Siria
EE UU culpa a Rusia de radicalizar Siria
Los aliados de Washington acusan a Moscú de matar civiles y de provocar una escalada de violencia.
El presidente Barack Obama advirtió ayer a Putin de que sus acciones en Siria son una «receta para el desastre» que conducirá a Rusia a un «atolladero» porque los bombardeos rusos, añadió, no distinguen al Estado Islámico de los rebeldes moderados que luchan contra el régimen sirio. «No vamos a convertir a Siria en una guerra entre Estados Unidos y Rusia. Esto no es una partida de ajedrez entre superpotencias», remarcó el presidente en una rueda de prensa en Washington, antes de afirmar que Rusia actúa en la guerra siria «por debilidad, no por fortaleza». Obama aseguró que Putin está ahora apoyando más abiertamente al régimen sirio de Bachar al Asad y lo está «incentivando», pese a que dejó claro en su reunión del martes en la ONU que la transición política es la única solución posible. «Putin ha intervenido en Siria por debilidad no por fortaleza», añadió.
Horas antes, los siete países que participan en la coalición internacional contra el Estado Islámico (Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Turquía, Qatar, Arabia Saudí y Francia) emitieron un comunicado expresando su inquietud sobre los objetivos que persigue Rusia con sus bombardeos en Siria, y pidiendo «urgentemente a la Federación de Rusia que ponga fin de forma inmediata a sus ataques contra la oposición y la población civil siria y que concentre sus esfuerzos en el combate contra Daesh». Para la coalición, las operaciones de la aviación rusa constituyen «una nueva escalada que sólo servirán para acentuar el extremismo y la radicalización».
La ofensiva diplomática contra la posición de Moscú en Siria tuvo otro punto álgido ayer en el Palacio del Elíse, donde François Hollande, Putin, Angela Merkel y Petro Poroshenko se reunieron para avanzar en una salida pacífica en el conflicto de Ucrania. Siria como telón de fondo ensombreció el guión previo de esta cita, donde se escenificó cierta frialdad entre los presidentes francés y ruso. Ya casi de noche, Putin abandonó El Elíseo sin hacer ninguna declaración. Poco después, Hollande afirmaba en una rueda de prensa conjunta con Merkel que «todo el día ha estado esencialmente consagrado a la aplicación de los acuerdos de Minsk», pero su mensaje resultaba inaudible ante la expectativa que había creado el primer encuentro entre los dirigentes francés y ruso después de que uno y otro hubieran iniciado bombardeos sobre territorio sirio.
Las diferencias ayer parecían insalvables. El Elíseo ya había comentado que para el presidente de la República francesa había tres límites que no podrían sobrepasarse: que los únicos objetivos que persiguen los bombardeos sean las posiciones del Estado Islámico, que el Ejército sirio renuncie definitivamente al uso de armas químicas y, sobre todo, que Bachar al Asad no figure entre las condiciones de una eventual solución política para Siria.
Y eso fue lo que Hollande martilleó ayer a Putin: «El enemigo es Daesh y sólo Daesh», dijo el líder francés al mismo tiempo que reprochaba al presidente ruso que mantenga «su línea de siempre, el apoyo a Bachar al Asad y su régimen». «Tenemos que exigir al régimen de Bachar al Asad que cese los bombardeos sobre la población civil con armas de diversa naturaleza», insistió Hollande.
No hay divergencia entre París y Berlín sobre la forma de salir de la crisis siria, fue también el mensaje que Merkel y Hollande quisieron subrayar ayer. La canciller alemana, a quien se le reprocha un acercamiento a la postura rusa sobre el futuro de Bachar al Asad una vez que el conflicto haya podido ser superado, también mantuvo una reunión bilateral con Vladimir Putin: «Hemos dicho claramente que Daesh es el enemigo que hay que combatir», insistió Merkel, añadiendo simplemente que «debe haber una solución para Siria que refleje los intereses de la oposición», sin marcar la exigencia de la exclusión de Asad, como remacha Francia. Mientras tanto, los jefes de la diplomacia rusa y norteamericana acordaron ayer mantener conversaciones entre los mandos militares de las dos naciones con el fin de «evitar incidentes indeseados» por los bombardeos en Siria.
Respecto a la crisis en Ucrania, el proceso de paz no estará finalizado a finales de año como se había acordado. La puesta en marcha del acuerdo de Minsk «está tardando más de lo previsto», comentaron Merkel y Hollande, aunque se felicitaron de que el cese el fuego esté siendo globalmente respetado y de que a partir de hoy comience la retirada de armas ligeras.
El punto negro son las elecciones regionales que debían celebrarse el 18 de octubre en Donetsk y el 1 de noviembre en Lugansk, pero los cuatro dirigentes han acordado que «las elecciones locales se celebren más allá de finales de 2015» para asegurarse que se organizan de tal forma que los resultados no puedan ser contestados.
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