Cumbre del G8
Una cumbre marcada por la seguridad
La cumbre de los líderes del G8 comenzó ayer en Lough Erne, en Irlanda del Norte, bajo la presidencia del primer ministro británico, David Cameron, y dominada por el conflicto de Siria y el estado de la economía global.
La cumbre de los líderes del G8 (países más industrializados y Rusia) comenzó ayer en Lough Erne, en Irlanda del Norte, bajo la presidencia del primer ministro británico, David Cameron, y dominada por el conflicto de Siria.
El estadounidense Barack Obama, la alemana Angela Merkel, el italiano Enrico Letta, el japonés Shinzo Abe, el canadiense Stephen Harper, el francés François Hollande y el ruso Vladímir Putin llegaron al aislado complejo hotelero de Lough Erne, a cuya entrada fueron recibidos por Cameron.
Al encuentro, de dos días, asisten también el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y el responsable de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, que poco antes anunciaron, junto a Obama y a Cameron, el comienzo en julio de las negociaciones de un tratado de libre comercio entre EEUU y la Unión Europea (UE).
Medidas de seguridad
La cumbre está marcada por las fuertes medidas de seguridad. Así, miles de policías, "drones" (aviones no tripulados) y lanchas rápidas integran el dispositivo de seguridad desplegado por la Policía de Irlanda del Norte para proteger la cumbre del G8, que arranca hoy en un aislado hotel de la provincia británica.
Ante la amenaza que podrían plantear manifestantes violentos o los grupos disidentes del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA), más de 8.000 policías participan en uno de los mayores operativos de seguridad de la historia del Reino Unido.
Londres, como presidente este año del G8, ha escogido el aislado y lujoso complejo hotelero de Lough Erne, próximo a la localidad de Enniskillen, para albergar durante dos días la reunión anual de los líderes de Estados Unidos, Japón, Francia, Italia, Canadá, Alemania, Reino Unido y Rusia, entre un tiempo desapacible.
Acostumbrada a lidiar durante décadas con el terrorismo y con la violencia callejera que enturbia ahora el exitoso proceso de paz norirlandés, la Policía autónoma (PSNI) ha preparado meticulosamente un plan que pasó sin apuros su primer test el sábado en una manifestación que transcurrió sin incidentes por Belfast.
Apenas 2.000 personas marcharon en un ambiente festivo y carnavalesco por las calles de la capital, donde se ha redoblado la presencia policial en los edificios más emblemáticos ante el temor de que las escisiones del IRA aprovechen los focos internacionales para dar publicidad a su causa con un atentado.
En uno de esos símbolos urbanos, en el Auditorio Waterfront Hall, el presidente estadounidense, Barack Obama, dio hoy un discurso para ensalzar el proceso de reconciliación en la provincia británica entre dos comunidades enfrentadas durante siglos, la católica y la protestante.
El PSNI, que cuenta con la asistencia de 3.500 agentes de las fuerzas del orden de Escocia, Gales e Inglaterra, ha erigido en torno al lago y el hotel que forman este complejo turístico una imponente muralla metálica de siete kilómetros, protegida a su vez por otro anillo de alambradas.
El PSNI ya anticipó que el riesgo de que se produzcan altercados violentos en esta zona rural de la provincia es pequeño, al tiempo que estima que solo unas 2.000 personas se podrían dar cita en Enniskillen para participar en las protestas.
Los manifestantes tienen previsto marchar al fin de la jornada de hoy desde esa tranquila localidad del condado de Fermanagh hasta las proximidades de esa valla metálica, si bien la policía ya ha advertido de que no tendrán posibilidad alguna de acercarse a los líderes.
Sobre el terreno, la presencia de efectivos policiales es a toda vista más numerosa que la de manifestantes, que además estarán vigilados en todo momento desde el aire por tres pequeños aviones no tripulados, mientras que lanchas rápidas patrullan el lago Erne.
En caso de que se produzcan altercados, el PSNI ha aumentado la capacidad de sus centros de detención con 260 celdas adicionales en la ciudad de Omagh, en el vecino condado de Tyrone, y en Belfast. Asimismo, el Departamento norirlandés de Justicia tiene a 16 magistrados de servicio las 24 horas del día para hacer frente a una hipotética "avalancha"de detenciones de manifestantes.
Al otro lado de la frontera, la Policía de la República de Irlanda (la Garda) también ha movilizado a unos 900 agentes, que se desplegarán a lo largo de los límites que separan a ambas jurisdicciones.
Temas a tratar
Los jefes de Estado y de Gobierno del G8 van a hablar ahora en sesión plenaria del estado de la economía global, que según coinciden se encuentra en mejor situación que hace un año, cuando se reunieron en la cumbre de Camp David (Estados Unidos).
Después de varias tandas de reuniones bilaterales, entre ellas un encuentro de Obama con Putin, los ocho líderes volverán a reunirse desde las 20.00 GMT en una cena de trabajo centrada en política exterior, que brindará una oportunidad para hablar del conflicto sirio y sus fuertes divergencias al respecto.
Aunque Putin y Cameron señalaron ayer que buscarán un acercamiento en Lough Erne, las posturas del G8 son muy divergentes pues están en desacuerdo sobre la necesidad de armar a los rebeldes que luchan contra el régimen de Bachar al Asad, algo a lo que el presidente ruso se opone frontalmente.
Entre los temas a tratar destaca la negociación de un tratado de libre comercial y de inversiones entre la Unión Europea y Estados Unidos, que ambas partes han asegurado hoy que comenzarán a negociar en julio un acuerdo transatlántico de inversiones y comercio, del que se excluye el capítulo audiovisual, y que esperan sea un revulsivo para el crecimiento económico y el empleo.
"Las negociaciones comenzarán el próximo mes de julio en Washington", anunció el presidente de EEUU, Barack Obama, durante una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro británico, David Cameron, y los presidentes de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, y del Consejo Europeos, Herman Van Rompuy, al margen de la cumbre del G8.
El futuro pacto transatlántico, que se espera esté concluido en dos años, "impulsará el comercio, la creación de empleos y el crecimiento económico", afirmó Barroso, que señaló que también beneficiará a los demás países.
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