Brexit
Westminster debate un «plan B» para el Brexit
Los unionistas se niegan a apoyar el acuerdo de May y alejan la posibilidad de una tercera votación.
Los unionistas se niegan a apoyar el acuerdo de May y alejan la posibilidad de una tercera votación.
El Brexit no para de dejar momentos trascendentales en Westminster. El Parlamento, por primera vez en la histórica reciente, arrebata hoy la iniciativa legislativa a un primer ministro. Ante la incapacidad de Theresa May de lograr algún tipo de avance, sus señorías toman el control del proceso, planteando una serie de alternativas al acuerdo de retirada que el Gobierno defiende sin éxito por tercera vez.
El debate se produce después que la enmienda presentada por un grupo de influyentes diputados «tories» y laboristas fuera aprobada el lunes por la noche por 329 votos a favor frente a 302 en contra, en la que supuso otra jornada fatídica para la primera ministra. Tres miembros del Gabinete presentaron su dimisión y hasta 30 conservadores votaron a favor de la propuesta, mostrando así su crítica con el Ejecutivo.
Los parlamentarios discutirán hoy distintas alternativas al pacto que May cerró con la UE en un intento de buscar qué opción podría tener mayoría en la Cámara Baja para así desbloquear la crisis institucional. Las propuestas van desde una salida abrupta hasta dejar a Reino Unido dentro de la unión aduanera. En un debate que se prevé intenso, sus señorías elegirán sus preferencias y el próximo lunes se votarán las más populares.
Las enmiendas no son legalmente vinculantes, es decir, el Ejecutivo no tiene ninguna obligación de cumplir con el deseo de los diputados. Sin embargo, si el acuerdo de retirada finalmente no se ratifica esta semana, las opciones que cuenten con más respaldo entre los parlamentarios podrían ayudar a redactar el «plan B» que May debería presentar a Bruselas antes del 12 de abril. Y aquí está la gran cuestión: ¿qué va a hacer la «premier»? Tras suspender la votación del pacto prevista para ayer ante la falta de apoyos, al cierre de esta edición, aún no había nueva fecha para presentar el documento a sus señorías, que ya lo han rechazado en dos ocasiones. En la última cumbre europea, los Veintisiete pusieron como fecha límite para la votación el viernes 29, aunque podría haber margen de maniobra para posponerla hasta principios de la próxima semana.
Para May la presión es máxima y aunque siempre se había negado a presentar su dimisión, llegados a este escenario con el reloj de arena corriendo en contra, hoy podría comprometerse finalmente a salir de Downing Street si eso garantiza el respaldo de sus filas al pacto. Según algunos rotativos, la líder «tory» estaría dispuesta a ofrecer su cabeza en la reunión a puerta cerrada que mantendrá por la tarde con el llamado Comité 1922, que agrupa a los diputados conservadores sin cartera.
En los últimos días, varios euroescépticos han cambiado de opinión, mostrándose ahora partidarios del acuerdo, por miedo a quedarse atrapados «sine die» en el bloque con una prórroga larga. Sin duda alguna, el caso más significativo es el de Jacob Rees-Mogg, cabecilla del ERG que agrupa al núcleo duro de los «brexiters» en el Partido Conservador. «Siempre he pensado que un no acuerdo es mejor que el acuerdo de la señora May. Pero es que el acuerdo de la señora May es mejor que no salir en absoluto de la UE», recalca. «Creo que aquí es donde llega la elección. Abandonar la UE, aunque sea de manera inadecuada y con mucho trabajo que hacer después, es mejor que no salir», añade el euroescéptico que llegó a decir que el pacto dejaba al Reino Unido como un «Estado esclavo».
Otro diputado conservador, Michael Fabricant, señaló que había llegado a la «dolorosa conclusión» que el plan de May era «la opción menos mala además de la única vía práctica para seguir adelante ahora mismo», ya que las alternativas, incluyendo permanecer en el mercado único, son mucho peores.
En el limbo los tres millones de comunitarios en Reino Unido
Un informe del Parlamento británico realizado por el Comité Conjunto sobre los Derechos Humanos (JCHR) reiteró ayer que los derechos de los más de tres millones de ciudadanos europeos residentes en Reino Unido siguen sin estar garantizados. La legislación que podría entrar en vigor cuando se materialice la salida de Londres del «club» comunitario podría dejar en el limbo derechos tan fundamentales como la libertad de movimiento, el acceso a la vivienda o los derechos sociales. Así lo establece el informe multipartidista con representantes de ambas cámaras. Para el JCHR, la gran batalla reside en la negociación de la relación futura que establecerá que derechos se tienen reconocidos. Creen que asuntos tan esenciales no pueden dejarse a una mera declaración de intenciones o un simple compromiso de futuro que se articularía con instrumentos legales que no se han dado a conocer. El comité insiste que el problema no está en el corto sino no en el medio y largo plazo. En la actualidad, May asegura que quienes pidan el estatus de asentado –una solicitud que pueden realizar los europeos residentes en Reino Unido hasta el 31 de diciembre de 2020– tendrán todos sus derechos reconocidos.
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