La Razón del Domingo
Por tu cara bonita
Esther Koplowitz fue víctima de un espectacular robo de obras de arte en su casa (un cuadro de Goya, entre otros) en agosto de 2001. Fue una banda de españoles, encabezada por Ángel Suárez Flores, «Casper», que contó con la complicidad de algún empleado desleal de la empresaria. De todas formas, aquello pertenecía a cuando los delincuentes que robaban en las casas no hacían daño a los ocupantes de la mansión. Se limitaban, que no es poca violencia, a robar.
Recientemente han sido robados o atracados en su viviendas personajes conocidos como Manolo Escobar, Isabel Pantoja, José Luis Moreno, algunos jugadores de fútbol y, hace una semana, Camilo Sesto. De todos ellos, quienes peor lo pasaron son los víctimas de bandas de extranjeros acostumbrados a asaltar las casas con sus ocupantes, a los que torturan hasta que facilitan la combinación de la caja fuerte, el número PIN de la tarjeta o el lugar donde esconden el dinero en metálico. El famoso tiene un doble peligro, puesto que suele ser reconocido por su fama o actividad y se le supone gran riqueza o acumulación de bienes en su vivienda, cosa que no siempre es así, ni muchos menos.
A Camilo Sesto le sorprendieron en su chalé de Torrelodones, en Madrid. Por lo que se ha filtrado de las circunstancias del ataque, tres individuos encapuchados, vestidos con traje de camuflaje del Ejército, españoles por su acento, se introdujeron por la puerta de atrás de la casa. Le pillaron de sorpresa y le amenazaron con cortarle un dedo si no les decía dónde estaba la caja fuerte.
Las bandas que asaltan las casas aisladas de una urbanización o chalés situados en medio del campo, suelen estudiar las circunstancias de los propietarios antes de cometer el delito. Camilo Sesto tuvo la «suerte» de que le atacaron españoles que han imitado, aunque con menos violencia, la forma contundente de los atracadores de otros países, como los albaneses que entraron en la casa de José Luis Moreno, al que agredieron con un hacha. La Policía lograría, con el paso del tiempo capturar a los delincuentes, pero no pudo librarle de que le golpearan brutalmente en la cara, le pusieran los ojos a la virulé y se llevaran cuanto encontraron de valor.
A los famosos se les supone privilegiados y llenos de dinero, a veces sin razón. No obstante, cualquiera que salga en la tele, o tenga carrera acreditada en el mundo del espectáculo, o por cualquier otra actividad se convierta por desgracia en un «famoso», debe pensar que los delincuentes que acechan lo incluyen en una larga lista de golpes seguros, en los que siempre lograrán un buen botín. Como digo, se equivocan porque la riqueza en cada caso es muy relativa, pero mientras, la amenaza continúa para muchos personajes publiclamente conocidos.
Contra ellos
En el caso de Camilo Sesto, al parecer, no le pegaron ni torturaron, pero le hicieron objeto de un sufrimiento moral enorme al mantenerlo atado y amordazado durante horas –se cree que durante tres horas y media–, hasta que consiguió liberarse. Las casas aisladas o solitarias no corrían ningún peligro cuando la Guardia Civil caminera vigilaba los caminos, pero al reducir los efectivos, los propietarios de esos pequeños paraísos se quedaron colgados de la brocha. Camilo Sesto puede dar testimonio del ataque de nervios y la angustia que le generaron los delincuentes, pero otros además tienen que pasar por la UVI. La única forma de impedir esto es lanzar una ofensiva contra los atracadores de casas con los dueños dentro. Y emplearse a fondo.
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