Elecciones

La presidenta del desencanto chino

Los taiwaneses otorgan una mayoría absoluta al PDP de Tsai Ing Wen, partidaria de revisar las relaciones con Pekín y se convierte en la primera mujer en dirigir la isla

Tsai Ing-wen en las urnas
Tsai Ing-wen en las urnaslarazon

Los taiwaneses otorgan una mayoría absoluta al PDP de Tsai Ing Wen, partidaria de revisar las relaciones con Pekín y se convierte en la primera mujer en dirigir la isla

Con el total de los votos escrutados, el PDP obtuvo un 56% de los sufragios frente a su principal contrincante, Eric Chu, quien se hizo con un 31%, según datos de la Comisión Central Electoral. De esta forma, Tsai Ing Wen se convirtió en la primera mujer en gobernar la isla. En el Parlamento (113 escaños) el PDP logró 68 escaños seguido del KMT (35), New Power (5) y PFP (3). «Los resultados de hoy me confirman que la gente quiere un Gobierno favorable a escuchar a la gente, más transparente y responsable, capaz de llevarnos más allá de nuestros problemas actuales y de cuidar de los necesitados», expresó Tsai Ing Wen ante una sede repleta de simpatizantes.

Por su parte, el líder del KMT, de carácter conservador, admitió su derrota desde la sede del partido y dimitió de su cargo tras conocer el resultado. «Felicito a Tsai Ing Wen por su victoria y espero que puedan llevar a la República de China, a Taiwán, hacia un futuro mejor», expresó. Desde el cierre de las urnas a las 16:00h de la tarde hora local, los simpatizantes del DPP se agolparon en la sede del partido bajo el cántico de «Taiwán hace historia». «Queremos lanzar un mensaje al mundo de cambio porque necesitamos una situación mejor para los jóvenes y nuestra economía», expresó Tsou Wan Chen, un joven abogado de 28 años, junto a su hijo. «Yo siempre he votado al KMT, pero en los últimos ocho años sus políticas se han acercado demasiado a China y es algo con lo que no estoy de acuerdo», comentó Jenny L., una ingeniera informática de 27 años.

En la misma línea, Olivia Lin, encargada de la relación con los medios en la Alcaldía de Taipéi, apuntó «al malestar generado durante los últimos años por la administración del Kuomintang y la insatisfacción ante un escenario de desigualdad económica», como clave en la decisión del electorado. Desde el inicio de campaña la economía ha sido uno de los puntos candentes ya que la isla tuvo un crecimiento de un 1% en 2015 frente a un 3,7% en 2014. A ello se le suma una tasa de desempleo juvenil que ronda el 13% de parados y «la sensación de que la dependencia económica de China beneficia a una élite financiera». Olivia Lin también cita la irrupción de los jóvenes en el panorama electoral como factor determinante. En 2013 el caso del joven Hung Chung-Colina, que murió mientras realizaba el servicio militar –obligatorio en Taiwán– por abuso de sus superiores y la llamada Revolución de los Girasoles, que terminó con la ocupación del Parlamento a finales de 2014, «hizo que más y más jóvenes quisieran participar en los asuntos políticos», asegura.

Tanto es así que algunos de sus promotores, incluido el líder del movimiento, Lin Fei-fan, presentaron su candidatura en partidos minoritarios para hacerse visibles y crear una alternativa al KMT y el PDP. La presencia de 1,29 millones de votantes por primera vez, un 6,8% del total del censo, también fue decisiva, sobre todo cuando en 2012 el ex presidente Ma Ying-jeo ganó por un margen de un 6% de los votos frente a Tsai Ing-wen. Para Iker Izquierdo, periodista en Radio Internacional de Taiwán, los escándalos de corrupción en los que se ha visto envuelto el KMT, relacionados incluso con la seguridad alimentaria, han propiciado este cambio. En su opinión, el contexto que vive Taiwán se explica en gran parte a raíz de la reciente firma de acuerdos comerciales y económicos entre Taiwán y China; un acercamiento comercial y político con la «idea de relajar la tensión creada por el anterior presidente, Chen Shui-bian (2000-2008)» y paliar los efectos de la crisis económica mundial. «Sin embargo, esto no ha gustado a ciertos sectores independentistas y en especial a las nuevas generaciones que no ven una mejora» de su situación.

Entre los desafíos principales a los que se enfrenta Tsai Ing Wen, se encuentran reactivar la economía taiwanesa y definir las relaciones que mantendrá con China. Pekín advirtió en varias ocasiones al DPP de la necesidad de adherirse al «consenso de 1992», por el que ambos territorios reconocen la existencia de «una China». De no hacerlo, las relaciones «se verán afectadas de manera inevitable y podría llegar al colapso», expresó en diciembre el portavoz de la oficina de Taiwán en Pekín, Ma Xiaoguang. Al respecto y en su primera intervención como ganadora, Tsai Ing Wen aseguró que «el sistema democrático de Taiwán, la identidad nacional y el espacio internacional deben ser respetados. Cualquier forma de supresión dañaría la estabilidad de las relaciones».

En este sentido, Ketty W.Chen, directora adjunta del Departamento de Asuntos Exteriores del DPP, señaló a La Razón la intención de Tsai Ing Wen de mantener el “status quo” al que la mandataria siempre ha hecho alusión al ser preguntada por la cuestión.