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Svetlana Broz, nieta del mariscal Tito: «Millones de personas son todavía ‘‘yugonostálgicas’’»

Entrevista a Svetlana Broz / Nieta del mariscal Tito

«La Constitución de Bosnia ha encerrado a los ciudadanos en un Estado de guerra sin armas»
«La Constitución de Bosnia ha encerrado a los ciudadanos en un Estado de guerra sin armas»larazon

Curó heridas de guerra en los noventa, y en 2015, veinte años después y sin la aparatosidad de cuando el país estaba cubierto de sangre, sigue en ello. Y es que precisamente es eso, el enquistamiento, lo que hace el dolor aún mayor. Svetlana Broz, sucesora de una de las estirpes más añoradas por Bosnia-Herzegovina desde el final del conflicto como es la del mariscal Tito –principal figura de la «segunda Yugoslavia»–, lleva años intentando cerrar las cicatrices que se le ponen por delante. Con esta idea publicó «Buena gente en tiempos del mal» (2002) y fundó Gariwo, la ONG en la que intenta enseñar a los jóvenes la «capacidad que tiene el individuo de proteger a personas de otros credos y etnias de crímenes contra la humanidad». Aun así, clama por un avance que califica de inexistente por culpa de los de arriba.

–¿Sueñan con retroceder 30 años?

–Quedan muchas personas nostálgicas de la vida que tenían hace tres o cuatro décadas. Pero es lógico viendo las consecuencias de la destrucción de Yugoslavia que están presentes a día de hoy.

–¿A quién se le echa la culpa de lo que ocurrió?

–No fue un conflicto inventado por la gente que vivía entremezclada, ya fuera de un lado u otro. Lo planearon los mismos políticos que iniciaron la guerra, la libraron y, finalmente, terminaron firmando los acuerdos de Dayton.

–Y ¿qué queda de la Yugoslavia del mariscal Tito?

–Un agradecimiento enorme, recuerdos y millones de personas que todavía están «yugonostálgicas». Así como miles de kilómetros de carreteras, viviendas para millones de personas, la infraestructura de cada uno de los nuevos estados y muchas normas morales que, más o menos, se han terminado descuidando.

–¿Cómo es ser la nieta de una leyenda? ¿Se hubiera imaginado Tito su papel durante la guerra de los noventa, ayudando en primera línea?

–He pasado toda mi vida muy orgullosa de descender de un político famoso a nivel mundial. Realmente, supone mucha responsabilidad. La verdad es que nunca estuve en primerísima línea como médico, pero sí ayudé a muchos civiles como cardióloga voluntaria.

–¿Cómo vivió el conflicto?

–Da igual, de cardióloga o no, siempre he tenido la misma impresión de que la guerra es la situación más estúpida posible. Ni siquiera se puede imaginar.

–Todo eso quedó plasmado en «Buena gente en tiempos del mal». ¿Cómo fue?

–No fue fácil recoger más de cien testimonios sobre la ayuda, la protección y el apoyo a diferentes etnias y religiones durante la guerra en Bosnia, pero el mensaje que cada testimonio lleva a los lectores es mucho más importante que cualquier otro obstáculo que me pudiera encontrar.

–¿Dividir el país en etnias fue un alto precio del acuerdo de Dayton?

–No hay duda de que detuvo la guerra en Bosnia, lo cual es muy importante, pero es sólo un punto positivo. No puedo aceptar que se tuviera que pagar un coste cómo lo es la Constitución de Bosnia, escrita en Dayton inmediatamente después del fin del conflicto.

–¿Qué errores se cometieron?

–El peor fue escribir un texto que, de principio a fin, impone la segregación y las divisiones étnicas. Esta Constitución ha encerrado a los ciudadanos de Bosnia en un Estado de guerra sin armas, por lo que hemos perdido veinte años de progreso. Se ajusta únicamente a los políticos nacionalistas que son felices sin cambios.

–¿Se ha estancado el país?

–Por desgracia, el desarrollo no existe en Bosnia-Herzegovina.

–¿Hay muchos obstáculos que os separen de la UE?

–A los políticos no les gusta la idea de formar parte de la UE, por lo que están haciendo todo lo posible para evitar cualquier acto constructivo hacia la adhesión de Bosnia.

–¿Tienen la sensación de que se pueda iniciar otro conflicto en cualquier momento?

–Las personas se han agotado y cansado de políticas que no les permiten vivir una vida decente, pero no creo que les atraiga un nuevo conflicto. Al mismo tiempo, con políticos que son criminales y especuladores de la guerra no tengo ni idea de lo que se puede esperar.

–¿Queda represión?

–Sí, los ciudadanos de Bosnia-Herzegovina están bajo la coacción de la mayoría de los políticos y, muy a menudo, de representantes del clero.