Adiós a Mandela
Y el estadio de Soweto se convirtió en una fiesta
Suráfrica despidió ayer al padre de su nación cantando al unísono. Los surafricanos demostraron ante todo el mundo que el símbolo de la unidad y la libertad se ha ido, pero que ellos lo siguen sintiendo presente en sus vidas. El país preparó un funeral sin precedentes con más de 70 jefes de Estado y de Gobierno que han respondido a la llamada del líder «antiapartheid». Mensajes de paz, de reconciliación y buenos propósitos se han sucedido discurso tras discurso en las cuatro horas de homenaje a Madiba. La incesante lluvia, el hecho de que era día laborable y la alerta que habían despertados los medios de comunicación surafricanos sobre la férrea seguridad del evento y la dificultad de los accesos hicieron que el funeral de Mandela en Soweto no colgara el cartel de completo. El estadio Soccer City se fue llenando y vaciando a ratos, llegando a su momento álgido cuando Barack Obama leyó su emotivo discurso. El dirigente norteamericano se refirió a Madiba como «un gigante de la historia» cuyo mensaje no debe olvidarse ni dejar que caiga en el olvido.
A pesar de que ni el estadio FNB de Soweto ni los otros tres centros deportivos destinados al evento se llenaron, el funeral de Mandela movilizó a miles de ciudadanos. Desde el amanecer había personas haciendo cola en el estadio los trenes y autobuses públicos no dejaron de hacer de lanzadera del centro de Pretoria y Johannesburgo al estadio de la Copa del Mundo de Fútbol de 2010. En concreto, el Metrorail trasportó a 35.000 personas y el Gautrain, a otras tantas. A las 7:30 de la mañana, los cantos y ritmos africanos pusieron los pelos de punta a los asistentes. Los primeros en llegar se situaron en la parte más alta del campo de fútbol para protegerse de la lluvia. Poco a poco se fueron llenando las gradas más bajas, que vibraron con la música del coro que ha participado en el programa. «Estamos felices de estar aquí, es temprano pero se lo merece», nos dice una afrikáner procedente de Pretoria. Era la oportunidad de rendir pleitesía al que colocó en el mapa del mundo a Suráfrica y, por eso, los que han podido no han querido faltar.
La lluvia, que algunos interpretaron como una respuesta de Madiba desde el cielo, ensombreció pero no ha deslucido la fiesta surafricana. Una programación cargada de discursos de líderes políticos que algunos, en el exterior del recinto, calificaron de «demasiado largos», mientras que otros decían que «se habían quedado cortos hablando de los valores que tiene Mandela», nos decía una señora natural de Soweto ataviada con camisetas y pañuelos con la cara de su icono. Los que sí aprovecharon la oportunidad de tener a tantos medios de comunicación a su disposición fueron los militantes y seguidores del partido de Mandela, el Congreso Nacional Africano (ANC). Ataviados con banderas de este movimiento político, buscando los micrófonos o cámaras, con la cara pintada de verde y amarillo –los colores del CNA– persiguieron el oído y el cerebro de los aún no convencidos por el partido de Jacob Zuma. En 2014 se celebrarán elecciones presidenciales y, a ojos de los afiliados de esta opción política, era el momento de acercar sus ideas a los que iban a celebrar la vida del preso más antiguo del mundo.
Mientras, el ex compañero de Mandela en la cárcel Robben Island, Andrew Mlangeni, aseguró que Mandela «sonríe desde el cielo» al ver a su adorado país unido en el duelo por su muerte.
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