Sarkozy purga a los críticos y renueva la cúpula del partido

Koziusko-Morizet, vicepresidenta de Los Republicanos, será apartada de la dirección por atacar la estrategia contra el FN del líder conservador.

Nathalie Koziusko-Morizet dejó ayer claro que no se va a dejar intimidar, y que, si en el partido quieren su pellejo, lo van a pagar caro. La noche de la segunda vuelta de las elecciones regionales, la «número dos» de Los Republicanos criticó abiertamente la estrategia impuesta por Nicolas Sarkozy de no retirar las listas de ninguna región, ni siquiera si su presencia significaba un eventual triunfo del Frente Nacional, al contrario de lo que hicieron los socialistas en Norte-Paso de Calais-Picardía y Provenza-Alpes-Costa Azul, lo que ha permitido a los conservadores ganar en ambas regiones.

Ayer, en la primera reunión del partido para analizar los resultados de las elecciones, Nicolas Sarkozy anunció que en enero habrá una nueva dirección de Los Republicanos y, según France Presse, Koziusko-Morizet desaparecerá del organigrama. A NKM le faltó tiempo para salir a la puerta de la calle donde esperaba toda una cohorte de cámaras y micros para asegurar que ella no quiere «vender mis convicciones por un puesto», pero que le parecía «curioso» que justo en el momento en el que se anuncia que va a haber un debate para discutir sobre la línea ideológica que debe adoptar el partido «se eche a los que no están de acuerdo». «Pensar que el partido se refuerza depurándolo es una vieja idea estaliniana», remachó NKM.

La encargada de responderle fue la ex ministra de Justicia Rachida Dati, que dijo que era «insoportable» esa «pataleta de niña caprichosa», porque «ni está excluida ni ha sido maltratada». Pero Alain Juppé, que quiere disputar las primarias a Sarkozy, no piensa lo mismo. Según él, la cuestión está en saber si «puede haber opiniones diversas [en el seno del partido] o si hay que ir en fila de uno en uno».

El resto de partidos también analizó sus resultados. Como el Frente Nacional, que sigue reivindicando la victoria de ser «el primer partido de Francia», gracias a los 6,8 millones de votos obtenidos el domingo. Según Gilbert Collard, diputado del FN, si no ganaron fue porque fueron «víctimas de una propaganda de Estado». Ellos están en una fase de «progresión» que les permitirá en 2017 alzarse con la victoria en la segunda vuelta de las presidenciales. Porque si hay algo que ya nadie duda es que en esa segunda vuelta hay un candidato seguro: la líder del Frente Nacional. El otro puesto se dirimirá entre el representante de Los Republicanos y François Hollande.

El actual presidente de la república francesa sólo podrá revalidar su cargo si logra la unidad de toda la izquierda. Y uno de los diputados rebeldes del PS, Laurent Baumel, ha señalado que el «frente republicano» para impedir el triunfo del FN ha servido ahora, «pero no estamos seguros de que funcione en 2017. Es necesario poner en primer plano la urgencia social». De ahí que ayer mismo el primer ministro, Manuel Valls, se apresurara a anunciar «un plan masivo de formación de parados» y otras medidas para favorecer el empleo.

Otra consecuencia de los resultados electorales del domingo es el futuro del presidente de la Asamblea Nacional, Claude Bartolone. Prometió que, si perdía las elecciones y no lograba la presidencia de la región de Isla de Francia, pondría su cargo en la Asamblea Nacional en manos de los diputados socialistas. Éstos deben decidir hoy si aceptan o no su dimisión. Pero no parece que haya suspense y todo apunta a que van a pedirle que siga prestando sus leales servicios como presidente de la Cámara Baja.