Elecciones en Grecia
La fiebre culturista de Varufakis
El nuevo ministro griego es un «sex symbol» en su vecindario. Vive en casa de sus suegros, a los pies de la Acrópolis, y veranea en Aegina.
Esta semana el ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis, utilizó el mito de Sísifo para ilustrar la situación de los griegos, pero la fábula bien podría describir el día a día del nuevo «chico malo» de Europa. Sísifo, dentro de la mitología griega, hizo enfadar a los dioses por su extraordinaria astucia. Como castigo, fue condenado a perder la vista y a empujar perpetuamente un peñasco gigante montaña arriba hasta la cima. El mismo esfuerzo hace Varufakis pero con pesas, un secreto muy bien guardado, pues los ejercicios los realiza en casa y no en un gimnasio. Algunas vecinas se asoman a sus ventanas para ver al «Vin Diesel de Atenas» en el jardín trasero. Pero la locura que ha desatado el nuevo ministro de Finanzas en Europa no es ninguna novedad en su barrio, donde las mujeres se deshacían al verlo hacer «footing» por las tardes en camiseta de tirantes y pantalones de nailon.
El Che Guevara griego
Y mientras Varufakis moldeaba su cuerpo, su suegra, una reconocida escultora en Grecia, hacía lo propio en el sótano del dúplex de estilo neoclásico situado a los pies de la Acrópolis, una de las zonas más cotizadas y turísticas de la capital. El nuevo Che Guevara griego vive en casa de la familia de su mujer, junto con sus suegros, su cuñada Alexandra y los dos hijos de su mujer. El suegro, Stamoulis Stratous, fue propietario de una de las compañías textiles del país, Peiraiki-Patraiki, fundada a principios del siglo XX y que cerró en los ochenta por irse a la bancarrota, curiosamente, después de ser nacionalizada.
La riqueza de los Stratou alcanza para tener una residencia en la isla de Aegina, donde Varufakis se codea con los bohemios burgueses de clase media-alta, según le dijo Hibai Arbide a «El Confidencial». La «casita» de verano se encuentra en una finca de 50.000 metros cuadrados en el monte de Pagoni, con vistas al mar. Construida en forma rectangular y de una sola planta, la vivienda se caracteriza por espacios abiertos a modo de «loft», bastante discreta, aunque bien podría costar dos millones de euros. Lo más probable es que la decoración fuese tarea de su mujer, Danae Stratous, diseñadora y artista.
Pero donde Varufakis cuidaba los detalles era en sus aulas, empezando por su nombre. El profesor de Economía insistía a sus alumnos en que «Yanis» se escribía con sólo una «n», y no con dos como es común en griego. De tanto repetirlo, al profesor se le quedó el apodo de «Yanis con una ene», según cuentan estudiantes que lo tuvieron como docente de Teoría Económica en la Universidad de Atenas entre 2000 y 2012, cuando, afectado por los recortes y amenazado de muerte por airear escándalos financieros, se trasladó a Estados Unidos.
Varufakis era un profesor exigente pero no estricto que ayudaba a los estudiantes y daba las lecciones sin escribir en la pizarra, tan sólo filosofando sobre economía con uno de sus varios manuales. En esa época el economista apoyaba al sindicato estudiantil Pasp, vinculado al Pasok, como también asesoraba al ex primer ministro socialista Yorgos Papandreu, lejos de los movimientos anti sistema más radicales. «Le gustaba poner muchos ejemplos en la vida real, la situación de Grecia... Sus explicaciones eran idénticas a las que da ahora en sus discursos», recuerdan sus ex alumnos. «Era diferente a muchos profesores ‘‘carcas’’», aseguran sus ex alumnas, a las que dejaba embobadas por los pasillos.
Arreglado, pero sin corbata
Su vida de ministro no le ha hecho cambiar ni su teoría ni tampoco su estilo casual, que tantas críticas ha generado en Europa desde que acudiera a su cita diplomática en Londres con una vestimenta más propia de un «club de noche», como ironizaron los medios británicos. Sin embargo, su mujer aclaró en la red social Twitter que su marido usó esa ropa porque perdió la maleta con el traje durante el trayecto y le tuvieron que prestar la chaqueta de cuero y comprarse la camisa azul eléctrico. «Varufakis pasa de la corbata, pero le gusta ir arreglado», comentó su esposa. También pasa de tener guardaespaldas. El ministro de Finanzas asistió a bordo de su Yamaha XJR 1.300 a la memorable reunión con el Eurogrupo y salió hacia el aeropuerto destino a París en un taxi, sin escolta. «Un tío tranquilo, educado, sonriente», lo describen sus vecinos. Varufakis desayunaba un kuluri (algo parecido a un pretzel dulce) en la panadería de al lado de su casa y se compraba una chocolatina en el quiosco de la acera de en frente cuando regresaba del trabajo. El economista, profesor y escritor que ahora conoce Europa era un tipo normal en su barrio, donde gozaron de su atractivo mucho antes de encender las redes sociales. Neupic.
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