumanos residen en el extranjero) un 46 por ciento lo hizo por el liberal Iohannis, mientras que Ponta obtuvo solo un 15 por ciento del voto exterior.

Según el ministerio de Exteriores, que se comprometió a que todo ciudadano que lo desee pueda votar en esta segunda ronda, se prevé que mañana se doble el número de votantes.

Ponta aprovechó el final de la campaña para publicar el dato de que la economía rumana creció hasta un 3,1 por ciento en los primeros nueve meses del año, un anuncio que podría ayudarle a cosechar unos últimos votos adicionales por su papel como primer ministro y consolidar más su esperada victoria.

Durante la campaña, el líder socialdemócrata atacó a su contrincante con las impopulares políticas de austeridad que el partido liberal aprobó en 2009, como la reducción de salarios públicos, e intentó equiparar a Iohannis con el presidente saliente Traian Basescu, por su carácter belicoso y autoritario.

Sin embargo, Iohannis se mostró tranquilo y confiado ante su rival, a quien acusó de intentar favorecer a sus amistades aprobando una ley de amnistía que les podría librar de sus cuentas pendientes con la justicia.

Iohannis, presidente del Partido Nacional Liberal (PNL) y alcalde de Sibiu, fue acusado durante la campaña de no ser "auténticamente rumano"por pertenecer a una minoría de origen alemán, por lo que quiso eliminar cualquier duda de su patriotismo cantando el himno nacional de Rumanía en el acto de cierre de campaña.

El desapego de los rumanos hacia la elite política sigue siendo importante por la mala situación económica de las familias y los numerosos escándalos de corrupción que sacuden a altos cargos, lo que hace temer a los expertos que la afluencia a las urnas se sitúe en torno al 57 por ciento.

Más de 18 millones de rumanos están llamados a ejercer una vez más su derecho a voto para elegir al sucesor de Basescu, que termina su segundo mandato.

Se trata de las séptimas elecciones desde la caída del régimen comunista en 1989, en las que los rumanos elegirán a su cuarto presidente después de Ion Iliescu, Emil Constantinescu y Basescu.

Además, se cerrará una etapa convulsa en la que la política del país vivió un ambiente de fuerte crispación por las diatribas lanzadas entre la presidencia de Basescu y el Gobierno de Ponta, lo que generó inquietud en el seno de la Unión Europea.

Según la Constitución rumana, el presidente tiene ciertas atribuciones en la toma de decisiones en política exterior y defensa, además de ser el responsable de designar el primer ministro y los jefes del Tribunal Constitucional, la Fiscalía y los servicios secretos.